La Habana, 10 jun (RHC) Los resultados que muestra hoy la Isla en el tratamiento a pacientes deben mucho a la ciencia cubana, que ha volcado sus esfuerzos en la búsqueda de protocolos y tratamientos que ayuden a combatir la COVID-19 en el país.
El doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial BioCubaFarma; informó en la Mesa Redonda sobre el impacto que han tenido los resultados científicos de la industria biofarmacéutica en el combate contra esta enfermedad.
Los cuatro momentos de la actuación de este grupo biofarmacéutico coinciden con las etapas en que se desarrolla la COVID-19. De este modo, los medicamentos suministrados desde el grupo se dividieron para las fases pre-contagio, viremia, neumonía y recuperación.
Cuando las personas son infectadas con el nuevo coronavirus, un porciento importante lo pasa de forma asintomática. Otros llegan a desarrollar la enfermedad de forma leve y viven fases de viremia, neumonía y recuperación.
“En paralelo, un grupo de los pacientes confirmados derivan hacia un estado grave o crítico y, en un porciento importante, hacia la muerte. De hecho, la letalidad del virus a nivel internacional se encuentra actualmente por encima del 5 por ciento”, explicó Martínez Díaz.
Añadió que la diferencia entre quienes pasan la enfermedad de forma asintomática o leve y quienes se complican, está dada por la imposibilidad de su sistema inmunológico de responder rápidamente y eliminar el virus. Si este consigue alcanzar una carga alta en el organismo, se desarrolla el fenómeno conocido como tormenta de citoquinas, que provoca distrés respiratorio, inflamación e incluso la muerte.
Partiendo de ese análisis, BioCubaFarma diseñó junto al Ministerio de Salud Pública (Minsap) una estrategia de atención que comenzó en la fase previa al contagio.
“A todas las personas que se identificaron como vulnerables de llegar a la fase grave o crítica se le aplicaron un grupo de medicamentos ya conocidos y registrados, que son potenciadores de la respuesta inmune”, relató el presidente de dicho grupo empresarial.
Una de las primeras propuestas para ese momento fue la Biomodulina T. Este fármaco inmunopotenciador estimula la aparición del interferón y células del sistema inmunológico, que llevan a la producción de anticuerpos cuando se produce una infección viral o antibacteriana. Fue aplicado en hogares de ancianos, hospitales psiquiátricos y otros espacios similares.
“Los resultados indican que entre los meses de enero y mayo se redujeron en más de un 80% las infecciones respiratorias agudas. Es decir, no solo ha servido en la prevención específica de la COVID-19, sino que ha mejorado el estado de salud general de estas personas”, aseguró Martínez Díaz.
Comentó que ya se distribuyeron a todo el Sistema Nacional de Salud más de 180 mil frascos de Biomodulina T y se rompieron sus récords de producción. Para ello fue de gran ayuda el trabajo conjunto con el Ministerio de la Industria Alimenticia y el Ministerio de Agricultura. “Todo esto nos indica que dicho medicamento puede tener muchos más usos que los que hasta ahora había tenido”, agregó.
Refiriéndose a otros puntos clave de la estrategia, el presidente de BioCubaFarma declaró que se distribuyeron más de 2 millones de frascos de la medicina homeopática PrevengHo-Vir y más de 100 mil dosis de Factor de Transferencia, que también eleva las defensas.
Además, se concibió el uso profiláctico del Interferón. Específicamente, se desarrolló una formulación nasal que fue administrada sobre todo al personal de la salud. En paralelo, los médicos de la Isla que salieron de misión al exterior lo usaron en su versión inyectable.
Como resultado también aquí hay cifras favorables. “El nivel de infección en el personal de salud a nivel mundial ha sido bastante alto, alrededor de un 30 por ciento. También hay una tasa de mortalidad elevada en este grupo. Mientras, en Cuba, hubo menos de un 50 por ciento de infección respecto a lo ocurrido en el mundo y no se ha lamentado ninguna muerte”, detalló Martínez Díaz.
En lo relativo al plan de medicamentos para las fases posteriores al contagio, recordó que varias publicaciones científicas han confirmado la efectividad de antivirales como el Interferón alfa y beta, producidos en la Isla.
“En nuestro país, un estudio de los primeros 700 pacientes arrojó que en ese momento la letalidad estaba en 2.7 por ciento; pero entre los que usaron el Interferón solo era del 0.92 por ciento. Mientras en los pacientes que evolucionaron hacia la gravedad, la letalidad en el mundo se encontraba entre un 15 y un 20 por ciento, en Cuba en un 9 por ciento y en quienes habían recibido el Interferón un 5.5 por ciento. Son, sin dudas, buenos resultados”, especificó.
El Interferón Alfa 2B tiene la capacidad de interferir la multiplicación viral dentro de las células y cubrir la deficiencia natural de interferón que provoca el SARS-CoV-2, fortaleciendo el sistema inmunológico.
Sin embargo, añadió el líder del grupo empresarial, como parte de la vigilancia constante a la información científica, los investigadores constataron el papel que jugaba también el Interferón Gamma en la respuesta al nuevo coronavirus. Este otro antiviral es, además, inmunoadyuvante.
“Tenemos un fármaco que mezcla el interferón alfa y el gamma. Se ha utilizado sobre todo en el tratamiento al cáncer de piel. A partir de las investigaciones realizadas, confirmamos que en este caso también se justificaba su uso para combinar funciones antivirales e inmunes adaptativas y acelerar el proceso de eliminación del virus”, explicó.
Tras la aplicación del mismo en aquellos pacientes que después de quince días no negativizan el virus, con solo tres o cuatro dosis en alrededor de cuatro días se produjo la eliminación en un alto por ciento de los casos, aseguró Martínez Díaz.
En el caso de los pacientes donde se produce la tormenta de citoquinas y la evolución hacia el estado crítico, la estrategia de medicamentos a aplicar incluyó los anticuerpos monoclonales, que se producen en el Centro de Inmunología Molecular (CIM). “Como resultado, más de un 80% de los pacientes en estado grave sobrevivieron a esa fase”, aseguró el experto.
Además, comentó que actualmente la India está valorando extender su uso. Se ha aplicado en más de veinte pacientes y los médicos que han participado en el estudio están muy entusiasmados con la respuesta.
Otro medicamento aplicado que frena la tormenta de citoquina y las consecuencias que se derivan de ella fue el CIGB-258. Martínez Díaz explicó que alrededor del 80 % de pacientes que llegan a los estados críticos fallecen, no solo por la tormenta citoquinas, sino por los efectos trombóticos. “Este péptido influye también en esto último”, dijo.
Estudios tras su aplicación constataron una tasa de supervivencia en los pacientes graves de más del 90% y en los críticos de más del 76%. Como consecuencia, se decidió que tanto el anticuerpo monoclonal como este medicamento se les suministrara a pacientes en estado de cuidados para evitar que pasaran a la gravedad. Además, de conjunto con el Minsap se extendió la distribución a todo el país.
Díaz Martínez comentó que el hecho de que en Cuba ya se cumplan diez días sin fallecimientos, no haya pacientes críticos desde el 25 de mayo y solo quede uno grave tiene como causa principal el esforzado trabajo de los médicos que están en las terapias. Sin embargo, un punto clave importante ha sido el acceso y la existencia de medicamentos específicos para enfrentar la enfermedad.
Finalmente, el líder empresarial se refirió a los planes de fármacos para aquellos pacientes que se encuentran en la fase de recuperación, posterior a la eliminación del virus. Comentó que se están estudiando efectos neurológicos derivados de la enfermedad y se propondrán medicamentos para esos casos, entre otros.
(Cubadebate)