La huelga del 9 de Abril, un golpe del que supo rehacerse el pueblo.
Las manecillas del reloj rondaban las 11:00 am. Era miércoles 9 de abril del año 1958. La mañana es sorprendida por una alocución intensa lanzada por varias emisoras.
“Atención cubanos es el Movimiento 26 de Julio, llamando a la Huelga General Revolucionaría, Hoy es el día de la libertad. Día de la huelga general revolucionaría. Adelante cubanos, desde este momento se comienza en toda Cuba la lucha final que solo terminará con el derrocamiento de la Dictadura, Obreros, estudiantes, profesionales, patrones, a la huelga general revolucionaría, desde este momento (…)”
Se dejaba escuchar la voz del combatiente revolucionario Wilfredo Rodríguez Cárdenas, en la capital retumbaba aquel llamado revolucionario. En Santiago de Cuba, al unísono y con el mismo mensaje continúa reproduciéndose el mensaje por la CMKC acompañado del timbre vocal del combatiente clandestino Noel Pérez:
“(…) Soldados, policías, marinos, a la lucha junto al pueblo, a conquistar su libertad. ¡Pueblo a la calle! Lanza cócteles molotov, obstruye el tránsito, celebra mítines relámpagos. La huelga general desde este momento. 6 años de lucha culminará en victoria. A la calle pueblo de Cuba, a conquistar la libertad.”
Era miércoles 9 de abril de 1958, y los cubanos se lanzó peligrosas acciones Más de 2 000 jóvenes paralizan gran parte del país, sorprendiendo así a la dictadura.
“La Habana se estremeció con el llamamiento radial en la voz de Wilfredo Rodríguez convocando a la Huelga Revolucionaria”, recordó Lic. Marcelo Fernández Font, Coordinar Nacional del M-26 -7 en una documental dedicado a la huelga trasmitido por la Mesa Redonda en abril del 2018.
Marcelo sustituyó en esa responsabilidad al compañero Armando Hart que había caído preso en meses anteriores. En esta nueva función era el responsable de coordinar la lucha clandestina en las ciudades, por lo que integró el comité de huelga en la capital. La Habana –rememora el combatiente – vivía una efervescencia revolucionaria condicionado por varias acciones desarrolladas en el llano como la conocida “Noche de la cien bombas”. “Este clima nos lleva a la huelga” señaló en aquella ocasión el ya fallecido combatiente del M-26-7.
Como parte de las acciones que se desarrollaron durante la Huelga en La Habana estuvo la voladura de registros de electricidad, paros y sabotajes en varias terminales del transporte, quema de gasolineras y automóviles, interrupción de la entrada y salida de vehículos al territorio, y que Guanabacoa y el Cotorro semejaban hervideros.
Uno de los hechos más trascendentales fue el asalto a una armería en La Habana Vieja, que hoy lleva el nombre de 9 de Abril en homenaje a ese hecho Foto: Bohemia
El comando del M-26-7, en La Habana Vieja, liderado por Marcelo Plá, protagonizó una de las acciones más sonadas, aquí en la ciudad. Infructuosamente trató de tomar la armería, ubicada en la calle Mercaderes, hoy convertida en Museo 9 de abril. Las “hierros” que pretendían ocupar secundarían otras acciones planeadas para la barriada.
En Santiago de Cuba suenan las campanas llamando a la insurrección. Miembros de movimiento del 26 de julio atacan varias dependencias y los principales edificios públicos, bajo el mando de René Ramos Latour, el valiente jefe de acción conocido por su nombre de guerra, Daniel.
Las calles de Santiago se convierten en un campo de batalla. Un grupo de jóvenes atacan el cuartel de Boniato y otros suben a las lomas para engrosar las filas del segundo frente oriental Frank País.
José Luis Cuza Téllez de Girón fue uno de los asaltantes al cuartel de Boniato. “En la madrugada del día 8 de abril bajamos las lomas de Boniato y a las tres de la mañana del día 9 atacamos el cuartel. Daniel el primero que abrió fuego contra el Cuartel de Boniato”.
Una parte de nosotros – evoca- atacamos el cuartel y otro grupo bajo las órdenes de Idalberto Lora le pusieron una emboscada a los camiones que pudieran venir con refuerzos del cuartel Moncada. “Mandaron los refuerzos, cinco camiones y una tanqueta el grupo de 10 o 12 hombres le hicieron tremenda emboscada”, recuerda el combatiente.
Pero las acciones no fueron solo en La Habana y Santiago de Cuba. También estuvo el asalto a la emisora de Matanzas dirigido por Enrique Hart, el descarrilamiento de trenes en Jovellanos, el ataque al cuartel de Quemado de Güines y la interrupción de la Carretera Central en Manacas, las acciones del Condado en Santa Clara, la paralización y el dominio absoluto de Sagua la Grande, el asalto y sabotaje a la planta eléctrica de Vicente en Ciego de Ávila, acciones diversas en Camagüey.
La conmoción producida en todo el país por los hechos del 9 de abril fue intensificada por la brutal represión desatada por el régimen, que dejó un saldo de más de un centenar de combatientes caídos. A pesar de su magnitud, aquella respuesta las acciones no tuvieron suficiente alcance y sincronización como para desencadenar la huelga general revolucionaria y provocar el colapso final de la tiranía.
Arnold Rodríguez Camps, fue durante la huelga el jefe de propaganda M-26-7 en La Habana. Los testimonios de este ya fallecido combatiente recogidos en el documental dirigido por Eduardo de la Torre relatan cómo sirvió de ejemplo esta huelga para evidenciarla necesidad de la unidad.
“La huelga demostró sin lugar a dudas que el único camino correcto para librarnos de la tiranía de batista era el camino de la lucha armada. Aquellos que aún no había abrazado la insurrección armada como la estrategia correcta tuvieron que pensar seriamente que no existía ninguna otra vía. También la huelga puso en el orden del día el imperativo de la unidad, yo creo que nunca se vio con tanta conciencia la necesidad de todos los revolucionarios a favor del proceso revolucionario”.
La Huelga fracasó en su objetivo principal, pues Batista seguiría algunos meses más en el poder. Estos hechos fueron analizados el 3 de mayo, en Altos de Mompié, donde se retomó la estrategia de insurrección armada como fundamental, secundada por una huelga general revolucionaria. Desde ese día la dirección nacional radicó en la Sierra, con Fidel como Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y las milicias del Movimiento, y secretario general del MR-26-7.
Tras el revés ocurrido, Fidel envió una carta a Faustino Pérez, el 27 de abril, donde le decía: “Tengo la más firme esperanza de que en menos tiempo de lo que muchos son capaces de imaginar, habremos convertido la derrota en victoria”. Y así fue. (Tomado de Cubadebate)