Cuba no puede comprar medicamentos de quimioterapia a compañías estadounidenses como consecuencia del bloqueo.
Por Elizabeth Borrego Rodríguez*
Naciones Unidas (Prensa Latina) Tras casi 30 años en la promoción de esfuerzos para llevar a Cuba insumos médicos y colaborar con instituciones de salud, Bob Schwartz tiene claro que la política de Estados Unidos hacia la isla lleva el nombre de bloqueo.
El director ejecutivo de la organización no gubernamental Global Health Partners (GHP) considera a la nación caribeña como «un caso diferente» con vistas a establecer donaciones para su sistema de salud a causa, precisamente, del cerco impuesto por el Gobierno norteamericano desde hace más de 60 años.
GHP, asociación solidaria extendida por instituciones de salud pública en América Latina y el Caribe, trabaja para ayudar a construir sistemas autosostenibles de prestación de atención médica.
Sin embargo, luego de tres décadas de intercambio con el Ministerio de Salud cubano, la labor con la mayor de las Antillas la convierte en un destino particular.
«Cuba tiene una circunstancia muy diferente; en la mayoría de los países latinoamericanos en los que trabajamos hay falta de habilidades, mientras que en la isla los médicos y trabajadores de la salud son muy educados y conocedores», dijo a Prensa Latina.
En medio de la pandemia, la organización preparó una campaña que consiguió enviar a la isla seis millones de jeringuillas para apoyar la inmunización contra la Covid-19 con vacunas propias.
«Cuba mostraba una situación única, tenía sus propias vacunas pero necesitaba jeringas y el objetivo de vacunar a toda su población. Ese fue probablemente nuestro trabajo más importante en Cuba y resultó un honor poder hacerlo», reconoció.
Pero tras superar la pandemia, el país enfrenta aun desafíos enormes para acceder a la compra de equipos, insumos y medicinas en el mercado internacional, lo que impacta tanto en la sanidad como en los intentos de GHP para apoyar.
Por ello, la palabra bloqueo es frecuente cuando intenta explicar las trabas para enviar donaciones directamente a Cuba.
«La naturaleza extraterritorial de las sanciones confirma que se trata de un bloqueo y no simplemente de un embargo», remarcó.
LA DIFÍCIL RUTA DE LA AYUDA PARA CUBA
En 1994, Bob Schwartz viajó a Cuba por primera vez durante el denominado Período Especial, que marcó uno de los contextos más complejos para la economía nacional.
Entonces la colaboración se inició con medicamentos básicos y material médico, un proyecto muy simple con antibióticos, productos desechables, es decir, guantes, jeringas y otros insumos enviados como donaciones desde los Estados Unidos, recordó.
Con el tiempo, la relación de GHP en el país se transformó a medida que cambiaron las necesidades.
«Siempre hemos estado orgullosos de la rapidez para adaptarnos y estar en intercambio con el Ministerio de Salud Pública de la isla», comentó.
Décadas después, el país consiguió producir más del 85 por ciento de sus medicamentos genéricos y GHP apoyó con otros productos como medicinas para enfermedades raras, equipos quirúrgicos y otras prioridades.
Pero la llegada al poder de Donald Trump (2017-2021) y la adopción de 243 medidas adicionales a la larga lista de disposiciones contra Cuba complejizó el contexto.
«La inclusión de Cuba en la lista de patrocinadores del terrorismo lo ha puesto aún más difícil para nosotros y para Cuba con respecto a los socios globales», detalló.
Desde entonces la compra de equipos, las donaciones y su envío hacia la isla resultan cada vez más complicados, lamentó Schwartz.
Entre otros obstáculos, el representante reconoció la falta de transporte aéreo comercial desde territorio norteamericano, lo que obliga a usar «rutas muy creativas» para llevar medicamentos hacia la capital cubana.
«Hemos trasladado envíos refrigerados desde Nueva York a Bruselas y luego a Madrid para llegar La Habana, lo que toma varios días», aseveró.
En una relación normal, podríamos volar directamente desde Estados Unidos en tres horas e incluso llevarlo por mar, pero ese no es el caso.
Schwartz lamentó la inmovilidad de la administración de Joe Biden con respecto a Cuba, lo que obliga a la organización a depender de licencias de exportación cada vez más lentas y obstaculiza la adquisición de productos necesarios en el país.
«Es muy difícil para nosotros poder comprar en empresas que simplemente no quieren vendernos sabiendo que el producto irá a Cuba», lamentó.
En cambio, GHP no necesita permisos del Gobierno para enviar insumos a México, Guatemala, Nicaragua o Bolivia, algunas de las naciones donde mantiene programas similares.
«Es mucho más ágil y hay muchas opciones por vía aérea o líneas marítimas, lo que no ocurre con Cuba».
UN CERCO SIN EXCEPCIONES
Aun cuando la labor de GHP se centra en donativos y ayuda en la salud, esto no representa ninguna ventaja para burlar las políticas del bloqueo.
Las cientos de disposiciones incluyen una excepción para los envíos destinados a personas individuales u organizaciones sin fines de lucro, lo que no ocurre con aquellos grandes donantes del Ministerio de Salud Pública. A esto se suma la imposibilidad de Cuba de obtener equipos de diagnóstico de fabricantes estadounidenses y la negativa de otras entidades de comerciar con la isla por temor a las denominadas sanciones.
«He conocido madres y padres que ven morir a sus hijos por cánceres que serían y podrían ser tratables si no fuera por el hecho de que Cuba no puede comprar medicamentos de quimioterapia a compañías estadounidenses», confesó al respecto Schwartz.
Lo mismo ocurre con los marcapasos y baterías para pacientes cardíacos, imposibles de adquirir porque tienen piezas de origen norteamericano. En un futuro perfecto, Cuba podría obtener los fármacos y suministros, equipos de diagnóstico, medicamentos de quimioterapia que los niños necesitan para poder vivir solo si las relaciones fueran normales, agregó.
El director ejecutivo de GHP recalcó el hecho de que durante más de tres décadas, la mayoría de los miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) apruebe la resolución que pide el fin del bloqueo contra Cuba.
Sin embargo, la actual administración de la Casa Blanca no parece interesada en ningún cambio a pesar del reclamo mundial de gobiernos, organizaciones y activistas y de las propias promesas electorales del mandatario estadounidense.
«Me gustaría pensar que estoy equivocado y que en algún momento la presión del público estadounidense los empujará a cambiar su política que es simplemente inmoral e ilegal», subrayó Schwartz.
Ciertamente espero que esta resolución de la ONU sugiera un cambio radical para la administración Biden; no sería más que escuchar lo que reclama el mundo.
*Corresponsal jefa de Prensa Latina en la ONU