Las Tunas (PL) Las recientes celebraciones en esta provincia cubana del medio siglo de Jornadas Cucalambeanas, reunión que defiende la décima como estrofa nacional, ratificó también a esa forma poética como prosa iberoamericana y puente cultural de la región.
La presencia de creadores e investigadores de 15 países de la región y de otras latitudes le concedió la acostumbrada proyección internacional a la 50 edición del evento, que cada año rinde homenaje al principal poeta-decimista cubano, el tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé, 1829 1862).
Cerca de 100 invitados de países latinoamericanos, entre ellos los del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), organismo al que se le dedicó esta edición, se sumaron al carácter diverso de la Cucalambeana, cuyo programa se estructura alrededor de la espinela, la variante de la décima más popular en Iberoamérica.
Así, los artistas, creadores y estudiosos de ese bloque económico (Costa Rica, Honduras, Panamá, Belice, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Guatemala), junto a los de Puerto Rico, México, Colombia, Argentina, Italia y Alemania, se sumaron a los cubanos en la interpretación de ritmos, canciones, tonadas, improvisaciones y diálogos poéticos.
“Este evento lírico y folclórico es una puerta más entre Cuba y los países de nuestra región, una hermosa oportunidad de intercambio cultural, un puente de comunicación entre ambas partes”, declaró a Prensa Latina Erik Román, embajador de en Cuba de Costa Rica, que ocupa la actual Presidencia Pro Témpore del SICA.
PROYECCIÓN IBEROAMERICANA DEL EVENTO
El carácter de convocatoria internacional de la Cucalambeana, celebrada desde 1967 alrededor de la música campesina, conocida como punto guajiro o punto cubano, se debe a que esas expresiones musicales están estructuradas alrededor de la espinela (dos redondillas de versos octosílabos con dos de enlace entre ellas), igual que las creaciones folclóricas presentadas por los invitados.
Esa dimensión regional es enriquecida históricamente mediante la gestión promocional y de intercambio de trovadores, músicos y otros cultores del género, por instituciones como la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé de Las Tunas (fundada en 1993), y el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (Cidvi, año 2000).
ESPACIO PARA IMPROVISADORES LATINOAMERICANOS
Pese a la mencionada presencia iberoamericana en estas Cucalambeanas, el más importante encuentro folclórico campesino del país, la actuación de los improvisadores extranjeros siempre fue algo especializada, parcial y aislada.
Las presentaciones foráneas se limitaban a galas y otros espectáculos públicos en distintos espacios de la ciudad, como la finca El Cornito, donde Nápoles Fajardo nació, vivió y creó parte de su obra.
De oficio, los repentistas del resto de la región no compiten en segmentos competitivos del evento como el concurso de improvisadores Justo Vega con los repentistas locales, reconocidos por su elevado nivel lírico y facilidad para componer esa estrofa.
Tampoco es costumbre que interactúen con los del patio en los concursos escritos, el nacional de glosas (bloque de 40 décimas), y el Iberoamericano El Cucalambé, que concentran a destacados exponentes. Pero este año, por primera vez, los trovadores invitados tuvieron allí un espacio fijo llamado El Bohío.
Artistas cubanos como Emiliano Sardiñas y Luis Paz subrayaron a Prensa Latina la calidad con que actuaron los repentistas que alternaron con los locales, entre ellos los colombianos Mateo Jiménez y Elías Echavarría y el puertorriqueño Cristian Campiña.
“Desde hace tiempo conocemos la preocupación de los invitados por su escasa participación entre improvisadores durante estas reuniones y de ahí la convocatoria ahora en El Bohío, que satisfizo esas demandas, declaró Paz, también presidente del Cidvi.
Entre las formas de participación foránea figuraron encuentros de tradiciones y actuaciones musicales de piezas y ritmos de cada país de la región en los que se emplea la décima, como mostró el grupo músico-danzario mexicano Los Pachamama.
Esa agrupación, que asume a esa deidad representativa de la tierra y la naturaleza que la habita, emplea instrumentos como la jarana tercerola, el cajón peruano, la jarana primera y el bajo eléctrico, junto a ritmos y demostraciones de zapateo que llaman al baile con versiones propias.
La presencia latinoamericana en esta edición fue liderada por Argentina, con 43 integrantes; Colombia con 20; y Puerto Rico con 16.
DESDE ESPAÑA HASTA IBEROAMÉRICA
El recorrido de la décima nacida en España y difundida en Iberoamérica fue resumido teóricamente en la parte investigativa de la Cucalambeana, el Coloquio Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, y artísticamente en las galas y demás espectáculos formales.
La historia de esa estrofa surgida en el siglo XVI y practicada en la región desde el XVIII con nombres y características distintas en cada país fue expresada mediante la improvisación poética, la música, la danza, y otras modalidades creadas alrededor de la décima.
Bajo el nombre de “50 aniversario de Fajardo a Naborí”, la gala de clausura rindió también homenaje al primero de ellos (Juan Cristóbal Nápoles, 1829-1861), principal decimista del siglo XIX; y al segundo (Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí), artífice del XX.
Esta edición otorgó una medalla por los 50 años del evento a numerosas personalidades tuneras y del resto del país, durante una ceremonia presidida por el ministro de cultura, Abel Prieto, el primer secretario del Partido en la provincia, Ariel Santana; y la presidenta aquí del gobierno, Lilian González.
Naborí fue también recordado en esta edición por ser uno de los principales gestores de la Jornada Cucalambeana, junto al líder campesino José (Pepe) Ramírez y el dirigente político tunero Manuel Fernández.
LOS COLORES DEL VERSO
Los premios nacionales del concurso oral de improvisadores Justo Vega correspondieron a Aramis Padilla (provincia de Mayabeque), Geordanis Romaguera (Matanzas) y Liliana Rodríguez (Las Tunas).
El jurado del certamen El Cucalambé, para la estrofa escrita, por su parte, concedió el lauro principal a Carlos Esquivel (Las Tunas) y Alexánder Aguilar (Granma), por su poemario Los hemisferios contrarios, premio entregado en el espacio El Catauro de la décima, ya habitual en estas Cucalambeanas.
Otro certamen de la reunión que develó el carácter multidisciplinario de estos eventos, el Salón Nacional de Paisaje, Artesanía y Décima Ilustrada, introdujo la presencia de las artes plásticas al conceder su primer premio en Paisaje a Víctor Andreal Isacc, de la oriental provincia de Santiago de Cuba, por su obra Finca Dagmara.
En la categoría de Artesanía el premio fue otorgado a Arley Caballero (Holguín), por el conjunto de obras Bota, cafetera y colador; mientras en Décima Ilustrada, otra modalidad con presencia de la citada estrofa, ganaron con la pieza Añoranza los autores Argel Fernández y Baire Cartaya (Las Tunas).
El perfil multidisciplinario de esta edición fue expresado también mediante la presentación de un libro que resume literatura, investigación y pintura, Los colores del verso, de los poetas y estudiosos Lázaro Palenzuela y Yunetsy Oliva, con selección de pinturas del campesino y artista plástico Rogelio Fundora y décimas sobre dichas obras de distintos autores nacionales.
Entre estos últimos es Héctor Gutiérrez quien devela uno de los ángulos más característicos de la obra del también llamado Guajiro que pinta, la del campesino siempre preocupado por la lluvia sobre su tierra reseca:
“Cuando faltan los chubascos / que hacen la tierra parir / la presa logra exhibir / entre las piedras sus frascos. / Parecen penas con cascos / las reses en el potrero / y el que humedece el sombrero / con l
Las Tunas (PL) Las recientes celebraciones en esta provincia cubana del medio siglo de Jornadas Cucalambeanas, reunión que defiende la décima como estrofa nacional, ratificó también a esa forma poética como prosa iberoamericana y puente cultural de la región.
La presencia de creadores e investigadores de 15 países de la región y de otras latitudes le concedió la acostumbrada proyección internacional a la 50 edición del evento, que cada año rinde homenaje al principal poeta-decimista cubano, el tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé, 1829 1862).
Cerca de 100 invitados de países latinoamericanos, entre ellos los del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), organismo al que se le dedicó esta edición, se sumaron al carácter diverso de la Cucalambeana, cuyo programa se estructura alrededor de la espinela, la variante de la décima más popular en Iberoamérica.
Así, los artistas, creadores y estudiosos de ese bloque económico (Costa Rica, Honduras, Panamá, Belice, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua y Guatemala), junto a los de Puerto Rico, México, Colombia, Argentina, Italia y Alemania, se sumaron a los cubanos en la interpretación de ritmos, canciones, tonadas, improvisaciones y diálogos poéticos.
“Este evento lírico y folclórico es una puerta más entre Cuba y los países de nuestra región, una hermosa oportunidad de intercambio cultural, un puente de comunicación entre ambas partes”, declaró a Prensa Latina Erik Román, embajador de en Cuba de Costa Rica, que ocupa la actual Presidencia Pro Témpore del SICA.
PROYECCIÓN IBEROAMERICANA DEL EVENTO
El carácter de convocatoria internacional de la Cucalambeana, celebrada desde 1967 alrededor de la música campesina, conocida como punto guajiro o punto cubano, se debe a que esas expresiones musicales están estructuradas alrededor de la espinela (dos redondillas de versos octosílabos con dos de enlace entre ellas), igual que las creaciones folclóricas presentadas por los invitados.
Esa dimensión regional es enriquecida históricamente mediante la gestión promocional y de intercambio de trovadores, músicos y otros cultores del género, por instituciones como la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé de Las Tunas (fundada en 1993), y el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (Cidvi, año 2000).
ESPACIO PARA IMPROVISADORES LATINOAMERICANOS
Pese a la mencionada presencia iberoamericana en estas Cucalambeanas, el más importante encuentro folclórico campesino del país, la actuación de los improvisadores extranjeros siempre fue algo especializada, parcial y aislada.
Las presentaciones foráneas se limitaban a galas y otros espectáculos públicos en distintos espacios de la ciudad, como la finca El Cornito, donde Nápoles Fajardo nació, vivió y creó parte de su obra.
De oficio, los repentistas del resto de la región no compiten en segmentos competitivos del evento como el concurso de improvisadores Justo Vega con los repentistas locales, reconocidos por su elevado nivel lírico y facilidad para componer esa estrofa.
Tampoco es costumbre que interactúen con los del patio en los concursos escritos, el nacional de glosas (bloque de 40 décimas), y el Iberoamericano El Cucalambé, que concentran a destacados exponentes. Pero este año, por primera vez, los trovadores invitados tuvieron allí un espacio fijo llamado El Bohío.
Artistas cubanos como Emiliano Sardiñas y Luis Paz subrayaron a Prensa Latina la calidad con que actuaron los repentistas que alternaron con los locales, entre ellos los colombianos Mateo Jiménez y Elías Echavarría y el puertorriqueño Cristian Campiña.
“Desde hace tiempo conocemos la preocupación de los invitados por su escasa participación entre improvisadores durante estas reuniones y de ahí la convocatoria ahora en El Bohío, que satisfizo esas demandas, declaró Paz, también presidente del Cidvi.
Entre las formas de participación foránea figuraron encuentros de tradiciones y actuaciones musicales de piezas y ritmos de cada país de la región en los que se emplea la décima, como mostró el grupo músico-danzario mexicano Los Pachamama.
Esa agrupación, que asume a esa deidad representativa de la tierra y la naturaleza que la habita, emplea instrumentos como la jarana tercerola, el cajón peruano, la jarana primera y el bajo eléctrico, junto a ritmos y demostraciones de zapateo que llaman al baile con versiones propias.
La presencia latinoamericana en esta edición fue liderada por Argentina, con 43 integrantes; Colombia con 20; y Puerto Rico con 16.
DESDE ESPAÑA HASTA IBEROAMÉRICA
El recorrido de la décima nacida en España y difundida en Iberoamérica fue resumido teóricamente en la parte investigativa de la Cucalambeana, el Coloquio Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, y artísticamente en las galas y demás espectáculos formales.
La historia de esa estrofa surgida en el siglo XVI y practicada en la región desde el XVIII con nombres y características distintas en cada país fue expresada mediante la improvisación poética, la música, la danza, y otras modalidades creadas alrededor de la décima.
Bajo el nombre de “50 aniversario de Fajardo a Naborí”, la gala de clausura rindió también homenaje al primero de ellos (Juan Cristóbal Nápoles, 1829-1861), principal decimista del siglo XIX; y al segundo (Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí), artífice del XX.
Esta edición otorgó una medalla por los 50 años del evento a numerosas personalidades tuneras y del resto del país, durante una ceremonia presidida por el ministro de cultura, Abel Prieto, el primer secretario del Partido en la provincia, Ariel Santana; y la presidenta aquí del gobierno, Lilian González.
Naborí fue también recordado en esta edición por ser uno de los principales gestores de la Jornada Cucalambeana, junto al líder campesino José (Pepe) Ramírez y el dirigente político tunero Manuel Fernández.
LOS COLORES DEL VERSO
Los premios nacionales del concurso oral de improvisadores Justo Vega correspondieron a Aramis Padilla (provincia de Mayabeque), Geordanis Romaguera (Matanzas) y Liliana Rodríguez (Las Tunas).
El jurado del certamen El Cucalambé, para la estrofa escrita, por su parte, concedió el lauro principal a Carlos Esquivel (Las Tunas) y Alexánder Aguilar (Granma), por su poemario Los hemisferios contrarios, premio entregado en el espacio El Catauro de la décima, ya habitual en estas Cucalambeanas.
Otro certamen de la reunión que develó el carácter multidisciplinario de estos eventos, el Salón Nacional de Paisaje, Artesanía y Décima Ilustrada, introdujo la presencia de las artes plásticas al conceder su primer premio en Paisaje a Víctor Andreal Isacc, de la oriental provincia de Santiago de Cuba, por su obra Finca Dagmara.
En la categoría de Artesanía el premio fue otorgado a Arley Caballero (Holguín), por el conjunto de obras Bota, cafetera y colador; mientras en Décima Ilustrada, otra modalidad con presencia de la citada estrofa, ganaron con la pieza Añoranza los autores Argel Fernández y Baire Cartaya (Las Tunas).
El perfil multidisciplinario de esta edición fue expresado también mediante la presentación de un libro que resume literatura, investigación y pintura, Los colores del verso, de los poetas y estudiosos Lázaro Palenzuela y Yunetsy Oliva, con selección de pinturas del campesino y artista plástico Rogelio Fundora y décimas sobre dichas obras de distintos autores nacionales.
Entre estos últimos es Héctor Gutiérrez quien devela uno de los ángulos más característicos de la obra del también llamado Guajiro que pinta, la del campesino siempre preocupado por la lluvia sobre su tierra reseca:
“Cuando faltan los chubascos / que hacen la tierra parir / la presa logra exhibir / entre las piedras sus frascos. / Parecen penas con cascos / las reses en el potrero / y el que humedece el sombrero / con la nube de su frente / busca en el cielo impaciente / la mina del aguacero”.
LA DÉCIMA Y LOS DECIMEROS
Creadores de casi todo el continente meditan, escriben, improvisan y cantan la décima, composición poética española de diez versos, que se convierten en octosílabos y consonantes en su variante la espinela, y asumen distintos nombres de acuerdo con el país.
Entre esas denominaciones, una de las más usadas es la de payador en Argentina, Chile, Uruguay y Perú, con su equivalente de pajador y violeiro en Brasil; piqueriero en Colombia y también decimero, como en Panamá, México y Puerto Rico.
En Nicaragua, poesiyero, puesiyero y coplero; en Venezuela, galeronista, en Cuba repentista o improvisador, en España, poeta o trovero en Málaga, Cordova, Granada, Andalucía, Valencia, La Alpujarra y Murcia; regueifeiro en Galicia; glosaor o glosador en las Baleares, bertsolari en el país Vasco; y versador en Canarias.
La espinela fue creada en el siglo XVI por el malagueño Vicente Espinel y acogida en la región desde el XVIII por ser muy afín a las cadencias y cesuras del idioma Español.
a nube de su frente / busca en el cielo impaciente / la mina del aguacero”.
LA DÉCIMA Y LOS DECIMEROS
Creadores de casi todo el continente meditan, escriben, improvisan y cantan la décima, composición poética española de diez versos, que se convierten en octosílabos y consonantes en su variante la espinela, y asumen distintos nombres de acuerdo con el país.
Entre esas denominaciones, una de las más usadas es la de payador en Argentina, Chile, Uruguay y Perú, con su equivalente de pajador y violeiro en Brasil; piqueriero en Colombia y también decimero, como en Panamá, México y Puerto Rico.
En Nicaragua, poesiyero, puesiyero y coplero; en Venezuela, galeronista, en Cuba repentista o improvisador, en España, poeta o trovero en Málaga, Cordova, Granada, Andalucía, Valencia, La Alpujarra y Murcia; regueifeiro en Galicia; glosaor o glosador en las Baleares, bertsolari en el país Vasco; y versador en Canarias.
La espinela fue creada en el siglo XVI por el malagueño Vicente Espinel y acogida en la región desde el XVIII por ser muy afín a las cadencias y cesuras del idioma Español.