Las ballenas, los delfines y las marsopas hablan entre sí e incluso tienen dialectos por región, al igual que sucede en las sociedades humanas. Esta es una de las conclusiones del estudio desarrollado por un conglomerado de universidades internacionales: la Universidad de Manchester, la Universidad de British Columbia, The London School of Economics and Political Science y la Universidad de Stanford, que relacionó la complejidad de la cultura y el comportamiento de estos cetáceos con el tamaño de sus cerebros.
Los investigadores acumularon un gran conjunto de datos acerca del tamaño del cerebro de los cetáceos y de sus comportamientos sociales. En total, recabaron información de 90 especies diferentes de delfines, ballenas y marsopas, descubriendo pruebas increíblemente abrumadoras de que los cetáceos tienen rasgos de comportamiento social y cooperativo sofisticados, similares a muchos que se encuentran en la cultura humana.
Es la primera investigación de su tipo que logra demostrar que estas características sociales y culturales están relacionadas con el tamaño del cerebro y la expansión del cerebro, también conocida como encefalización.
El estudio asocia el comportamiento de los cetáceos al tamaño y expansión de su cerebro.
Entre los rasgos similares al ser humano, los científicos han identificado los siguientes:
-Relaciones complejas de alianza: trabajar juntos para beneficio mutuo.
-Transferencia social de técnicas de caza: enseñar a cazar y usar herramientas.
-Caza cooperativa.
-Vocalizaciones complejas, incluidos dialectos grupales regionales para “hablar” entre sí.
-Mímica vocal y “silbidos característicos” exclusivos, utilizando un reconomiento “nominal”
-Cooperación interespecífica con humanos y otras especies.
-Cuidado aloparental: cuidar a los pequeños que no son suyos.
-Juego social.
“Como humanos, nuestra capacidad para interactuar y cultivar relaciones sociales nos ha permitido colonizar casi todos los ecosistemas y el medio ambiente del planeta. También conocemos a las ballenas y delfines. Tienen cerebros excepcionalmente grandes y anatómicamente sofisticados y, por lo tanto, han creado una cultura marina similar.
Eso significa que la aparente coevolución de los cerebros, la estructura social y la riqueza conductual de los mamíferos marinos proporciona un paralelo único y sorprendente a los grandes cerebros e hiper-socialidad de los humanos y otros primates en la tierra. Desafortunadamente, nunca imitarán nuestras grandes metrópolis y tecnologías porque no evolucionaron con los pulgares oponibles”, aclara Susanne Shult, coautora del trabajo que publica Nature Ecology & Evolution.
Los expertos utilizaron el conjunto de datos para probar la hipótesis del cerebro social y la hipótesis del cerebro cultural, teorías evolutivas desarrolladas originalmente para explicar los grandes cerebros en primates y mamíferos terrestres. Argumentan que los cerebros grandes son una respuesta evolutiva a entornos sociales complejos y ricos en información; sin embargo, esta es la primera vez que estas hipótesis se han aplicado a los mamíferos marinos “inteligentes” a una escala tan grande.
La gestación de un delfín suele durar unos 12 meses. Una vez haya nacido permanecerá con su madre de 3 a 6 años durante los cuales aprenderá a pescar y a comunicarse socialmente con el grupo.
“Los cetáceos tienen muchos comportamientos sociales complejos que son similares a los humanos y otros primates. Sin embargo, tienen estructuras cerebrales diferentes de nosotros, lo que lleva a algunos investigadores a argumentar que las ballenas y los delfines no podrían lograr mayores habilidades cognitivas y sociales.
Creo que nuestra investigación muestra que claramente no es así, sino que surge una nueva pregunta: ¿cómo pueden los patrones muy diversos de estructura cerebral en especies muy diferentes dar lugar a conductas cognitivas y sociales muy similares? “, se pregunta Kieran Fox, coautor del estudio.