por  Nicanor León Cotayo

Un fantasma recorre esa ciudad, el posible arribo de estos provenientes de Centroamérica. El Nuevo Herald lo anunció en una reseña que firman dos de sus periodistas, Enrique Flor y Nora Gámez Torres.

La encabezaron este sábado de la siguiente manera: “Temen inminente crisis en Miami por llegada masiva de cubanos”.

Citan a políticos de la urbe cuando advierten que sus gobiernos locales carecen de recursos para asistir a los varados en Costa Rica.

El alcalde de Miami, Tomás Regalado, suscribió lo escrito sobre el tema en ese periódico ultraderechista.

Agregó que ello sucedería cuando se les autorice el paso por naciones centroamericanas y Méjico para llegar a Estados Unidos.

“Esto será un Mariel con cuentagotas, nuestros refugios están colmados”, y si pudieran ampliarse los gobiernos locales no tienen dinero para hacerlo, puntualizó.

Recordó que en 1980 el sur de la Florida encaró el éxodo de cubanos hacia Estados Unidos, hecho que llegó a implicar la llegada a ese territorio de unas 125 mil personas en distintas embarcaciones.

Pero el alcalde subrayó que durante aquel suceso el gobierno federal asumió un rol protagónico.

Sin embargo, estimó, en lo acontecido ahora a cubanos varados en Costa Rica dista mucho el papel de Washington.

Expertos han atribuido ese reciente capítulo al temor de las nuevas víctimas a que, con el gradual acercamiento cubano estadounidense, pierda vigencia la Ley de Ajuste Cubano de 1966.

Tal legislación fue concebida para estimular las salidas clandestinas desde la isla prometiendo nacionalidad, residencia, trabajo y otras ventajas a quienes llegaran “por cualquier vía” a Estados Unidos.

¿Quiénes la promovieron e impulsaron? El sector ultraderechista del Congreso de Washington y grupos de igual tendencia asentados en Miami.

Ahora, para el gobierno del municipio Miami-Dade, que comanda Carlos Giménez, la “responsabilidad directa” de atender a quienes lleguen de Costa Rica, corresponde a la Casa Blanca.

El presidente del concejo floridano de Hialeah, Luis González, estuvo de acuerdo en que las administraciones locales carecen de fondos presupuestales “para lidiar con una migración numerosa”.

“Muchos quieren establecerse aquí por la facilidad del idioma, del acceso al trabajo y porque tienen familiares”, dijo González.

 “Pero este es un asunto en el que necesariamente debe participar el gobierno federal y tendremos que esperar por los recursos disponibles para atenderlo”.

Sin embargo, comentaron los periodistas del Herald Enrique Flor y Nora Gámez Torres, el involucramiento de la Casa Blanca en esta cuestión prosigue siendo “una incógnita”.

Al formularle preguntas a funcionarios del Departamento de Estado sobre el tema han evadido tomar posición.

Un vocero de esa dependencia informó que en enero comienza el traslado, “a prueba” de cubanos por vía aérea hacia El Salvador y desde allí en autobuses a Méjico.

Fue el momento en que regresó a escena la doblemente pequeña congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen.

“Castro es culpable de la crisis en América Central para distraer la atención de los muchos males” en la isla y alcanzar más concesiones del débil gobierno de Obama”, afirmó.

La prensa de Miami entrevistó una vez más a su alcalde, Tomás Regalado, quien sumó un nuevo cubo de agua fría sobre cualquier esperanza de recibir albergue.

Nuestros refugios para indigentes tienen un presupuesto anual de casi   un millón de dólares.

Pero luego, como para no dejar ni un átomo de duda entre quienes proceden de Costa Rica, aseguró que la mayoría desea viajar a Miami.

Se las van a ingeniar para venir aquí, “pero la realidad es que no tenemos presupuesto”, y necesitamos que el gobierno federal encare la situación”. ¿Cuándo? Solo Dios sabe, no Regalado.


(CubaSí)