Sublevación de Cienfuegos en 1957, paradigma de lucha urbana en Cuba

بقلم: Maria Calvo
2022-09-05 02:15:06

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Aiversario de la Sublevación en Cienfuegos el 5 de septiembre de 1957

El 5 de septiembre de 1957 una sublevación popular que conjuntó a marinos y civiles mantuvo por casi 24 horas el control de la ciudad de Cienfuegos, para convertirse en paradigma de lucha urbana en Cuba.

 Recién se habían cumplido nueve meses del desembarco de 82 combatientes revolucionarios capitaneados por Fidel Castro a bordo del yate Granma, y el foco rebelde, que luchaba en las montañas del Oriente cubano contra la dictadura de Fulgencio Batista, aún no había alcanzado su plena madurez.

A la importancia de la sublevación de Cienfuegos se refirió el propio líder histórico de la Revolución cubana en ocasión del aniversario 20 de aquella gesta.

“El hecho del levantamiento de Cienfuegos significó un aliento moral extraordinario para los combatientes de la Sierra Maestra. Ya la tiranía no podía continuar hablando de la unidad de sus fuerzas armadas”, analizó el iniciador de la gesta revolucionaria.

PRIMEROS PLANES

En principio la acción de Cienfuegos debió ocurrir el 30 de noviembre de 1956, como parte del plan nacional de apoyo al desembarco del yate Granma, cuyo arribo a las costas cubanas estaba previsto en esa fecha, pero se retrasó dos días por las malas condiciones del tiempo.

Finalmente, no se dieron las condiciones en la principal ciudad del centro-sur de la isla, pero a partir de ese momento el plan conjunto de las milicias urbanas del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y una célula de conspiradores en la Marina de Guerra fue ganando en envergadura y organización.

La segunda tentativa fijada para el 28 de mayo de 1957 contemplaba la toma de las instalaciones de la Marina del régimen en Cayo Loco, en la propia ciudad de Cienfuegos, y con las 300 armas de la dotación marchar hacia las cercanas montañas del Escambray (centro) para proceder a la apertura de un segundo frente guerrillero.

La detención en una casa en las afueras de Cienfuegos de un comando formado por 35 combatientes clandestinos frustró la operación, que hubiera coincido con el combate de El Uvero, la toma de un cuartel en la costa sur de la provincia de Oriente, que al decir del comandante argentino- cubano Ernesto Che Guevara marcó la mayoría de edad del Ejército Rebelde.

LA TOMA DE CIENFUEGOS

Para los primeros días de septiembre el plan original se había acrecentado tras sumarse un grupo de jóvenes oficiales licenciados de la Marina de Guerra por su oposición al régimen, y existir contactos del M-26-7 con aviadores de la Fuerza Área acantonados en la base de San Antonio de los Baños, próxima a La Habana, y la principal de esa arma.

El componente castrense del proyecto insurreccional llegó a contemplar también que una nave de guerra zarparía del puerto de La Habana y al pasar por la entrada del puerto disparara sus cañones contra el Palacio Presidencial y el Estado Mayor de la Marina, para luego situarse frente a la costa, en las inmediaciones del cuartel general del Ejército.

Una vez fijada la fecha del alzamiento para el quinto día de septiembre, vacilaciones dentro de un grupo de oficiales de mayor rango sumados a última hora, trabaron el mecanismo de relojería de la conspiración.

De tal forma que cuando con las primeras luces del 5 de septiembre los complotados en Cienfuegos, dirigidos por Julio Camacho Aguilera (M-26-7) y el alférez Dionisio San Román (Marina de Guerra), toman la estación naval de Cayo Loco, ya la acción no contaba con alcance nacional.

Otras acciones concluyeron con la toma de las estaciones de la Policía y la Policía Marítima, que aseguraron el control de la mayor parte de la ciudad.

Los sublevados no lograron hacerse con el control del cuartel de la Guardia Rural, ubicado en una posición estratégica junto al principal acceso terrestre a la ciudad-

CARÁCTER POPULAR

Si algo marcó la sublevación de marinos y civiles en Cienfuegos fue su carácter sumamente popular.

“Desde muy temprano, el pueblo de Cienfuegos se sumó a la sublevación. Primero fueron unos 60 o 70 combatientes del Movimiento 26 de Julio, y después fue todo el pueblo: hombres, mujeres y hasta adolescentes se aparecieron allí pidiendo armas para luchar contra la tiranía. Y, efectivamente, las armas se repartieron entre el pueblo”, resumió Fidel Castro 20 años después.

La falta de coordinación entre sus principales dirigentes impidió además la marcha de un contingente de combatientes que, con las armas arrebatadas a las fuerzas de la dictadura, debió abrir el anhelado segundo frente guerrillero en las montañas de la central provincia de Las Villas.

La enorme superioridad numérica y logística de las fuerzas que el régimen movilizó contra la ciudad rebelde terminó por sofocar la sublevación, en la tarde noche de 5 de septiembre, aunque el último foco de resistencia se mantuvo hasta la madrugada del día siguiente.

El último bastión de los rebeldes fue el Colegio San Lorenzo, en pleno centro histórico de la ciudad, donde el núcleo fuerte de los marinos sublevados luchó hasta la última bala.

De esos momentos finales de la acción no quedaron testimonios del bando revolucionario.

Ningún marino rebelde salió vivo aquella madrugada de los muros del San Lorenzo.(Tomado de PL/ (*) Corresponsal de Prensa Latina en la ciudad cubana de Cienfuegos)



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