Por: Fausto Triana
A los 112 años se pueden hacer muchas cosas, diría el imaginario de Pablo Neruda, el hombre que con su pluma rindió a bellas mujeres e hizo reflexionar a la América Nuestra que soñó José Martí.
Chile amanece hoy con aires nerudianos, si es que alguna vez no los tuvo. Porque la obra del poeta y revolucionario es inconmensurable y la vigencia de sus palabras, en prosa o en verso, se antojan premonitorias.
Después de varios meses de conversaciones con distintos actores cercanos de una forma u otra a Pablo Neruda, todo hace pensar que el autor de Canto General fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.
Apenas el 26 de abril de 2016 sus restos mortales fueron llevados de vuelta a su casa de Isla Negra, pero las investigaciones de científicos internacionales continúan ante la sospecha de que no murió por causas naturales.
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, el verdadero nombre del Premio Nobel de Literatura, nació en Parral, región del Maule, el 12 de julio de 1904, y falleció 12 días después del sangriento golpe de Estado de Pinochet en septiembre de 1973.
En noviembre de 2015, el Gobierno de Chile emitió la siguiente nota oficial:
"Resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte de Pablo Neruda".
Eduardo Contreras, abogado que lleva el proceso en nombre de los querellantes (en la actualidad la familia de Neruda, el Partido Comunista y el Gobierno de Chile), considera que hay elementos para creer que su deceso no fue circunstancial.
"El conjunto de circunstancias extrañas que hemos establecido nos da de sobra para sostener que lo más probable es que lo mataron", comentó en diálogo con Prensa Latina.
Rodolfo Reyes Muñoz, también abogado y sobrino directo del creador de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, recordó pasajes del sentido del humor, familiar y humano de su tío.
Me dedicó la foto en agosto de 1973 y estaba igual, en su peso corporal de siempre, tenía un romance con Alicia Urrutia, la sobrina de Matilde (su esposa) y no dejaba de compartir y relacionarse con la gente, señaló.
Reyes Muñoz consideró que los indicios de que fue asesinado son cada vez mayores, "faltan algunos detalles, pero llegaremos al fondo de la investigación".
Para volver sobre los pasos de Neruda nada mejor que en "Confieso que he vivido" su encuentro con Gabriela Mistral, la también Premio Nobel de Literatura de Chile.
"Por ese tiempo llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Era la nueva directora del liceo de niñas. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes".
"Se llamaba Gabriela Mistral. Yo la miraba pasar por las calles de mi pueblo con sus ropones talares, y le tenía miedo. Pero, cuando me llevaron a visitarla, la encontré buenamoza. En su rostro tostado en que la sangre india predominaba como en un bello cántaro araucano, sus dientes blanquísimos se mostraban en una sonrisa plena y generosa que iluminaba la habitación".
Yo era demasiado joven para ser su amigo, y demasiado tímido y ensimismado (...).
(Tomado de Cubasi)