La Hanana, 29 nov (RHC) A propósito de su visita a Cuba, y en coincidencia con el fallecimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, entrevistó la revista de cultura la Jiribilla al novelista, historiador y comunicador audiovisual mexicano Paco Ignacio Taibo II, a quien Casa de las Américas dedicó la Semana de Autor.
La Jiribilla: Taibo, en un caso como este huelgan las preguntas. Quisiera conocer tu valoración sobre la desaparición física de Fidel, hecho que te ha sorprendido en La Habana.
Taibo: Sospecho que se va, naturalmente, a desatar un coro ageográfico y polifónico, desde todos lados, porque la figura de Fidel ocupa espacio histórico y político durante tantos años y en circunstancias tan variadas, que terminaremos por devolverle una visión externa y racional, pero ¿a cuál Fidel nos referimos? ¿Al estratega del 26 de julio? ¿Al que consigue imposibles durante la lucha contra Batista? ¿Al Fidel influido por Mella o por Guiteras? ¿Al Fidel de la larga y conflictiva relación con la Unión Soviética? ¿Al Fidel de los Marielitos? ¿Al Fidel del sorteo, del cerco económico cubano?
Me preocupa la tendencia de muchos de ver la Revolución como un todo que dura 50 años, lo cual es falso, porque no hay tal todo. Hay momentos, muy diferentes entre sí y es importante saber de cuál hablas. No es lo mismo el clima, el ambiente y la situación política de la Segunda Declaración de La Habana, que el de finales de los años 60. Entonces, yo creo que habrá una valoración múltiple, variada, y una sensación de que se fue una referencia. Para un país que vivió una relación de caudillo, de líder, tan potente como la que mantuvo Fidel en Cuba, y eso va a generar una sensación de vacío. Se fue, ya no está.
Fidel había logrado, incluso después de su retiro de la dirección política del país, mantener una presencia. Estaba ahí, opinaba, se asomaba, ponía el dedo en algunas llagas, señalaba; y esta ausencia va a crear un vacío en muchos cubanos.
Afortunadamente Fidel dejó abundante material sobre muchos momentos de su vida política, momentos de las crisis que sobreviven en Cuba y no es, yo diría, un personaje enigmático. Quedan huecos, sin dudas, pero hizo esfuerzos por abrir espacios. De la Crisis de los Misiles, por ejemplo, sabemos mucho gracias a que Fidel descatalogó documentos, aportó, etc. Podemos citar decenas de situaciones como esta, entre ellas las largas entrevistas a Gianni Miná, que están muy bien en este sentido. Se inicia ahora un momento de valoración de Fidel como personaje histórico. En América Latina pesa mucho. Cuba ha sido la excepción y el punto de referencia, no solo para la visión crítica contra el imperialismo, sino para el Sí se puede. Y una relación de solidaridad, apoyo y estímulo, en una época larga de la Revolución Latinoamericana y luego una relación de apoyo-impulso que se ha producido en estos últimos años de gobiernos que triunfan en procesos electorales, con posiciones de centro izquierda o de izquierda. Entonces no será fácil una valoración y supongo que la sociedad cubana va a pasar del desconcierto a la nostalgia y luego, lentamente, a la valoración.
La Jiribilla: Has tenido la oportunidad de vivir estos acontecimientos en La Habana y de constatar lo que realmente pasa en un día sobre el que tanto se había especulado. ¿Cómo percibes el ambiente general de la ciudad ahora mismo?
Taibo: Es muy pronto. He salido del sueño, con siete llamadas telefónicas juntas y me parece muy pronto para tener una valoración, que solo se logra en la calle, interactuando con la gente; pero estoy seguro de que se va a producir esto: una sensación de vacío, a la que va a dejar espacio una sensación de nostalgia, la que va a dejar espacio, lentamente, hacia una relación. Cada uno va a sacar del arcón de su memoria sus recuerdos con Fidel.
Es curioso que cuando se produce el hecho, yo estaba hablando con un colaborador muy cercano a Fidel, que no conocía la noticia aun, sino que nos enterábamos en ese momento ambos. Estábamos discutiendo algunos momentos de la historia, vinculados al Che Guevara y a Fidel y teníamos una conversación con esta persona, que fue un actor fundamental de aquella etapa y que me hacía observaciones, muy justas por cierto, sobre cosas que parecen en mi libro sobre el Che. Y se refería a Fidel como “el hombre”. Yo tardé un poco en descifrar quién era “el hombre”, pero luego recordé el seudónimo que tenía en las comunicaciones con la guerrilla boliviana, cuando era llamado “leche” en las cartas en clave y ahí comprendí aquellas alusiones a “el hombre”.
No creo que su desaparición física genere un terremoto en Cuba. Su inteligente, diría yo, retirada del poder, garantizaba una continuidad y una transición, no a la mexicana, sin temblores. Lo vivimos con Chávez en Venezuela, aun cuando Chávez tuvo una relación más corta con las masas, pero aun así fue tremendo.