Sin cambios conflicto palestino-israelí

بقلم: Maite González
2021-12-16 07:04:09

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Por: Sandra Valle

Uno de los platos fuertes este 2021 en el conflicto palestino israelí fue sin dudas, la expansión de los asentamientos judíos en territorios del pueblo árabe, que marcaron el paso de forma ascendente  ante los oídos sordos y la mirada cómplice de Estados Unidos y algunos de sus aliados.

El empecinado plan de Tel Aviv de  construir más de tres mil 400 viviendas para colonos entre Jerusalén oriental y el asentamiento judío de Maale Adumim, que atraviesa Cisjordania, alejó las posibilidades de paz y la solución de dos estados, como ha ocurrido año tras año.

Durante 2021 Israel denegó más de 90 por ciento de los permisos de construcción solicitados por habitantes palestinos en la llamada zona C, derribó cientos de viviendas y entregó a los colonos judíos un elevado por ciento de la tierras confiscadas.

En una entrevista concedida al diario estadounidense The New York Times, el nuevo primer ministro israelí, Naftalí Bennett aseguró que bajo su administración nunca será creado un estado palestino, tras amenazar que continuará la política de colonización.

De acuerdo con datos oficiales palestinos, Tel Aviv  edificó más de 30 mil viviendas en las 144 colonias ubicadas en Cisjordania y Jerusalén oriental desde el año 2004 y levantó casi 150 puestos de avanzada para futuros asentamientos.

El número de colonos aumentó de 415 mil hace 17 años a 660 mil en 2019, pese al rechazo de la comunidad internacional y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que exigieron poner fin a la política expansionista de Israel.

 A tal panorama se sumó en el mes de mayo la macabra ofensiva sionista contra la franja de Gaza, territorio de 360 kilómetros cuadrados y dos millones de habitantes, que durante varios días fue blanco de una escalada de bombardeos del ejército israelí  que comenzaron el 13 de mayo, y concluyeron casi una semana después. Los bombardeos dejaron el lamentable balance de cerca de doscientos muertos, entre ellos medio centenar de niños , la destrucción de unas mil 500 viviendas.  Las pérdidas económicas por las incursiones de Israel a Gaza ascendieron a 570 millones de dólares, según cifras del Banco Mundial.

 De acuerdo con la historieta engendrada para la prensa internacional, hábilmente manejada por el poder hegemónico, tales  bombardeos no fueron más que una ‘respuesta’ en defensa de la población israelí ante los cohetes fabricados de forma casera en Gaza, sin potencia de fuego real alguna, frente al enorme arsenal de armas, entre ellas nucleares, de su invasor israelí.

 El cambio de gabinete en Israel, ocurrido a mitad de año, específicamente en el mes de junio, tras 12 años del ininterrumpido gobierno del ultraderechista Benjamín Netanyahu, se sumó a los acontecimientos del 2021 que abrieron una ligera esperanza para palestinos deseosos de un fin del conflicto que arrastran desde hace más de siete décadas.

Sin embargo, no arrojó cambio  la llegada al poder del primer ministro Naftali Bennett,  tras reemplazar a su rival derechista por una variada  coalición, que incluyó a la formación de izquierda, Meretz, y otra árabe Raam. Ante tales resultados se avizoró la posibilidad de entablar algún acercamiento entre palestinos e israelíes, pero no ocurrió, y acuciado por los colonos y la derecha ultranacionalista, el nuevo jefe de Gobierno israelí mantuvo los planes expansionistas de sus antecesores en el cargo, aunque de menor manera.

Asimismo, la máxima figura de Yamina, una agrupación próxima a los colonos, descartó de inmediato cualquier diálogo con el liderazgo de la ANP, detener la colonización o apoyar la creación de un futuro Estado para ese pueblo.

Después de meses de incertidumbre, ocho partidos de variadas  tendencias sorprendieron a la opinión pública al acordar un pacto de mínimos para formar gobierno y desplazar así al líder del Likud,  la mayor fuerza política en Israel.

Desde ese partido y el resto de la derecha opositora auguraron un rápido derrumbe de la alianza, pero con el correr de los meses se mantiene en el poder, aunque con evidentes fisuras.

La pandemia de la Covid-19 hechó leña al fuego a la grave  crisis financiera del pueblo palestino, que vio recortado en el año las donaciones internacionales, tras la decisión de Israel de retener impuestos que cobra en nombre de la ANP.   

Así transcurrió el 2021 para el pueblo palestino, que sigue en un limbo sin fin. Crear un estado para su pueblo, con capital en Jerusalén y convivir en paz con sus vecinos seguirá siendo una estrategia para sus líderes, y una esperanza para un mundo de paz.



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