Por: Osvaldo Cardosa *
Bolsonaro, una vez más, agrede iracundo a la prensa.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se escudó en el cargo para una vez más intentar amedrentar a la prensa y respondió con ira y expresión de miedo a una pregunta incómoda sobre corrupción, que posiblemente lo delató.
'Qué ganas de reventarte la boca a golpes', afirmó el mandatario ultraderechista a un reportero del diario O Globo en la Catedral Metropolitana de Brasilia el 23 de agosto, cuando le interrogó sobre depósitos hechos por un exasesor (Fabrício Queiroz) de su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, en la cuenta bancaria de la primera dama, Michelle Bolsonaro.
Después de la ofensa, los reporteros cuestionaron si la declaración del exmilitar estaba dirigida a toda la prensa o solo a quien hizo la pregunta. '¿Es una amenaza, presidente?', inquirieron.
Como era de esperar, el gobernante calló y partió al Palacio de la Alvorada. Los militares prohibieron a los periodistas que se dirigieran a la zona de prensa en la entrada de la residencia oficial del jefe de Estado.
Ante la agresión verbal, O Globo manifestó en un comunicado que 'repudia la agresión del presidente Jair Bolsonaro a un periodista del diario que se limitaba a ejercer su función'.
Tal fanfarronada refleja que el excapitán del Ejército 'desconsidera el deber de cualquier servidor público, no importa el cargo, de rendir cuentas a la población', alerta la nota.
OTROS ATAQUES CONTRA LA PRENSA
Este episodio trajo a colación otro anterior, cuando Bolsonaro calificó en mayo de canalla y mentirosa a determinada prensa brasileña al insinuar que por su injerencia resultó separado el jefe de la Policía Federal (PF) de Río de Janeiro.
'Decir canalla es un elogio para la Folha de Sao Pablo (...) qué prensa canalla', afirmó en la ocasión el presidente con un periódico en la mano al dejar el Palacio de la Alvorada.
El político, con nostalgia de la dictadura militar (1964-1985), reaccionó de ese modo a un artículo de Folha en que se informaba sobre la remoción del superintendente de la PF en Río, el mismo día que asumió el nuevo director de esa agencia a nivel nacional, el delegado Ronaldo de Souza.
'Calla la boca', ordenó el gobernante a un informador que le formuló una pregunta, e insistió que no interfirió en nada.
'Prensa canalla, mentirosa', exclamó nuevamente Bolsonaro antes de dejar la residencia oficial, entre aplausos de un pequeño grupo de seguidores que agredieron verbalmente a reporteros.
Durante la protesta, el equipo del periódico O Estado de Sao Paulo fue golpeado con patadas, puñetazos y empujones.
También hubo agresión y ofensa contra fotógrafos y reporteros de los diarios Folha de Sao Paulo y O Globo, así como contra comunicadores del sitio web Poder 360.
La magistrada Carmen Lucía, del Supremo Tribunal Federal, calificó de inaceptable e inexplicable que 'todavía tengamos ciudadanos sin entender el papel de la prensa profesional, el cual asegura que cada uno de nosotros pueda ser libre'.
A los que les gusta la dictadura les gusta el silencio, pero la democracia es plural, ruidosa, trae los ruidos que la pluralidad da lugar, remarcó.
En marzo, las asociaciones Brasileña de Emisoras de Radio y Televisión (Abert), Nacional de Editores de Revistas (ANER) y Nacional de Periódicos (ANJ) repudiaron también a Bolsonaro por procurar usar su cargo para arremeter contra la prensa.
Increíblemente en ese periodo el mandatario compartió una acusación falsa sobre la periodista Constanza Rezende, del diario O Estado de Sao Paulo, con el objetivo de atacar la cobertura del caso sobre corrupción que involucra a Flávio Bolsonaro y a Queiroz.
El audio publicado con toda intención por Bolsonaro en redes sociales también fue rechazado por la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo (Abraji) y la Orden de los Abogados de Brasil (OAB), que calificaron el hecho de 'nuevo ataque público a la prensa'.
Una dudosa versión del inglés de una conversación de Rezende asegura querer hundir a Flávio Bolsonaro y al gobierno de su padre. Sin embargo, cuando se traduce de forma correcta, la periodista solo deja entrever que el escándalo 'puede comprometer y arruinar a Bolsonaro', sin querer destruir a nadie.
En su comunicado, Abert, ANER y ANJ lamentaron que el presidente 'reproduzca por las redes sociales informaciones distorsionadas y deliberadamente distorsionadas con el sentido de intimidar a la periodista y la libertad de expresión'.
Señalaron que los ataques a la reportera tuvieron el objetivo de descalificar el trabajo periodístico, fundamental para los ciudadanos y la propia democracia.
'Constanza fue objeto de una acusación falsa publicada por el sitio Martes Libre', y reproducida por Bolsonaro, insistieron las tres asociaciones gremiales.
Para Abraji y OAB, el caso 'muestra no solo el no compromiso con la veracidad de los hechos' por parte de Bolsonaro, sino también 'el uso de su posición de poder para intentar intimidar a medios de comunicación y periodistas'.
La cuenta de Queiroz entró en el radar del Consejo de Actividades Financieras tras movimientos en su cuenta de más de un millón de reales (unos 300 mil dólares) entre 2016 y 2017, valor incompatible con sus rendimientos como funcionario de la Asamblea Legislativa de Río.
Conocida en Brasil como rachadinha, esta práctica implica la devolución a Flávio Bolsonaro de parte de los salarios de los funcionarios.
Entre las transacciones se identificaron más de 20 cheques a favor de Michelle Bolsonaro, quien por el momento no se pronuncia al respecto.
Una encuesta de la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj), publicada el 2 de julio, registra 245 incidentes de enero a junio de 2020 de ataques de Bolsonaro contra comunicadores.
De ese total, 211 se clasificaron como descrédito de la prensa, 32 embestidas personales a periodistas y dos contra la Fenaj.
Para Maria do Rosário, una parlamentaria con un historial de enfrentamientos con el presidente, el nuevo ataque contra un periodista es 'muy grave'.
'En democracia, tal actitud no puede ser tolerada. Basta de esta tensión diaria. Fora Bolsonaro (Fuera Bolsonaro)', escribió Do Rosario en una red social.
Analistas políticos consideran que Bolsonaro recurre a la violencia verbal como un último recurso para buscar una salida ante un fracaso o la incompetencia, y olvida que la prensa es el arma de la libertad.
*Corresponsal de Prensa Latina en Brasil