Otra vez EE.UU. subestima fortaleza principal de Cuba: su pueblo

بقلم: María Candela
2020-05-08 14:51:54

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Foto: Cancillería de Cuba

Por Deisy Francis Mexidor

Calumnias y acusaciones infundadas, en especial contra la cooperación médica internacional de Cuba, son parte de un escenario de creciente hostilidad del Gobierno de Estados Unidos contra la isla.

Tras una semana del ataque terrorista a la embajada de Cuba en Washington, ocurrido el 30 de abril, esa misma administración ignora la gravedad del hecho.

Mientras, cuentas oficiales de la Casa Blanca en redes sociales como Twitter son plataforma para intentar denigrar y obstaculizar la solidaridad del país caribeño, sobre todo en tiempos de pandemia.

Prensa Latina dialogó con la subdirectora para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Johana Tablada, quien valoró estos y otros elementos de actualidad.

Prensa Latina: Tras el ataque terrorista a la embajada de Cuba en Estados Unidos y cuando la isla, fruto de un gran esfuerzo, obtiene alentadores resultados y transita por un camino esperanzador en el combate a la Covid-19, se aprecia un incremento en la retórica hostil que circula en cuentas oficiales del Gobierno de Estados Unidos, ¿a qué obedece?

Johana Tablada (JT): El endurecimiento aparentemente irracional del discurso a niveles casi sin precedentes obedece a varios factores de naturaleza bilateral, de política doméstica y electoral de Estados Unidos y también multilateral.

En lo bilateral se combinan, por una parte, el menosprecio e intereses históricos de dominación de Estados Unidos sobre Cuba y, por otro lado, no se puede subestimar el sello específico de uno de los equipos más irresponsables de política exterior en el Gobierno de Estados Unidos.

El gobierno del presidente Trump entregó hace meses la política hacia Cuba, bajo el engaño y la conveniencia, a un grupo de individuos reaccionarios que responden a la minoría que financia y al mismo tiempo lucra, en el negocio de ida y vuelta que es la industria del odio contra Cuba.

Se aporta a las campañas sumas moderadas de dinero y votos, y a cambio se obtienen fondos millonarios que luego se reparten entre los mismos clientes que impulsan los proyectos y políticas para tratar de derrocar el Gobierno de Cuba y sustituirlo por otro que responda a los intereses de Estados Unidos y los sectores extremistas de la emigración.

En materia de política interna es importante también denigrar a Cuba porque la Florida es un estado clave para ganar las elecciones presidenciales.

El senador Marco Rubio y otros políticos financiados por los sectores que se enriquecen con el deterioro de las relaciones con Cuba, han hecho creer a Trump que la emigración cubana favorece mayoritariamente el enfoque de línea dura.

La verdad es que la inmensa mayoría favorece una relación más cercana con su país de origen y su familia, como demuestran los casi 600 mil cubanos que viajaban a Cuba cada año antes de la pandemia.

Por otra parte, también hay mucho interés en denigrar la Salud Pública y la cooperación internacional de Cuba porque el tema Salud es una prioridad y un grave problema que es objeto de discusión en la agenda electoral este año.

En ese contexto, es muy importante para el equipo de campaña de Trump y sus más altos funcionarios que los estadounidenses no se enteren jamás de los resultados que tiene Cuba en la protección de su población en la investigación científica, la biotecnología al alcance del pueblo y mucho menos de la posibilidad de ayudar a otros países.

Es importante que no sepan que aún bloqueada Cuba ha demostrado todo lo que se puede hacer cuando el ser humano y no el dinero es lo primero.

Toda la fabricación de que los médicos marchan obligados a otras tierras en un negocio que comparan con la trata de personas tiene que ver con esta necesidad de ocultar la verdad, la esencia noble y sobre todo los resultados que permitan comprobar que no es necesario y que está muy mal que existan 48 millones de estadounidenses sin seguro médico o mal asegurados.

Las cifras catastróficas y dolorosamente altas de muertos en Estados Unidos por la Covid-19 no hacen más que exponer lo que muchos en ese país llevan años denunciando.

PL: Se cumplió una semana de la agresión armada contra la sede diplomática cubana. ¿A qué atribuye el silencio del Gobierno de Estados Unidos sobre este asunto?

JT: Habría que preguntarle al Gobierno de Estados Unidos, a duras penas y tras la crítica de nuestro ministro, reaccionaron a regañadientes y a bajo nivel, pero, ciertamente, como dices, es evidente que han querido silenciar este grave hecho y aunque resulta indignante y peligroso, no nos sorprende.

También se ha ocultado la historia de las agresiones terroristas cometidas contra el personal diplomático de Cuba en Estados Unidos o aquellas que desde ese territorio se organizaron contra Cuba y los cubanos en nuestro país y otras partes del mundo.

El caso más notorio sigue siendo del crimen de Barbados que la mayoría de los estadounidenses desconoce, cuyos autores murieron en paz en Miami.

Lo mismo ocurre con la decena de explosiones que tuvieron lugar en Cuba en los años ?90, con explosivos introducidos en el país por mercenarios y con la historia verdadera de nuestros Cinco Héroes y el asesinato el 11 de septiembre de 1980 de Félix García, diplomático cubano en Nueva York.

En todos los casos los atentados provienen de los grupos terroristas de extrema derecha radicados en Estados Unidos.

En esta ocasión, como ha declarado nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, el Gobierno de Cuba espera por la correspondiente investigación de las autoridades estadounidenses, las motivaciones del autor de esta agresión.

Como también ha denunciado el ministro, y el embajador de Cuba en Estados Unidos, José Ramón Cabañas, no parece existir mucha voluntad de cooperar con Cuba.

PL: Intentan sembrar la matriz de opinión de que el atacante ?del que Cuba ni ha sido informada oficialmente, aunque su identidad se filtró en medios de prensa de Estados Unidos- padece de problemas mentales. ¿Con qué objetivo lo hacen? ¿Llamarían loca o esquizofrénica a una persona que descargue más de 30 disparos contra la Casa Blanca?

JT: Se puede especular, pero prefiero mencionar que Cuba ha enviado ya dos notas diplomáticas con importantes preguntas al Gobierno de Estados Unidos y no nos han respondido aún.

Creo es mejor dar un margen para que Estados Unidos y Cuba ya sea fruto de la cooperación, o por separado, profundicen en la investigación de este condenable hecho.

Sí sería bueno recordar que Cuba y Estados Unidos tienen 22 acuerdos firmados y hasta hace casi dos años ambos países, considerando su vecindad e intereses nacionales establecieron importantes y mutuamente beneficiosos mecanismos de cooperación en temas de aplicación de la Ley.

En su mayoría todos esos acuerdos, aún vigentes formalmente, han sido, en la práctica, suspendidos unilateralmente por el gobierno de Trump desde que llegó a la Casa Blanca el asesor Claver Carone, antiguo director del lobby contra Cuba en Washington.

Se han afectado esquemas de cooperación en detrimento de la paz y la seguridad de ambos pueblos, uno de ellos la cooperación en el área precisamente del terrorismo.

Por la parte de Cuba, sin embargo, existe una trayectoria coherente de actuar bajo principios transparentes que nos enseñaran Fidel y Raúl, y que no han sido modificados por la impronta primitiva, negativa y dañina del actual Gobierno de Estados Unidos.

Es así como entregamos en los últimos meses a los Estados Unidos de Trump terroristas y criminales, que viajaron a Cuba con la esperanza de escapar de la justicia dada nuestras malas relaciones bilaterales. Lo hicimos porque es lo correcto.

Ha sido la misma visión que hizo que Cuba fuera uno de los primeros países en ofrecer oficialmente ayuda y la disposición inmediata a abrir en septiembre de 2001 sus aeropuertos internacionales para que pudieran aterrizar seguros aviones que aún estaban en el aire al momento de la tragedia.

Eran los aviones comerciales estadounidenses que también se sentían en peligro minutos después del horrendo atentado terrorista contra las torres de Nueva York. Igualmente, en ese espíritu de solidaridad se ofreció en 2005 la asistencia médica tras el huracán Katrina.

Al mismo tiempo, como también han dicho altos funcionarios cubanos, no es posible disociar este tipo de hechos del efecto de políticas y discursos de odio que promueven la división y la violencia social.

PL: Pese a las campañas difamatorias provenientes de Washington contra las misiones médicas de Cuba, hace apenas unos días autoridades del Ministerio de Salud informaron que existían en ese momento 51 solicitudes de colaboración para ayudar a enfrentar la Covid-19 en distintas partes del mundo. ¿Qué comentario le merece esto?

JT: La sostenida y bien financiada campaña contra la colaboración médica de Cuba ha fracasado estrepitosamente.

Las presiones y amenazas de Estados Unidos, salvo en dos o tres países, no encontraron receptividad en la gran mayoría de las naciones que mantenían y sostienen programas de cooperación y colaboración con Cuba. Por el contrario, las solicitudes han aumentado.

La urgencia de la pandemia no ha hecho más que exponer mucho más claro la naturaleza solidaria y valiosa de la labor noble y profesional de las brigadas médicas de Cuba.

Al mismo tiempo, la campaña de Estados Unidos en estas condiciones se erige como un acto inhumano oportunista y de barbarie.

La verdad es que, aunque se ha podido cumplir con muchos países, no es posible responder a la cantidad de solicitudes que Cuba ha recibido.

PL: En medio de estas campañas Estados Unidos sigue gastando el dinero del contribuyente en proyectos anticubanos. Hablan de ¿otros dos millones de dólares? ¿A qué área le dedican atención especial? ¿Cuál es el monto total de fondos?

JT: Cada año el Congreso de Estados Unidos aprueba no menos de 20 millones de dólares para los muy controversiales programas de 'cambio de régimen' en Cuba, en virtud del engendro intervencionista que representa la ley Helms Burton.

Por la sospecha de una actividad de injerencia muy por debajo de lo que contra Cuba Estados Unidos hace, por poco destituyen al presidente de ese país.

Imagínate si además Cuba aprobara fondos para intervenir directamente en los asuntos internos de Estados Unidos, pagara directa o indirectamente plataformas de comunicación, periodistas y actividad supuestamente académica para fabricar artificialmente un ambiente y narrativa que no cuenta con respaldo en nuestra población.

Estados Unidos nunca se ha puesto de parte del pueblo de Cuba. Históricamente, ha identificado a sus cubanos favoritos para darles fondos y un impulso de manera que suba el volumen de esas personas en la conversación intentando silenciar la voz de la mayoría.

Además de 20 millones de dólares que cada año se aprueban en virtud de la Helms-Burton, existen fondos de casi 30 millones para Radio y TV Martí, también son actividades ilegales.

Ahora la Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) acaba de publicar una nueva convocatoria para distribuir dos millones adicionales en aras de lograr lo que no han podido, hacer más eficiente y obtener resultados novedosos en su desacreditada y malintencionada cruzada contra la colaboración médica de Cuba.

Es decir, la agencia encargada precisamente de la ayuda al desarrollo y la cooperación, convierte en una prioridad el ataque a la colaboración internacional de Cuba que debería respetar y apoyar.

Resulta escandaloso y condenable que ello ocurre además en tiempos de Covid-19, contra la voluntad soberana de Cuba y de más de 50 naciones independientes.

PL: Cuando el mundo se enfoca en la lucha contra la pandemia de la Covid-19, la OFAC se dedica a perseguir y sancionar empresas por intentar realizar ventas a Cuba. Ejemplos más recientes.

JT: Solo en el año 2019 Estados Unidos aplicó 86 medidas coercitivas unilaterales contra Cuba para recrudecer el cerco y estrangular la economía de nuestro país. ¿Qué derecho tiene Estados Unidos a impedir que llegue combustible para cocinar, alumbrar o transportarse a los hogares cubanos?

El plan es siniestro e inhumano y va dirigido a eliminar quirúrgicamente las fuentes de ingreso que tiene el pueblo de Cuba, tanto el sector público como el privado o cooperativo.

Cuba apostó hace décadas por el desarrollo humano, la ciencia y la medicina.

No hay nada ilegítimo en que el país exporte medicamentos y servicios médicos en los esquemas de cooperación Sur-Sur, muy distantes de los de las transnacionales y de los prohibitivos servicios médicos estadounidenses para extranjeros que solo pueden pagar las élites más adineradas de otros países.

Los ingresos de esos servicios, además de los médicos, contribuyen a sustentar el excelente sistema de salud pública universal de Cuba con acceso gratuito de todos los cubanos.

No hay voces serias ni naciones que acompañen a Estados Unidos. Solo los congresistas que viven del dinero de los grupos minoritarios y extremistas que lucran con el bloqueo y los empleados de Washington como Luis Almagro, quien no se dignó a condenar el atentado terrorista que ocurrió a pocas cuadras de la sede de la OEA en Washington.

Pocos días después Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), vino a disimular con declaraciones irresponsables la orfandad internacional de respaldo que tienen las campañas de demonización estadounidenses.

Además, abiertamente se sumó a la condena a la cooperación que salva vidas y a los llamados oportunistas para desestabilizar y atentar contra el orden constitucional de Cuba.

La idea es acentuar las dificultades que tenemos, provocar la desesperación y lograr por la fuerza que se produzca una desestabilización del orden constitucional capaz de lograr el derrocamiento de la Revolución cubana que en 60 años no han podido lograr.

Esta estrategia criminal de asfixiar a Cuba no es nueva, ha fracasado antes y volverá a fracasar.

Cuba ya no es la de los '90 y como siempre, Estados Unidos vuelve a subestimar su principal fortaleza que es un pueblo culto, educado, conocedor y orgulloso de su historia y sus conquistas, y también de sus dificultades y su potencial, que el bloqueo criminal de su vecino más cercano jamás le ha permitido desarrollar a su máxima capacidad.



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