La Habana, 9 sept (RHC)- La película brasileña Aquarius, nominada a la Palma de Oro en Cannes y estrenada recientemente en Brasil, se convirtió, sin proponérselo según su director, en un símbolo de la resistencia del mundo artístico al gobierno de Michel Temer.
La polémica comenzó en Cannes en mayo, cuando en la alfombra roja de la mayor vitrina del cine internacional el director Kleber Mendonça Filho y su elenco, que incluye a la estelar Sonia Braga, sacaron a relucir carteles que denunciaban un golpe de Estado en Brasil.
Al otro lado del océano, la entonces presidenta Dilma Rousseff acababa de ser suspendida por el Senado, a la espera de un juicio de destitución que concluyó la semana pasada con su remoción definitiva, por presuntos desvíos de las cuentas públicas.
El largometraje se estrenó en Brasil el 1º de septiembre, exactamente un día después de la destitución de Rousseff, y se convirtió en un emblema que llenó las salas y acompañó las proyecciones con aplausos, pancartas y gritos de "¡Fuera Temer!".
Coincidencia paranormal
Sin tratar directamente sobre la crisis, la película "termina siendo muy política", reflexionó Mendonça Filho en entrevista con la AFP.
Sonia Braga encarna a Clara, una periodista jubilada que se niega a abandonar su apartamento frente a la playa en Recife (noreste), pese a las presiones de una constructora que quiere sustituir el edificio por un complejo inmobiliario de lujo.
Es una "coincidencia paranormal" con la trama política de Brasil, considera su director.
"La historia de la película puede ser vista como la historia de Dilma Rousseff, algo que francamente nunca planeé: una mujer que está siendo desalojada de manera injusta. Existen por detrás poderes que quieren que ella salga", afirmó Mendonça Filho.
En los primeros cuatro días de exhibición, la cinta cosechó 55.000 espectadores -un número significativo para una producción local- y se encuentra entre los 16 largometrajes brasileños que aspiran a representar a su país en la competencia por el Oscar a mejor película en lengua extranjera.
Otras polémicas, sobre la clasificación de la película como "apta para mayores de 18 años" (después modificada para mayores de 16) y sobre la elección de los miembros de la comisión que escogerá el representante para el Oscar, la pusieron aún más en el foco de la actualidad.
Chico Buarque, Caetano Veloso y "Fora Temer!"
Desde que Temer asumió el comando de Brasil, aun siendo presidente interino emprendió una serie de reformas que generaron rechazo en los sectores de izquierda y en gran parte de la comunidad artística, como la eliminación del Ministerio de Cultura, una decisión que luego revirtió tras sostenidas protestas y ocupaciones.
Artistas de la talla de Caetano Veloso y Chico Buarque se sumaron a esta oposición: Caetano Veloso publicó una foto en las redes sociales con un cartel "Fora Temer" antes de subir al escenario durante la apertura de los Juegos Olímpicos de Rio en agosto, y en sus más recientes conciertos en Europa el público ha cantado consignas contra el nuevo mandatario brasileño.
Chico, por su parte, acompañó al expresidente Lula, líder histórico de la izquierda latinoamericana, en la tribuna de honor durante la maratónica sesión en que Rousseff declaró ante el Senado, en la etapa final de juicio de destitución.
"Los agentes de la cultura son como una caja de resonancia, como un espacio privilegiado de reflexión sobre las principales cuestiones nacionales", dijo a la AFP Edson Farias, profesor de Sociología de la Universidad de Brasilia.
Aunque para Farias, el alcance que puede tener en la sociedad la manifestación de estos grupos de élite es más bien limitada.
"Esas actitudes, ya sea de Chico o del elenco de filme 'Aquarius', indican un prestigio que todavía existe" entre los artistas, pero la posibilidad de "resonar dentro de los círculos de poder legislativos, jurídicos y del gobierno brasileño" son aún lejanas, ponderó.
Unas reservas que podrían reducirse después de los abucheos contra Temer que el miércoles interrumpieron los discursos oficiales de la inauguración de los Juegos Paralímpicos, en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro.
(AFP)