Por: Lorenzo Oquendo
La Habana, 20 may (RHC) El desmedido consumo de combustibles fósiles como petróleo y carbón son la causa esencial del cambio climático que invade al planeta con sus nocivos gases de efecto invernadero.
Esos dos recursos utilizados en el mundo de manera irracional surgieron química y físicamente hace millones de años en la vegetación terrestre para convertirse en recursos de sistemática extracción universal.
No se conoce realmente cuanto petróleo, carbón y gas tiene el subsuelo en el mundo, pero si sabemos que la actual e intensiva utilización de estos combustibles incrementan impactos del cambio climático y sus dañinas consecuencias.
El 80 por ciento de las fuentes mundiales que generan electricidad son a partir de combustibles fósiles, sin embargo los esfuerzos para cambiar esa manera de consumir son muy insuficientes y deben incrementarse las alternativas renovables de energías limpias como aquellas provenientes del sol, la eólica a partir de vientos naturales, de biomasa, hidroeléctrica, fotovoltáica y geotérmica, entre otras.
La utilización de las energías renovables para generar, por ejemplo, electricidad debe respaldarse por los gobiernos y otras autoridades en el mundo, especialmente científicos e investigadores del medio ambiente para lograr antes que sea tarde la eliminación del consumo de petróleo, carbón y gas en el subsuelo terrestre.
Es de notar que el uso de combustibles fósiles está en constante incremento a medida del desarrollo especialmente industrial del mundo, pero ciertamente es necesario establecer la interrogante de: ¿Hasta cuándo será esta situación de cambio climático contra la propia humanidad?
¿Es posible detener un cataclísmo ambiental en esta época en que la modernidad está reñida con el medio ambiente?
¿Será mejor declinar y esperar pacientemente a que se terminen los recursos de petróleo, carbón y gas del subsuelo?
Las respuestas a esas interrogantes conducen a que de una vez y por todas es preciso aplicar las medidas archiconocidas para detener el cambio climático como permanente amenaza contra el espacio atmosférico y la existencia humana.