La Habana, 29 sep (PL) El Ballet Nacional de Cuba (BNC) anunció hoy que revivirá la obra más trascendental del coreógrafo y cofundador Alberto Alonso, su versión de Carmen, junto a dos piezas de la directora Alicia Alonso.
Las funciones tendrán lugar en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, los fines de semana del próximo 6 al 8 de octubre y del 12 al 15 del propio mes.
El programa incluye Umbral y A la luz de tus canciones, obras concebidas por la directora de la compañía, la primera en homenaje al maestro George Balanchine, una de las figuras capitales del ballet del siglo XX, y la segunda en tributo a la cantante cubana Esther Borja (1913-2013).
Los papeles protagónicos serán asumidos por las primeras figuras Viengsay Valdés, Anette Delgado, Sadaise Arencibia y Grettel Morejón, quien debuta en la estelar Carmen, así como Patricio Revé, Rafael Quenedit, Ariel Martínez y Claudia García, entre varios que interpretan por primera vez a otros personajes principales.
Aunque el coreógrafo fundador del BNC creó Carmen especialmente para la diva rusa Maya Plisétskaya, no hay dudas del aporte a la obra de otra grandiosa artista, la cubana Alonso, para convertir a la gitana en leyenda dentro del ámbito danzario.
Poco después del estreno mundial en Moscú, el 1 de agosto de 1967, Alonso bailó la pieza en esta capital y superó expectativas, pues para muchos la esencia de la coreografía de Carmen radica en el sincretismo de lo español, latino y africano, presente en las raíces cubanas.
Intérpretes de diversos países consideran el personaje un desafío, además el original literario (1845) de Prosper Mérimée sobre el cual se inspiran disímiles creaciones musicales, plásticas y danzarias, plantea un reto a construcciones sociales y de género aún sin superar.
Esta versión de Carmen todavía impacta por el uso atípico de la técnica, el personaje se baja de las puntas, camina sobre los talones y adopta posiciones cerradas con las piernas, en contradicción con el principio académico del virado hacia afuera o “endehors” desde la cadera hasta la punta de los pies.
Como si fuera poco, la gitana se desplaza con naturalidad en escena, apenas utiliza los brazos redondos canónicos del ballet clásico desde el siglo XVII y combina la técnica con movimientos entrecortados, plasticidad gestual que recuerda el estilo del pintor Pablo Picasso.
Carmen personifica la inconformidad con el viejo orden social establecido y la domina un deseo de emancipación tan fuerte que muestra indiferencia ante los vaticinios trágicos de las cartas y muere, por esa libertad anhelada, víctima de la intolerancia de una época.
Esta coreografía fusiona exitosamente la técnica clásica con el carácter latino, además de distinguirse por la posesión de una vasta simbología vista no solo en actitudes de los personajes sino en el escenario diseñado como una plaza de toros, símbolo de vida y de muerte.
Con esta creación, el coreógrafo inmortalizó en danza el genio de toda una época crítica y seductora.