Por: Danay Galletti Hernández y Lissette Martín López
La Habana, 30 jun (RHC) La conferencia La inclusión: una palabra responsable, impartida por el presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial, (AMEE), Orlando Terré Camacho, refleja el momento actual de los modelos educativos y cómo el sistema de enseñanza, no solo en Cuba, sino a nivel mundial, se transforma a partir de las necesidades de una educación para todos que sostiene el discurso de la UNESCO.
Durante un encuentro con la prensa, explicó que en la nación caribeña la inclusión adopta otro referente, pues la educación es por esencia martiana y responde a los intereses de la sociedad en su conjunto, materializado a partir de un proyecto social que garantiza además, entre otros, el derecho a la salud.
El experto, quien participa en el VII Congreso Internacional Educación y Pedagogía Especial, defiende la inclusión desde una mirada responsable “no es incluir por incluir, no es hablar de escuelas para todos, sino con derecho a todos” y la pertinencia de formar a un docente capaz de responder a las necesidades, intereses y problemáticas sustentadas a partir del modelo de enseñanza- aprendizaje.
“Históricamente, el maestro ha sido quien aporta los conocimientos; hoy además se transforma en un facilitador de las zonas y los diversos ritmos de aprendizaje de los niños. Por lo tanto, debe dosificar, desde su propia experticia, una serie de propuestas didácticas para el mejoramiento del proceso”, afirmó Terré.
El académico aseveró que no puede haber inclusión si no nos reconocemos y aceptamos las diferencias y elogió el modelo cubano de inclusión educativa formulado a partir de la responsabilidad, donde se practica la regla de tres: escuela- familia- comunidad. “El niño no está en solitario, sino que está acompaño, justamente, por esos elementos”
“Si hay educación especial cubana es porque ha sido afianzada desde el discurso de Fidel Castro, un amante de ese tipo de enseñanza y que ha confiado en quienes han diseñado proyectos como las escuelas de conducta, las de autismo, los 21 programas de escuelas especiales”, manifestó.
Comentó acerca de las aspiraciones con miras al año 2030 de una educación para todos con calidad y equidad, principios de la UNESCO que ya son una realidad en Cuba.
“No hay inclusión si no abrazamos las emociones, todo buen docente precisa de ellas. No creo que el mejor docente sea el mejor experimentado sino el que acepta a ese niño, lo ayuda en la misión de la educación especial que es una obra martiana porque él la define como una obra de infinito amor y dictamina que es una sublime profesión de amor”
Ante la pregunta de cuáles serían los actuales retos de la educación especial en la Isla, Terré señaló para alcanzar una escuela cubana verdaderamente inclusiva se precisa de recursos no solo materiales, sino también didácticos “tiene que cambiar su mirada hacia el potencial del desarrollo, no mirar el déficit, sino hacia lo que el niño es capaz de hacer”.
El evento que concluye este jueves abordará en su última jornada la reorientacióin y calificación profesional de las personas con discapacidad en busca de empleo, la formación laboral en jóvenes con necesidades especiales para una mejor calidad de vida y la gestión institucional para el desarrollo de proyectos sociolaborales en las escuelas especiales de trastornos de conducta.