Foto: democracynow.org
Por Alfredo García Almeida*
Con un discurso firme y patriótico en la Convención Nacional Demócrata, en Chicago, la vicepresidenta, Kamala Harris, ofreció al electorado una opción clara entre “el caos y la calamidad” de un segundo mandato del expresidente, Donald Trump, o el compromiso con los valores de “Libertad, Oportunidad, Compasión, Dignidad, Equidad e infinitas posibilidades”.
En lugar de las amenazas de represalia de Trump, Harris se presenta como la catalizadora de la capacidad por excelencia de Estados Unidos para renovarse. La vicepresidenta aprovechó su pasado como fiscal, prometiendo estar siempre “a favor del pueblo”, mientras acusaba al candidato republicano de servir “al único cliente que ha tenido: a sí mismo”.
“Con estas elecciones, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y fugaz de dejar atrás la amargura, el cinismo y las batallas divisorias del pasado", afirmó. “Así que, salgamos ahí afuera y luchemos por eso. Salgamos y votemos por eso. Y juntos, escribamos el próximo gran capítulo de la historia más extraordinaria jamás contada”.
Sin embargo, la revelación de Harris como líder política durante la Convención Demócrata, estuvo acompañada de un festival de felicidad, armonía y promesas de precios más bajos y más viviendas, dejando poco espacio para conocer su programa sobre el acceso a la atención sanitaria, los medicamentos con receta, la vivienda asequible, el cuidado infantil más barato, cómo sofocar la codicia corporativa o cómo salvar el medio ambiente, temas que hasta ahora ha evitado en entrevistas personales y en los foros públicos.
Ese vacío político, puede ofrecer argumentos a la campaña republicana y a las esperanzas de un expresidente que convirtió el victimismo y el complejo de persecución, en una potente fuerza política, mientras denuncia el uso propuesto por Harris del Gobierno para forjar resultados sociales y limitar los precios de las tiendas de comestibles, como un socialismo al estilo de Venezuela.
“Ese mensaje oscuro realmente no encaja en absoluto con la idea de que de alguna manera los demócratas son el partido alegre”, declaró el candidato republicano a la vicepresidencia, J. D. Vance, a CNN, el pasado miércoles. “Hay muchos ataques a Donald Trump, muchas críticas a lo que ha hecho y a lo que ha dicho. No hay mucha visión positiva de cómo Kamala Harris va a arreglar los problemas que aquejan al país”.
Según expertos, las escenas en el interior de la Convención, no solo mostraron a un partido que se siente liberado políticamente tras la salida de Biden, sino que presentaron a sus líderes diversos, jóvenes y mujeres en ascenso. Esto dio a los votantes de base que Harris necesita, una razón para presentarse en noviembre, que a muchos les faltaba con Biden al frente de la candidatura.
Y quizás lo más importante de la Convención: Con la participación de los veteranos expresidentes y otras figuras demócratas, se rediseñaron los argumentos contra Trump para la recta final de la campaña electoral: sustituir los impulsos antidemocráticos y racistas del expresidente que “manchan el alma de la nación” y la sobrevaloración sobre su posible triunfo electoral, por la burla y menosprecio como figura advenediza y ridícula, indigna de ser votado.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.