Reeve, de soldado a general del Ejército Libertador de Cuba

بقلم: Lorena Viñas Rodríguez
2020-11-30 08:03:25

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Rafael de la Morena Santana

La Habana, 30 nov (RHC) Combatientes de otras naciones lucharon junto a los cubanos en la Guerra de los Diez Años (1868-1878), y entre ellos figuró el estadounidense Henry Reeve, El Inglesito, quien de soldado llegó a General de Brigada.

Este delgado joven de 19 años arribó a Cuba por la bahía de Nipe en la expedición del "Perrit" el 11 de mayo de 1869 y desembarcó en la península del Ramón: nunca había combatido, no hablaba español, pero desde ese día, por férrea voluntad, tendría el clamor de los combates como destino.

Henry Reeve nació el 4 de abril de 1850 en Brooklyn, Nueva York; su única experiencia bélica fue como niño tambor del ejército federal en los meses finales de la Guerra de Secesión, pero gracias a la familia traía sus valores de amor a la justicia y la libertad, para ponerse al servicio de la causa cubana.

Al poner pie en tierra cubana, recibió su bautismo de fuego en las acciones del Ramón y Canalito, siempre en primera fila; sufrió su primera herida y en pleno fragor de la batalla, escuchó palabras de elogio del general Thomas Jordan: "denle un fusil a ese muchacho, es más valiente que Julio César".

Con los mambises de Holguín participó en el combate de Las Calabazas el 24 de mayo de 1869 pero resultó capturado por los españoles que lo 'fusilaron' en medio del monte.

Entonces sucedió un hecho de fantasía: con cuatro balazos en su cuerpo, se levantó, caminó varios días y tropezó con una patrulla cubana. !Sobrevivió el soldado!

El guerrero resucitado entró en el imaginario popular. Para junio ya era sargento, en octubre fue ascendido a teniente y comenzó a crecer la leyenda del extranjero que bajo las órdenes del mayor general Ignacio Agramonte Loynaz ejecutó hazañas en las batallas de la Mina de Juan Rodríguez y Punta de Pilón, entre otras muchas.

El periódico "La Revolución", de Nueva York, en marzo de 1870 lo mencionó como miembro del Estado Mayor de Agramonte. El líder mambí vio en él "una esperanza para el porvenir", lo asignó al Cuerpo de Caballería de Camagüey y el 16 de abril de 1870 ascendió a capitán.

Siempre bajo la égida de El Mayor, Reeve realizó indetenibles cargas y operaciones de guerrillas. Torre Óptica, Lauretania, Hato Potrero, La Entrada, El Mulato, La Redonda fueron algunas de las muchas e incesantes escaramuzas con que el Ejército Libertador desgastó a los colonialistas españoles.

En el periódico "El Cubano Libre" del 8 de diciembre de 1870 se publicó un fragmento del parte de guerra del general venezolano Cristóbal Acosta a cuyas órdenes El Inglesito, como era ya conocido, ejecutó hechos destacados, durante los tres días de acciones en la ruta del Jobabo a La Jagua.

El documento expresó cómo inició el ataque: "…el capitán Enrique Reeve con 15 hombres rompió los fuegos por el flanco izquierdo…"; describió la sincronización con la tropa del teniente coronel Machado que hizo retroceder al enemigo y describió que 'el valiente Reeve recibió una herida en el pie".

El 8 de octubre de 1871 cumplió la misión de seguir la pista a la tropa hispana que capturó al brigadier Julio Sanguily. Fue de los 35 valientes que cargaron cuando Agramonte ordenó: "corneta, toque usted degüello", sobre 150 soldados del Rey. Les causaron decenas de bajas y se llevaron de regreso al prisionero. Fue el épico rescate de Sanguily.

Inspiradas en el rescate, las tropas de Camagüey intensificaron su ofensiva. Reeve, colocado por El Mayor en la vanguardia de los ataques, secundó a su jefe en las victorias de El Plátano, La Orqueta, San Tadeo, San Ramón de Pacheco, La Matilde, Sitio Potrero y El Edén, para cerrar exitosamente en 1871.

Sus éxitos eran continuos. El Mayor, que le llamaba también Enrique el Americano, envió una carta de recomendación al presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, el 17 de diciembre de 1872, donde llamaba la atención respecto a las condiciones y méritos del ya célebre combatiente:

"…y no extrañe el Gobierno que se sucedan las propuestas de este digno jefe para Coronel y Brigadier. Necesito un segundo en Camagüey… El Comandante Reeve, con sus relevantes cualidades, se hace acreedor a toda mi confianza y creo mi deber prevenir al Gobierno de la República favorablemente hacia ese joven extranjero".

Reeve confirmó con nuevas hazañas la opinión de El Mayor, en el combate de Soledad de Pacheco, el 3 de marzo de 1873; al frente del Escuadrón de Cazadores Montados, arrolló la tropa del español Manuel Olega en furiosa carga al machete. Agramonte le ascendió a teniente coronel sobre el campo de batalla.

El Inglesito era el segundo jefe de Camagüey; su capacidad militar, inteligencia, arrojo y abnegación en la lucha le hicieron merecedor de la confianza de todos los oficiales. Era respetado y muy querido entre los cubanos y por eso la patriota Loreta Castillo le regaló una bandera bordada por las jóvenes de Puerto Príncipe.

Junto al adalid camagüeyano, cargó al machete en Aguará diezmando al enemigo, y en el Cocal del Olimpo, al toque de 'a degüello', aniquilaron a la caballería del coronel Leonardo Abril, quien pereció en ese duelo. En el parte del Mayor se leía: ¨sobresalió el teniente coronel Reeve por su denuedo en el combate¨.

Caído el bizarro Agramonte en Jimaguayú, Reeve dirigió la carga de El Majagual el 17 de mayo al grito de: ¨A vengar al Mayor¨. En el macheteo de Yucatán el 11 de junio de 1873, sus 120 mambises destruyeron el escuadrón colonialista del comandante Romaní, que contaba con 170 jinetes.

El nuevo superior, el mayor general Máximo Gómez Báez, expresó: ¨su valor a toda prueba, su infatigable constancia en el servicio de la causa le hacen un cumplido militar, con la justa consideración y simpatías de jefes y subalternos…hago justicia al mérito…Reeve es un carácter militar¨, y le entregó los grados de Coronel el 27 de julio de 1873.

El 28 de septiembre de ese año Reeve fue la figura clave de la toma de Santa Cruz del Sur pero recibió una grave herida de bala. Al respecto el General Máximo Gómez en el orden del día expresó: ¨Especial mención al coronel Reeve, que se lanzó a caballo sobre la boca de un cañón¨.

Permaneció meses en hospitales de la manigua y Rosa, 'La Bayamesa', lo cuidó como a un hijo. En una entrevista con el corresponsal Frederick Dockroy denunció la venta de armas yanquis a los colonialistas.

Recibió con frecuencia la visita del general Máximo Gómez. En su convalecencia le dieron la gran sorpresa: el Gobierno de la República en Armas lo había ascendido a General de Brigada el 10 de diciembre.

En el Boletín de la Guerra de Camagüey, el 1 de enero de 1874 se leía: "La Cámara de Representantes por aclamación ha otorgado al Coronel Henry Reeve su ascenso a Brigadier, por sus relevantes méritos, sus servicios, y por la herida que por su arrojo recibió en Santa Cruz. Celebramos esta acto de justicia que premia los servicios del distinguido veterano de la Caballería".

Al recuperar la salud, sería un insustituible soldado de la patria cubana. Su extraordinaria trayectoria combativa le llevaría a la vanguardia de la lucha por la redención nacional.

El 4 de agosto de 1876, en desigual combate, derribado del caballo y con varias heridas, agotadas las fuerzas y las municiones, se dio un tiro en la sien para no caer vivo en manos de los colonialistas españoles. Tenía 26 años de edad, de los cuales dedicó siete a la independencia cubana. (Fuente: Prensa Latina)

 



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