Brigada médica cubana en la Isla de Toas, en el estado venezolano de Zulia. (Fotos: Dalia Reyes Perera)
Por Dalia Reyes Perera*
La isla de Toas está ubicada en el municipio Almirante Padilla del Estado Zulia, en la parte más septentrional del Lago de Maracaibo, muy cerca del municipio Santa Cruz de Mara, en San Rafael del Moján, ciudad desde la cual se distingue la isla. Cubre una superficie de 5,6 km².
Para llegar a este sitio al sur de la península de San Carlos, hay que montar en una lancha, resistir el Sol, el calor, el embate de las aguas, pero también se disfruta de un recorrido encantador, donde se admiran las bellezas de estos parajes mágicos, como toda la geografía rica y diversa del hermano país.
En ese lugar de difícil acceso en condiciones complejas de vida, trabajan colaboradores cubanos que atienden a una comunidad, primordialmente indígena, cuyo tesoro mayor es la sonrisa y el agradecimiento a quienes cuidan de su salud.
Lo sabe muy bien el Doctor Lorenzo Miguel Naranjo Rosales, de la provincia Granma, Médico General Integral quien hace nueve meses está en esta misión, al frente del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) “Félix Molero”.
“Esta es una población de casi siete mil personas, todos muy agradecidos con nuestro trabajo, se presentan muchos casos de hipertensión, alza de enfermedades respiratorias agudas, diabetes y asma, nosotros aquí tenemos servicios de fisioterapia, terapia intensiva, laboratorio, odontología, enfermería, entre otros”, nos explica el joven galeno.
Sadel Mejías, rehabilitador, fundador de este CDI desde el 2007, aquí en esta isla es feliz, aquí hizo su vida.
Su rostro se ilumina cuando confiesa: “Aquí encontré mi pareja, mi amor, hicimos una familia, tenemos muchos pacientes, hay que trabajar con niños, personas mayores, vencer la barrera idiomática, pues ellos hablan la lengua wayúu y otros dialectos, pero seguimos adelante”.
Sadel tiene historias que le han cambiado su vida, y le han permitido mirar al mundo de otra manera.
Todavía tiene nítidas las imágenes de las veces que ha estado presente en los alumbramientos pues “he colaborado en muchas ocasiones en esos instantes tan lindos en que nace un bebé, una madrugada en una guardia hicimos el parto a un niño que lleva mi nombre, soy su padrino, ¡ya puedes imaginar el orgullo! Atiendo entre 25 a 30 pacientes diariamente, y el agradecimiento que ellos expresan cuando se recuperan no se paga con nada, eso es lo más lindo que pueda sucederle a alguien”, declara.
La falta de agua, electricidad, la difícil comunicación con los pobladores indígenas, que hablan la lengua wuayuú, la lejanía del centro de urbanización, nada quiebra la unidad y la voluntad de cumplir de esta brigada.
Por eso el joven Jefe del CDI nos dice con mucho convencimiento: “Uno día a día los empieza a comprender, ellos hablan el wayúu y otros dialectos, y ya aprendemos algunas palabras, también hay jóvenes que nos ayudan a traducir, son complejas las entrevistas con los pacientes, pero a la vez, son agradecidos, han tomado mucho cariño a los cubanos, aquí las condiciones son difíciles, pero el Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC) venezolana nos ayuda con el suministro de agua, pero cuando se afecta la corriente es complejo, porque viene por cable submarino y se afecta regularmente, pero siempre tratamos de cumplir, vinimos aquí a cumplir la tarea que nos dieron, y estamos dando todo con el pecho.”
En Isla de Toas, en el estado venezolano de Zulia, hay especialistas cubanos que trabajan con amor, muy cerca del corazón del pueblo wayúu.
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Villa Clara, desde Venezuela.