por  Nicanor León Cotayo

La congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen escribió un artículo sobre el nuevo aniversario de la independencia de su país.

O sea, el cuatro de julio, a 240 años de haber tenido lugar uno de los más trascendentales sucesos del continente americano.

Ella opina que durante esos casi dos siglos y medio, Estados Unidos ha sido “faro de libertad”.

Aprovechó su mención al tema para decir que allí disfrutan de libertades negadas a muchos.

Luego señaló que hombres y mujeres de ese territorio, sin que medien otros requisitos, han sido “empoderados” para lograr una mejor vida.  

Caminando sobre el mismo terreno frágil agregó que su nación fue creada con la esperanza de que cada estadounidense tenga “las mismas oportunidades”.

Y a renglón seguido Ileana manifiesta que, a través de la perseverancia y dedicación heredadas desde 1776, ahora disfrutan de prosperidad y libertad.

Además recuerda que los 56 hombres signatarios de la  Declaración de Independencia deseaban una nación libre y democrática.

Luego resulta una vez más audaz cuando escribe: “Estados Unidos es conocido en el mundo como un país de oportunidades”.

Sin embargo, no se atreve a tratar de esclarecer porqué a estas alturas en un territorio con tantas virtudes pululan miles y miles de vagabundos (homeless).

Tampoco, la causa de que en esa gran potencia todavía rectora del mundo capitalista, existan no pocas personas forzadas a sobrevivir comiendo “carne para perros”.

Su artículo en Diario Las Américas alertó con ponzoña añadida que no todos los países son tan afortunados de vivir en un sistema libre como el nuestro.

A continuación se adentró en un asunto que, solo Dios sabe por qué, la señora Ros-Lehtinen ha evadido muchas veces.

“En mi patria nativa, Cuba, por ejemplo, tales derechos no existen y continúa la falta de libertad”.

Durante 57 años, prosiguió la doblemente pequeña legisladora, Castro ha violado los derechos humanos del pueblo cubano.

¿Cinismo? Sin dudas al por mayor cuando ella ha sido una pública y ardiente defensora de terroristas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila (ya fallecido).

Vale subrayar que a ese dúo de asesinos organizó escandalosos e increíbles homenajes públicos en Miami.

Lo hizo, no obstante jurar que “como refugiada de un régimen comunista”, ella es fiel a los principios de la Declaración de Independencia de 1776.

Tampoco podemos olvidar, subraya, a las naciones en nuestro Hemisferio, como Venezuela y Nicaragua, oprimidas por los regímenes de Nicolás Maduro y  Daniel Ortega.

¿No sabe tan ilustre dama que Washington fue el padre político y ángel protector del sanguinario dictador Anastasio Somoza, precursor de una conocida y larga dinastía en Nicaragua?.

Ni tampoco su grave complicidad –entre otras numerosas iniquidades que se alargan  hasta hoy en Venezuela- con hechos tan  repugnantes como el “caracazo”,  bajo el régimen pro-estadounidense de Carlos Andrés Pérez.

Y la doblemente pequeña congresista finalizó escribiendo:

En este aniversario de nuestro gran Día de la Independencia, debemos recordar que el poder se deriva de “un Gobierno para el pueblo, por el pueblo y del pueblo”.

Que algún día, todavía lejano, llegue a ser una realidad allí.



(CubaSí)