Imagen de archivo/RHC
Por Arthur González.
Estados Unidos se siente con el derecho de inmiscuirse en los asuntos internos de todos los países del mundo, con el propósito de manipular gobiernos, cambiar la opinión pública a su favor y financiar golpes de Estado, cuando algún gobernante digno mantiene el decoro frente a las presiones del Norte.
Así sucede con Cuba y otros países de Latinoamérica que se niegan a arrodillarse a los pies de Washington.
Al investigar en los documentos secretos del Departamento de Estado, se puede comprobar la dimensión de las acciones diseñadas para derrocar a la Revolución cubana, desde las de corte político y económico, hasta la constitución de un Comité de Guerra Psicológica presidido por ese Departamento, con un trabajo interagencias para coordinar las actividades de propaganda de todas las agencias involucradas, determinar los temas para su exploración y la asignación de responsabilidades en los principales proyectos asignados.
Un informe secreto fechado el 27 de junio de 1962, confeccionado por Edwin M. Martin, Secretario Asistente del Departamento de Estado y enviado al Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Alexis U. Johnson, (archivo S/S, Lote 65D 438. Mangosta. Secreto.) expone la lista de prioridades programadas por el gobierno estadounidense contra Cuba, entre estas:
-Organizar manifestaciones a favor del presidente John F. Kennedy durante su visita a México entre el 29 y 30 de junio de 1962, para dar la impresión dentro de Cuba de la solidaridad de México y Estados Unidos y socavar uno de los más importantes apoyos de Cuba en el hemisferio.
-Realizar esfuerzos para elegir candidatos anticastristas y a favor de Estados Unidos, en las elecciones para el Congreso de Brasil. Trabajar en la formación de Ligas Campesinas no comunistas y alentar editoriales y artículos periodísticos anticubanos en la prensa brasileña.
-Trabajar para elegir un gobierno democrático moderado en la República Dominicana y derrotar las fuerzas de izquierda que apoyan a Castro.
-Alentar a los grupos de estudiantes demócratas-cristianos en Venezuela, para que hagan declaraciones anticastristas. Importante trabajar en el Festival de la Juventud y los Estudiantes a celebrarse en Helsinki, (donde asistirán 2,000 estudiantes latinoamericanos) para sacar al festival de la influencia comunista y asegurar un buen desarrollo de la propaganda anticomunista.
-En Chile trabajar para fragmentar el Frente Popular que apoya a los candidatos comunistas.
-Prepararnos para asegurar declaraciones anticastristas por los miembros conservadores del MNR de Bolivia, así como una acción política dirigida a disminuir la fuerza de los extremistas del MNR y en las unidades mineras.
-Asegurar declaraciones de determinación para derrocar el Castro-comunismo por los miembros del gobierno venezolano y los militares. Asegurar que personas que ocupan cargos públicos en Cuba, aparezcan mezcladas en esfuerzos para derribar al gobierno liberal democrático de Rómulo Betancourt.
-Alentar a las naciones latinoamericanas para revisar sus procedimientos de pasaporte y tomar otras medidas para impedir los viajes a Cuba. Alentar al SCCS (Special Consultative Committee on Security, OEA) para que se tome un interés activo en esto.
-Proseguir vigorosamente el programa de aislamiento del régimen de Castro de las organizaciones hemisféricas.
Por inverosímil que parezca la actitud injerencista del gobierno de los Estados Unidos, es una realidad que no ha variado en nada, por el contrario, se incrementa y actualiza porque el objetivo de derrocar a la Revolución cubana se mantiene inamovible y hoy se duplica como una copia contra la República Bolivariana de Venezuela, pues los yanquis no admiten gobiernos soberanos que escojan libremente el camino a seguir, si este se aleja de los dictados de Washington.
Después de más de 60 años, Cuba resiste esos embates imperiales, a pesar del incremento de las sanciones económicas y la guerra psicológica, sustentada actualmente en las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones controladas por ellos, porque como afirmó José Martí: "Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras".