¿Conflagración involuntaria?

بقلم: María Candela
2024-03-07 09:52:38

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Imagen ilustrativa

Por Alfredo García Almeida*

La indetenible masacre israelí contra los palestinos en Gaza y las aparentes contradicciones entre Washington e Israel sobre el curso de la guerra, prenden los focos rojos sobre el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y su Gabinete ultraderechista.

“La guerra de Netanyahu contra Hizbulá, es un anzuelo para atraer a Irán a una trampa y así obligar a Biden a librar la tan anhelada guerra de los halcones, poco antes de la elección presidencial, que daría el triunfo a los Demócratas. Israel busca la guerra de EEUU contra Irán, que lo colocaría como la suprema potencia hegemónica en Oriente Medio”, afirma el prestigioso analista internacional mexicano, Alfredo Jalife-Rhame, en un artículo en Sputnik, el pasado 1 de marzo.

“En medio de las tratativas entre Estados Unidos e Israel, con varias capitales árabes, en  donde han tomado la rienda los jefes de sus respectivos servicios de inteligencia en lugar de diplomáticos para conseguir un cese al fuego en Gaza, lo mismo que Biden en forma optimista anunció se pudiera escenificar el 4 de marzo, a solo seis días del inicio del ayuno islámico del Ramadán, así como la liberación de los rehenes israelíes, CNN ha filtrado que la Administración Biden, “ahora cree que Israel probablemente lanzará una operación terrestre en contra de Hizbulá en el Líbano sur a finales de la primavera o en pleno verano”, según la revista británica, Middle East Spectator.

Jalife-Rhame, menciona dos antecedentes relevantes en las intenciones israelíes de utilizar a Hizbulá como señuelo para obligar a Irán a acudir en defensa de los libaneses y entramparlo con EEUU en un conflicto mayor: la declaración del ministro de Defensa Israelí, Yoav Gallant, tres meses antes del ataque de Hamás el 7 de octubre, cuando amenazó que Israel “regresaría al Líbano a la Edad de Piedra”, en caso que Hizbulá inicie una guerra; así como la exigencia del periódico de centroderecha israelí, Israel Hayom, de invadir al Líbano un año antes del ataque palestino en octubre que sorprendió al experimentado sistema de Inteligencia israelí. Casi dos meses después, el primer ministro, Netanyahu, advirtió, que el “Líbano sería destruido en caso de que Hizbulá, abriera un nuevo frente de guerra”.

Hasán Nasralá, el líder de Hizbulá, ha manifestado que sus ataques forman parte de la ofensiva del “Eje de la Resistencia”, las guerrillas chiitas en Irak y Siria así como los hutíes yemenitas, en solidaridad con los palestinos en Gaza. Hizbulá ha prometido, “cesar el fuego, en cuanto Israel se abstenga de seguir atacando Gaza”.

Por su parte, el ministro de Defensa israelí, ha afirmado que los ataques a Hizbulá, no cesarán aunque se alcance una tregua en Gaza. A principios de febrero, el vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel, FDI, contralmirante, Daniel Hagari, declaró que las FDI habían atacado más de 3,400 objetivos de Hizbulá en Líbano y a más de 150 células matando a unos 200 miembros de Hizbulá. Para, Steven Cook, de la revista, Foreign Policy, “la guerra entre Israel e Hizbulá se está volviendo inevitable en los próximos seis a ocho meses, en vísperas de la elección presidencial en EEUU”

En su artículo, el analista mexicano, concluye: “EEUU e Irán no desean una guerra, pero la dinámica secuencial de los eventos propiciados por Netanyahu, pudieran precipitar a una conflagración involuntaria entre Washington y Teherán”.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 

 

 



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