RHC

por Federico Marotta

España cierra el año en un ascendente panorama pre electoral.

En mayo se celebrarán las elecciones autonómicas y municipales y más adelante llegarán las nacionales para elegir presidente de gobierno. El Jefe de Estado seguirá siendo el rey Felipe VI y no existe ninguna señal, por tímida que pudiera ser, que alguien pretenda debatir sobre nuevas formas de gobierno.

La sociedad está dividida políticamente en dos hablando de derechas e izquierdas e inevitablemente marcha a los acuerdos para gobernar. Sus principales partidos siguen siendo el Partido Popular y el Socialista Obrero Español mientras que las encuestas marcan el crecimiento de Vox de tendencia ultra derechista.

Esta tendencia que se está dando en muchos países europeos no es ajena a España y mucho tendrán que trabajar los partidos de izquierda para frenar este crecimiento. La difícil tarea de construir y soportar la presión de la oposición en puntos claves como una de las últimas leyes aprobadas conocida popularmente como la Ley del Sólo si es sí que cambia las formas de juzgar acosos o violencia sexual.

España despedía el 2021 con el final de la pandemia y la erupción del volcán en Islas Canarias y se metía en un 2022 que traería guerra en Europa que continuaría desestabilizando la economía del país.

La guerra fue el detonante para la suba del combustible y a partir de allí de la canasta básica de las familias. Los precios se dispararon en las tiendas y supermercados y el gobierno debió tomar medidas de ayuda como subvencionar el combustible o aumentar las ayudas sociales.

La inflación todavía no se controla existiendo la expectativa que los precios de los alimentos vuelvan a situarse como en etapas anteriores.

En 2022 España comenzó a recuperar el turismo, fundamental en la economía del país y de muchas comunidades autonómicas en particular. España es un país que goza de un clima más templado en relación a países del norte europeo y brinda un verano largo, mucho sol y playa en el bellísimo Mediterráneo.

En comunidades netamente turísticas como es el caso de Islas Baleares se notó la afluencia turística y a su vez la falta de mano de obra. Propios españoles que venían de la península no volvieron a la temporada pues sumaban la escasa oferta de alquiler, el alto costo de las mismas y la necesidad de alquilar habitaciones que en muchos casos llegaban a los 400 euros al mes o más.

La inmigración a España sigue fluyendo y de Latinoamérica siguen viniendo personas buscando una vida mejor. Se encuentran con las dificultades de la residencia legal y la lentitud de la administración española.

El pueblo español no se moviliza en masa a pesar de las situaciones difíciles que atraviesa. La colonización cultural que reina en Europa tiende al individualismo de las personas, la competencia y el consumo. El pensamiento colectivo está en mínimos y las consecuencias de la pandemia en cuanto al aislamiento aumentó la situación.

Las organizaciones sociales, vecinales, ongs, de inmigrantes, culturales, son mantenidas por gente de mediana edad para arriba y es notable la ausencia de jóvenes en el trabajo colectivo. También se nota ello en la participación política. Nuevos tiempos a los cuales habrá que adaptarse e incertidumbre frente al futuro si nos basamos en nuestra manera de pensar.

Llega el invierno, la necesidad de dar calor a los hogares midiéndose cada paso pues el precio de la luz también ha subido. La oscilación de este precio no tiene control y desde hace meses la población sabe en qué momentos del día es más barato encender una luz, cocinar o usar un lavarropas. Los fines de semana también es más barata la luz. Debemos recordar que la electricidad, agua, telefonía son manejadas desde lo privado a pesar que es un bien común del pueblo.

A pesar de las adversidades económicas que ha sufrido, España sigue siendo un sitio digno para vivir y por ello la inmigración en donde algunos se quedan y otros la toman como tierra de paso para seguir más al norte europeo.

Si bien hablamos de la belleza del mar Mediterráneo no olvidamos las personas que lo siguen intentando cruzar desde África buscando trabajo. Europa no mira por ellos y las estadísticas, las que se saben, claro, indican que las muertes diarias en el mar son promedio de diez personas por día y subiendo. Las organizaciones humanitarias hacen lo que pueden mientras Europa sigue siendo cómplice de la explotación que se le hace a las riquezas naturales africanas.

Al cruce del mar le sumamos los saltos a la valla como en Melilla.

El sentimiento continental español afloró en la guerra Rusia-Ucrania. Se recibieron miles de refugiados a quienes se les otorgó la residencia legal de manera inmediata. Las noticias de esa guerra son diarias, se han vuelto costumbre, se envía material de guerra y asistencia sanitaria pero nadie habla de la posibilidad de parar la guerra.

Se censuró la prensa rusa, como también se mantiene esa censura sobre medios de comunicación de otros países en el mundo que tienen un pensamiento diferente al del capitalismo imperante.

España tiende al feminismo, a dar conciencia de los derechos de la mujer. Busca dar soluciones al Consejo General del Poder Judicial, dividido entre conservadores y progresistas, un bloqueo que afecta al Tribunal constitucional por la negativa de renovación de los conservadores.

En lo político el Partido Popular cambió el liderazgo de Pablo Casado por el del gallego Núñez Feijóo para enfrentar a quien será nuevamente candidato del Partido Socialista, el actual presidente de gobierno Pedro Sánchez. En el ala izquierda Unidas Podemos intenta sobrevivir a la ausencia de Pablo Iglesias que ha aparecido en escena nuevamente en las últimas semanas y ve crecer la figura de Yolanda Díaz con un proyecto nuevo. Ciudadanos, un partido que va a menos y las posiciones soberanistas o independentistas provenientes de Cataluña han perdido peso este último año.

El gran reto de la izquierda española es seguir mejorando y lograr consensos de unidad, soportar las situaciones adversas y además aguantar el crecimiento de la ultra derecha. Se necesita mucha unidad e inteligencia constructora. Tiene a su favor que está en el gobierno.

A pesar del abandono al pueblo saharaui y a las reivindicaciones de otros pueblos en el mundo España es la ventana europea hacia Latinoamérica y debería mantener una mirada de mayor complicidad con sus países castellano parlantes del mundo. La tarea es difícil, condicionada su economía por el capitalismo imperante, igual siempre hay una esperanza de construcción de un mundo más social y justo, más humano y más colectivo. Dentro y fuera de España.