Las ballenas dependen de los sonidos de otras personas y de su entorno para navegar a través de los vastos océanos.
Washington, 9 abr (RHC) Científicos mostraron que el transporte marítimo, el sonar, la exploración y la construcción en alta mar interfieren con los cantos de las ballenas y otras comunicaciones acústicas necesarias durante su migración, publicó este martes Movement Ecology.
Según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Melbourne, Australia, y el Politecnico di Torino, Italia, el paisaje sonoro actual de las ballenas podría estar causando un retraso de tres a cuatro días en llegadas migratorias, lo que representa un 20 por ciento adicional en el tiempo de viaje.
Si los niveles de ruido continúan aumentando, el modelo sugiere que es posible que algunas ballenas nunca lleguen a su destino, ya sea porque se desvían de su curso o evitan ruidos fuertes que bloquean su ruta.
Descubrimos que el ruido producido por el hombre tiene tres efectos principales en la migración, destacó el doctor Stuart Johnston, matemático del centro universitario australiano y coautor del artículo.
Reduce la capacidad de escuchar comunicaciones acústicas como los cantos entre las ballenas, genera una respuesta de evitación cuando es lo suficientemente fuerte y disminuye la detección de señales ambientales que utilizan algunas para informar la navegación, dijo.
Las ballenas barbadas (sin dientes) como las minke, las jorobadas y las azules son famosas por su extraordinaria comunicación acústica, que puede atravesar cientos de kilómetros, porque el sonido viaja una larga distancia en el agua.
“Sabemos que la contaminación acústica afecta el comportamiento de las ballenas, reduciendo su rango de comunicación y aumentando sus niveles de estrés, lo que se ha relacionado con varamientos. Pero no se sabe hasta qué punto, eso es lo que queríamos explorar”, señaló el experto.
Explicó que “las ballenas dependen de los sonidos de otras personas y de su entorno para navegar a través de los vastos océanos. El ruido de los sistemas de sonar, el transporte marítimo y la construcción está reduciendo la detección de señales ambientales que pueden indicar a las ballenas adónde ir”.
Las ballenas tienden a migrar a aguas más frías en verano y a aguas más cálidas en invierno, siguiendo fuentes de alimento, reproduciéndose y pariendo donde las condiciones son mejores para sus crías.
En opinión de los investigadores, el tiempo adicional de migración debido a la interferencia del ruido dejaría a las ballenas con menos tiempo y energía para reproducirse y buscar alimento, además de crear la necesidad de reponer la energía perdida.