Sao Paulo, 26 Dic (AFP) - Tras superar una sequía sin precedentes, el estado de Sao Paulo prestó este lunes parte de las bombas de agua que usó durante la crisis para asistir al empobrecido nordeste brasileño, que lucha ahora contra su periodo más seco en un siglo.
El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, firmó la cesión por 120 días de cuatro conjuntos de bombas fluctuantes -que aceleran el suministro a sequía alcanzó también a todas las regiones costeras", explicó a la AFP Raul Fritz, meteorólogo de la Federación Cearense de Meteorología (Funceme).
"Las reservas donde el estado de Ceará acumulaba agua durante años se secaron prácticamente todas, solo algunas pequeñas conservan un poco", añadió.
De acuerdo al investigador, este fenómeno que está arruinando la economía rural podría obedecer a varios factores como El Niño o la gran influencia que ejerce el cambio de temperatura de los océanos en las lluvias de la región.
Entre 2014 y 2015, sin embargo, la crisis hídrica sorprendió también al industrializado sudeste del país.
El estado de Sao Paulo, el más rico de Brasil, padeció entonces una sequía histórica, que hizo temer incluso que el sistema de la sierra Cantareira, responsable del abastecimiento del 45% de la región metropolitana de la capital, se vaciara por completo.
La crisis se tradujo en un racionamiento de agua en muchos hogares de este estado de 40 millones de habitantes, que sufrieron cortes que duraban días, además de la reducción de la presión de los grifos.
Pese a que muchos ciudadanos llevaban meses con restricciones, Alckmin -uno de los pesos pesados del partido de centroderecha PSDB- solo reconoció explícitamente que se estaba reduciendo el abastecimiento después de las elecciones de octubre de 2014, cuando fue reelegido para su cuarto mandato como gobernador de Sao Paulo.
Un sector de su partido ve ahora en este veterano político de 64 años, derrotado en la presidencial de 2006 por el reelecto presidente de izquierda Lula da Silva, al mejor candidato para 2018.