Por: Daniela Hernández
Este año termina para Palestina sin atisbos de esperanza para la solución de dos estados.
Lo único que Israel le ofreció en este 2022 fueron bombardeos, detenciones, asesinatos, represión y por supuesto, la expansión de sus colonias.
Ya desde los primeros días de enero las fuerzas de Defensa de Israel bombardearon supuestos enclaves del Movimiento de la Resistencia Islámica Jamás, en Gaza, mientras que la artillería abrió fuego contra zonas del norte del territorio, donde residen más de dos millones de palestinos.
Los tres primeros meses del 2022 fueron testigos de la continuidad de la política represiva de Israel hacia el pueblo palestino y abril llegó con numerosos ataques a la Mezquita de Al Aqsa, lo que marcó un nuevo nivel de violencia religiosa.
Las fuerzas israelíes forzaron a los fieles palestinos a salir del santuario para permitir la entrada de colonos judíos a esa zona sagrada de Jerusalén, incursiones fuertemente criticadas no solo por la Autoridad Palestina sino también por la comunidad internacional que no vio con buenos ojos tamaña impunidad, en clara violación de previos acuerdos en torno a la Explanada de las Mezquitas.
En el quinto mes del año fue noticia de titulares en todo el mundo el asesinato de la periodista palestina Shireen Abu Akeh, mientras cubría una redada del Ejército israelí en la ciudad cisjordana de Jenin.
Las investigaciones de la parte palestina y la ONU sobre el trágico suceso revelaron que el disparo mortal que recibió la corresponsal de la cadena televisiva Al Yazira procedió de las Fuerzas de Defensa de Israel. No obstante, ninguno de lo soldados fue acusado. Y el caso fue presentados a la Corte Penal Internacional.
Nuevos hechos violentos se reportaron en el mes de junio, cuando Israel bombardeó varios puntos de la Franja de Gaza, incluso en el mar, donde fueron blanco de la armada sionista varios objetivos palestinos.
La reunión que mantuvieron en el mes de julio en Belén el presidente de Palestina, Mahmud Abás, y el de Estados Unidos, Joe Biden NO aportó nada a una distensión del conflicto en la convulsa zona. Ambos acordaron emitir declaraciones separadas ante la negativa palestina a los reclamos estadounidenses de evitar una condena a Israel y partes del documento propuesto por Washington que no reflejaban la limpieza étnica en Jerusalén contra los residentes palestinos en esa urbe.
El mes de agosto llegó con una ofensiva masiva, cuando por enésima vez las Fuerzas Armadas de Israel atacaron durante casi tres días la Franja de Gaza, donde viven más de dos millones de personas. Fuentes médicas reportaron la muerte de 49 ciudadanos, 16 de ellos menores de edad, y 365 heridos como consecuencia de la lluvia de misiles y bombas.
Más de mil 500 viviendas resultaron afectadas por la ofensiva militar, varias de ellas de forma total y numerosas zonas agrícolas fueron dañadas. Hechos que agravaron la ya dura crisis humanitaria generada por el bloqueo ilegal impuesto por Israel.
Para terminar el mes de agosto con broche de oro las fuerzas de seguridad israelíes asaltaron y cerraron las oficinas de la Asociación de Derechos Humanos y Apoyo a Prisioneros, el Centro de Investigación y Desarrollo Bisan, de la fundación Al-Haq y del movimiento Defensa Internacional de la Infancia. También fueron saqueadas la Unión de Comités de Mujeres Palestinas y de Comités Agrícolas.
El ejército de Tel Aviv comenzó en la primera semana de octubre el asedio al campamento de refugiados de Shuafat, el poblado de Anata, y unos días después bloqueó la ciudad de Nablus, una de las más pobladas de Cisjordania. Todo esto con el pretexto de cazar a un atacante palestino que asesinó a uno de su soldado y porque se multiplicaron los ataques desde esa urbe contra las patrullas y retenes militares israelíes. El acoso causó manifestaciones nacionales e internacionales.
En este mes también llegaron buenas noticias, pues el 14 de octubre y luego de 15 años de división, 14 facciones palestinas, incluidas las dos principales -y rivales- Hamas y Al Fatah, firmaron la “Declaración de Argel”. El documento es una sólida plataforma para el logro de la unidad nacional palestina y devuelve su rol central a la Organización para la Liberación de Palestina y sus instituciones afiliadas como representantes legítimos y únicos del pueblo palestino.
No obstante, otro golpe al futuro de Palestina llegó en noviembre luego del triunfo electoral en Israel del bloque de ultraderecha, presidido por Benjamin Netanyahu, que tiene figuras abiertamente racistas, xenófobas y antiárabes como los diputados Bezalel Esmotrich e Itamar Ben Gavir.
En este año continuó la construcción de colonias y puestos de avanzada israelíes e incluso tienen planes para un futuro asentamiento en una zona de Cisjordania declarada como un Patrimonio de la Humanidad en Peligro por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Los presos palestinos en cárceles israelíes protagonizaron en el 2 mil 22 varias manifestaciones contra la violación de sus derechos fundamentales, lo que incluyo huelgas de hambres y algunas de ellas duraron más de 100 días. Israel utiliza la detención administrativa para arrestar a palestinos por intervalos renovables que suelen oscilar entre tres y seis meses sobre la base de pruebas no divulgadas que incluso el abogado del acusado tiene prohibido ver.
Al respecto, la Asociación de Apoyo a Prisioneros y de Derechos Humanos Addammer, confirmó que, hasta el 21 de noviembre, el número total de presos políticos es de 4 mil 760, de ellos 160 menores y 6 miembros del consejo legislativo palestino
Cada semana de este año hubo noticias de palestinos heridos, detenidos y asesinados por el ejército israelí. El Ministerio de Salud de Palestina informó que hasta finales de noviembre, más de 200 de sus ciudadanos fueron asesinados por las tropas de Tel Aviv, incluidos 58 menores de edad.
Como cada año las organizaciones internacionales no toman medidas prácticas contra las ilegalidades de Israel, Estados Unidos cubre sus espaldas de todas las formas posibles y ahora el nuevo gobierno de Tel Aviv es uno de los más extremistas de su historia.
No obstante, si algo no se puede dudar es que el pueblo palestino continuará luchando por lo que le pertenece en la tierra en la que ha radicado por siglos. Y ahora con la unión de varias facciones de ese pueblo árabe, esperemos que una luz de esperanza se encienda en la oscuridad en la que Israel trata de sumirla para siempre.