Asesino de Lennon Mark Chapman. Foto: Archivo/RHC.
Londres, 6 dic (RHC) Hacía frío aquella noche de diciembre, hace 40 años, cuando Mark Chapman decidió matar a John Lennon porque sí, para colarse a la fuerza en la biografía de una de las figuras más influyentes de la cultura pop.
Momentos antes, el integrante del cuarteto The Beatles le había autografiado un libro a Chapman, y este no tuvo mejor manera de agradecérselo que pegarle cinco tiros.
Apenas 15 minutos después, Lennon estaba muerto y su asesino, enajenado, esperaba por la policía en el neoyorquino edificio Dakota. En un bolsillo llevaba un ejemplar manoseado de la novela Catcher in the Rye, de J.D. Salinger, mientras a pocos metros de él moría una persona y nacía un mito…
La vida del afamado músico fue de todo menos aburrida, y estuvo marcada por aquella agrupación de culto que fundó en Liverpool, prácticamente inclasificable, sencillamente imprescindible.
John Winston Lennon nació el 9 de octubre de 1940, en plena Guerra Mundial. Creció sin su padre, criado por una tía que no veía con buenos ojos sus gustos musicales y con una madre acosada por sus propios demonios, cuya temprana muerte lo dejaría marcado.
En su adolescencia, merodeando por los jardines del orfanato Strawberry Field, John encontró a su gran compinche musical, Paul McCartney. Juntos fundaron la banda Quarry Men, y también juntos armaron The Beatles, en 1960. El resto es historia…
Desde los sórdidos clubes de Hamburgo y Liverpool hasta el multitudinario Shea Stadium de New York o la azotea del edificio Apple Corps, los Beatles revolucionaron el pop y legaron auténticos himnos generacionales, explorando desde los sonidos más comerciales hasta los más sicodélicos, místicos y rocanroleros, con letras sugerentes y una producción de lujo.
La complicada personalidad de John marcó a la agrupación, completada por Paul, su viejo amigo George Harrison y el siempre subestimado Ringo Starr.
Tipo tan genial como ácido y mordaz, Lennon dejó numerosos clásicos musicales, pero también frases incendiarias, como que los Beatles eran más famosos que Cristo o que eran héroes del proletariado.
Su relación con Yoko Ono, iniciada en 1966, quizás precipitó la separación de la banda, que ya era cuestión de tiempo, más por egos y búsquedas personales que por el papel de villana que jamás abandonó a la excéntrica artista japonesa.
Tras el éxito en solitario de Imagine vinieron años de poca música y mucho activismo, su ruptura y reconciliación con Yoko, la vida hogareña que siempre anheló y nunca tuvo, y la grabación de Double Fantasy, el álbum que alistaba cuando cinco disparos a quemarropa acabaron con su vida. Era 8 de diciembre de 1980, y hacía frío en New York. (Fuente: Cubadebate)