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Por Alfredo García Almeida*
En la combativa Universidad de Columbia, en New York, se ha iniciado una protesta, que se extiende ya por más de 50 universidades en la nación norteamericana. La agresiva represión policial, sigue a dos décadas de persecución al movimiento estudiantil propalestino. Estas protestas han cobrado mayor importancia, al producirse en un año electoral y en un momento en el que ambos candidatos presidenciales, está intentando cortejar el voto joven para vencer en las elecciones de noviembre.
¿Cómo comenzó esta épica jornada? El 17 de abril, mientras la presidenta de Columbia y otros líderes de la universidad, estaban en Washington testificando ante el Congreso, estudiantes involucrados en el movimiento propalestina, montaron un campamento en solidaridad con Gaza en medio del histórico campus del alto Manhattan.
Los acampados tenían la referencia de 1968, cuando se ocuparon varios edificios en el prestigioso centro académico de la, Ivy League, en protestas contra la guerra de Vietnam y después a mediados de los años 80, cuando el movimiento estudiantil contra el apartheid, logró con sus movilizaciones que triunfara su llamada a la “desinversión” de Columbia en cualquier negocio que beneficiara al régimen de Sudáfrica, lo mismo que ahora los estudiantes exigen para empresas que sostienen las operaciones militares de Israel.
La respuesta de la presidenta de Columbia, Nemat (Minouche) Shafik, también encontró referencia en el pasado e instó a la policía a entrar en la universidad, para desmantelar la protesta. Hubo más de 100 arrestos, suspensiones y otras medidas disciplinarias. Sin embargo, horas después, el campamento volvía a estar ahí y se mantiene hasta la fecha.
Como en 1968, la represión en Columbia atizó el fuego estudiantil impulsando la solidaridad y movilización en favor del pueblo palestino. Más de 50 universidades de 25 Estados en EEUU e internacionalmente en Francia, Australia o el Reino Unido, redoblaron sus protestas.
En los últimos siete meses, se han producido más de 8.000 protestas propalestinas en más de 850 ciudades y pueblos de EEUU, según datos de investigadores de Harvard y la Universidad de Connecticut.
En casos como el de la Universidad de Texas en Austin, Emory en Atlanta o la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, se han producido episodios de brutalidad policial contra estudiantes, profesores, observadores legales o periodistas, convirtiendo los campus universitarios en un frente político.
A. Angus Johnston, historiador del activismo estudiantil en EEUU y profesor en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, declaró: “El Partido Republicano está muy unido en su posición pro-Israel y antipalestina y por eso trata de cerrar las acampadas por razones ideológicas, ofrece una respuesta agresiva y va a tratar de sacar puntos políticos”, analiza Johnston. “Los demócratas, están pasando apuros para pensar qué hacer y decir. Hay una enorme división generacional, particularmente visible en el ala izquierda del espectro político. Y aunque para la gente joven sus reclamaciones son de sentido común, otros ven las críticas a la política israelí, como algo muy radical y antisemita”, añade el especialista.
Y tomando nota del incontenible movimiento estudiantil que crece como la espuma, los planificadores de la campaña electoral republicana y demócrata, estudian cómo sacarle provecho en votos a la combativa tradición estudiantil.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.