Callejón sin salida

بقلم: María Candela
2024-05-08 23:59:47

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Netanyahu es un lastre alrededor del cuello de Biden para la reelección de este a la presidencia.

Por Alfredo García Almeida*

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cumplió su promesa de “invadir” Rafah, aunque con matices. Cuando las tropas israelíes marcharon por el cruce de Rafah en la mañana del pasado martes, avanzaban hacia la “línea roja” marcada por el presidente, Joe Biden.

La toma del cruce de Rafah, es distinto de un ataque a la ciudad, y puede verse como el tipo de acción selectiva que la Casa Blanca recomendó, en lugar de un ataque generalizado. Sin embargo, el cierre de Rafah, supone el colapso total del sistema sanitario y de las operaciones humanitarias hacia la población refugiada.

Washington ha manifestado reiteradamente, su oposición a una ofensiva en Rafah, sin tomar medidas humanitarias para proteger más de un millón de personas que se refugian en esa ciudad. Una ofensiva militar israelí en la ciudad de Rafah, marcaría un desafío a la administración Biden, de consecuencias imprevisibles en las relaciones bilaterales.  

Para los expertos, es difícil evaluar si la amenaza de una ofensiva israelí en Rafah, está diseñada para obtener mejores concesiones de Hamás en un acuerdo de alto el fuego o si la participación israelí en las conversaciones en Catar, es una mera cortina de humo para sus preparativos militares.

Por otro lado, Netanyahu no puede tomar la decisión solo. El primer ministro, ha reiterado que las decisiones críticas sobre la guerra, las toma su Gabinete de Guerra, integrado por tres líderes compartiendo “responsabilidad y culpa”. Además de Netanyahu, el Gabinete de Guerra lo forma el ministro de Defensa, Yoav Gallant (Partido de derecha Likud), y Benny Gantz, ministro de Defensa, de la alianza de partidos de centro-izquierda, HaMahane HaMamlachti.

Netanyahu también se ve limitado, por los miembros de extrema derecha de su Gabinete de Seguridad, que han amenazado con romper la coalición de gobierno, si  renuncia a un ataque a Rafah. Se trata de Itamar Ben Gvir, de ideología supremacista judía y antiárabe, ministro de Seguridad Nacional, líder de Fuerza Judía (miembro de la coalición ultraderechista del Sionismo Religioso). El otro miembro es, Bezalel Smotrich, fanático nacionalista, ministro de Finanzas y líder del Partido, Sionista Religioso. De suceder esa escisión política, pondría fin a la carrera política de Netanyahu, al dejarlo sin protección y enfrentando graves acusaciones de corrupción.

Aaron David Miller, ex negociador estadounidense para el Medio Oriente y ahora miembro principal del Carnegie Endowment for International Peace, declaró: “Biden se encuentra en un callejón sin salida estratégico. Restringir el suministro de armas, sería un shock para Israel, pero también despojaría a Biden de su influencia para aumentar los suministros humanitarios a Gaza, lograr un alto el fuego y al mismo tiempo, generaría un costo político significativo en un año electoral en Estados Unidos. Un acuerdo de rehenes a cambio de alto el fuego, es la única salida. En ausencia de tal acuerdo, es probable que Israel avance hacia la ciudad de Rafah, lo que obligará a Biden a elegir entre una ruptura histórica con Israel o una humillante aquiescencia, ante posibles crímenes de guerra. En ambos escenarios, su política en Oriente Medio quedaría en quiebra”.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 

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