Santiago de Cuba, 4 dic (ACN) Ciudad de Santiago de Cuba, noche del tres de diciembre de 2017, un día de esos que no se olvidan.

Estremecedora la entrega de Frank Fernández que, acompañado de una gran orquesta, dejó el corazón sobre las teclas del piano; de Annie Garcés que con su voz de seda y acero recordó que a los héroes se les recuerda sin llanto, y que como alguien dijo una vez, es la muerte la artesana del sol.

Noche memorable en Santiago, en la que confluyeron talento y sentimiento también, en las voces de Eduardo Sosa y Raúl Torres , quien convocó una vez más a cabalgar con Fidel y trajo de regreso al amigo del Comandante en Jefe y del pueblo cubano: Hugo Chávez Frías.

Fue el mismo Torres que emocionó al evocar los laureles y olivos a los que ningún cubano digno es indiferente.

No fue una noche cualquiera en Santiago de Cuba, sobre un mismo escenario el lirismo se transfiguró en Fátima Patterson y Corina Mestre, la Revolución se personificó en cientos de hombres y mujeres que ofrendaron su corazón, hecho arte, para aquel que lo ofrendó todo por ellos.

Pasarán muchos años y se seguirá hablando de este día de homenaje de un pueblo a su líder, se hojearán las páginas de muchos almanaques y se recordará de diversas maneras esta jornada, que más que en fotografías y videos, quedó archivada en las fibras del corazón de las generaciones que asistimos este domingo al Teatro Heredia.

Transcurrirá el tiempo en su implacable devenir y seguramente, mientras tengamos voz, los que estuvimos allí este domingo seguiremos afirmando que un tres de diciembre de 2017, en Santiago de Cuba, la música fue hecha Fidel y Fidel, hecho música. ltm/oacr 17 05:40