Por: Maritza Gutierrez
La Habana, 17 mar (RHC) El 17 de marzo de 1960 el presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower aprobó el plan presentado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde finales de 1959, en aras de destruir la Revolución Cubana.
La realización de este agresivo plan desembocó, trece meses más tarde —el 17 abril de 1961— en la invasión por Bahía de Cochinos, que concluyó con su aplastante derrota 66 horas después en las arenas de Playa Girón.
Varias décadas más tarde, el contenido de este llamado «Plan de acciones encubiertas» fue desclasificado. Esta no fue la primera medida de envergadura gestada desde Washington contra la naciente Revolución. No obstante, por su enorme extensión y alcance, las acciones aprobadas aquel 17 de marzo han trascendido en la historia por haber sido la luz verde presidencial a la primera gran operación subversiva contra la joven Revolución Cubana.
El plan presentado por la CIA contenía cuatro direcciones, algunas de las cuales ya habían sido iniciadas. La primera era la creación de un llamado «frente político» declaradamente opuesto al Gobierno Revolucionario — que debía radicar en el exterior— a nombre del cual el
Gobierno de Estados Unidos realizaría las acciones planificadas., lo que dio vida a la mafia terrorista que allí aún campea por su respeto.
La segunda dirección fue la creación de los mal llamados «los medios de información hacia el pueblo cubano». La tercera línea fue crear una “organización secreta de inteligencia y acción”, que estimulaba y respaldaba a grupos terroristas en las ciudades y bandas terroristas en las montañas.
La cuarta dirección fue la creación de una fuerza paramilitar en un tercer país; además de infiltrar hombres que estuvieran en capacidad de dirigir acciones que trajeran consigo la destrucción de la Revolución.
La respuesta no se hizo esperar y demostró con rapidez lo iluso de tal pretensión. La concepción estratégica central del programa aprobado el 17 de marzo se estrelló contra las milicias campesinas.
Aquel plan subversivo dio origen al menos, a otras cuatro líneas subversivas, que han trascendido también en el tiempo y caracterizado la política hacia Cuba por más de medio siglo.
Las otras direcciones encubiertas fueron los planes de asesinato contra Fidel Castro; la guerra económica, tanto en su vertiente de sabotajes y daños a la economía así como la prohibición de exportaciones hacia Cuba, segundo paso decisivo hacia el bloqueo económico, comercial y financiero, aplicado en su totalidad catorce meses más tarde, en febrero de 1962, cuyo entrmado de leyes conforman un conjunto de sanciones que pretenden axifiar al pueblo cubano.
A 60 años de iniciarse formalmente esta gran operación subversiva contra la Revolución, sería imperdonable olvidarla: el enemigo sigue siendo el mismo y sus objetivos también.
Para los cubanos, el sacrificio del pueblo, sus conquistas, la libertad y soberanía ganadas para la patria soñada por nuestros héroes y mártires, nunca serán negociadas.