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Por María Josefina Arce
En un ambiente político altamente polarizado, tuvo lugar este 2022 en Estados Unidos las elecciones de medio término, catalogadas como un termómetro de los primeros 24 meses del presidente de turno, en este caso el demócrata Joe Biden, y que inciden en la conformación de la legislatura federal, crucial para el funcionamiento del gobierno.
Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35, de los 100, del Senado, así como otros cargos a nivel estadual y local estaban en juego en estos comicios, los más caros de su historia, pues este año el gasto alcanzó un nuevo récord de 16 mil 700 millones de dólares, según OpenSecrets, una organización sin fines de lucro que rastrea datos sobre financiación de campañas y cabildeos.
Contra los pronósticos, la marea roja republicana no llegó y los demócratas, aunque con pérdida de asientos en el Congreso, como históricamente ocurre en estas elecciones con el partido en la Casa Blanca, salieron mejor parados de lo que se esperaba.
Sin embargo, el partido rojo logró, con un margen menor de lo previsto, la mayoría en la Cámara de Representantes, lo que puede darles más poder para abrir investigaciones sobre el actual gobierno e intentar someter a juicio político a sus miembros o al propio presidente, así como enterrar el trabajo de la Comisión parlamentaria que investiga el ataque al Congreso el pasado 6 de enero por partidarios del ex mandatario Donald Trump, quien por cierto ya anunció su intención de presentarse a las presidenciales de 2024.
Los demócratas por su parte, pudieron mantener el control de la Cámara alta, decisiva para que se confirmen las designaciones de Biden para altos cargos del gobierno o jueces federales, incluso de la Corte Suprema de Justicia, sin que sean bloqueadas.
A pesar de que el escenario no era nada favorable sobre todo, por la situación económica del país, con la mayor alza inflacionaria en décadas, y la baja aprobación de Biden, los azules tuvieron uno de los cuatro mejores resultados en elecciones intermedias en el último siglo para el partido en la Casa Blanca.
De acuerdo con los analistas, uno de los factores decisivos en el apoyo a los demócratas fue la preocupación de los votantes de que una victoria de los republicanos coartara aún más el derecho al aborto, luego de la decisión en junio pasado del Tribunal Supremo que acabó con la protección nacional que garantizaba esa prerrogativa.
Asimismo, el apoyo de Trump a varios candidatos republicanos le pasó factura al también conocido como partido de los elefantes. De hecho sondeos a pie de urna revelaron que uno de cada 3 electores dijo que su voto fue para enviar un mensaje de oposición al antiguo ocupante del Despacho Oval.
No obstante, el pasado 8 de noviembre ganaron escaños y otros cargos públicos en las distintas instancias republicanos que no reconocen los resultados de las elecciones de 2020, en las que se impuso Biden, e incluso apoyaron el asalto al Capitolio.
En estos comicios de medio término también se escogieron 36 gobernadores de los 50 estados de la Unión, en la que ambos partidos marcharon bastante parejos, aunque los demócratas le arrebataron a los republicanos las gobernaturas de Arizona, Maryland y Rhode Island. Los elefantes por su parte, se hicieron con Nevada.
En esta jornada electoral fueron además, puestos a consideración de los electores en varios estados diversos temas como el derecho al aborto, el uso recreativo de la marihuana, el sistema electoral o la abolición de la esclavitud en las cárceles, entre otros.
Los dos próximos años serán difíciles para Biden, el país tendrá un gobierno dividido, con los demócratas en la Casa Blanca y el control del Senado, pero los republicanos están ahora al mando de la Cámara de Representantes, y amenazan con obstaculizar la agenda del presidente y volver a los enfrentamientos por el presupuesto que ha llevado en años anteriores a cierres parciales del gobierno.