Imagen ilustrativa

Por Alfredo García Almeida

Una semana después de iniciada la ofensiva insurreccional de Hamas, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró que cada miembro de Hamás es “hombre muerto”, al anunciar un nuevo gobierno de emergencia nacional para luchar contra la organización palestina. “Todos los integrantes de Hamás, deben darse por muertos. Los que están arriba y por debajo de la tierra, dentro y fuera de Gaza”, aseguró el mandatario israelí.

La noción de “exterminar”, tiene un particular significado en la cultura israelí, al relacionarla con la “solución final a la cuestión judía”, expresión nazi utilizada al referirse al plan del III Reich, para el exterminio de los judíos en Europa durante la II Guerra Mundial.

Para los nazis, los judíos alemanes habían “traicionado” a Alemania durante la I Guerra Mundial, siendo responsables de su derrota; y también eran culpables de la “miseria económica” de Alemania durante la depresión de principios de la década de 1930. Estas afirmaciones, fueron vinculadas a una “conspiración judía global” y sentaron las bases para el fatídico holocausto.

El 12 de diciembre de 1941, después de declarar la guerra a Estados Unidos, Adolfo Hitler se dirigió a los líderes de su partido en Berlín, para hablarles de la “situación de la guerra” y de la “inevitable aniquilación de los judíos”, según recogió en sus diarios el ministro de propaganda, Joseps Goebbels. El saldo de esa criminal política, fue de un millón de judíos civiles asesinados, incluyendo judíos de Alemania, Austria, Checoslovaquia, Noruega, Francia, los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, la región oeste y sudeste de Polonia bajo ocupación alemana, Yugoeslavia, Gracia, Italia y Hungría.

Aunque en diferentes tiempos y circunstancias, el ascenso de la ideología fascista en la toma del poder de los nazis en 1930 en Alemania y la formación del gobierno de coalición ultraconservador del primer ministro, Benjamin Netanyahu, en marzo de 2022, coinciden en el turbio proceso de manipulación política para debilitar “legalmente” a las instituciones democráticas, aprovechando las leyes vigentes para sentar las bases de un gobierno autoritario.

El pasado 24 de julio, los 64 miembros de la coalición ultraderechista del gobierno israelí, votaron a favor de la reforma del Sistema Judicial propuesta por Netanyahu, que abolía la “razonabilidad”,  lo que implica que “un acto del gobierno, estaba más allá del alcance de una autoridad razonable y responsable”. La oposición ha alertado, que la reforma judicial supone el fin de la separación de poderes de la nación y constituye un virtual “golpe de Estado” institucional.

La maniobra ultraderechista de Netanyahu para impulsar la reforma judicial, ha provocado masivas manifestaciones en su contra. En medio de esa confrontación popular, el primer ministro fue sorprendido con la ofensiva insurreccional de Hamás y como respuesta, concibió la fascista idea de su exterminio, cuyo saldo mortal hasta la fecha, es de 7.028 palestinos muertos en su mayoría civiles, incluidos 2.913 niños, más de 15 mil heridos y 1,500 desaparecidos, según el ministerio de Salud de Gaza.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.