La Habana, 31 ago (RHC) El 40 Festival de Cine de La Habana buscará reconocer sus orígenes y mirar hacia adelante, manifestó hoy su presidente, Ivan Giroud, mientras prepara el evento previsto para realizarse del 6 al 16 de diciembre.
A su juicio, una edición cerrada obliga a una introspección y a transformar todo lo que tienda a una desviación de los propósitos; o a transgredir la lógica; o a impedir la evolución.
La cita se fundó en 1979 como Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y la próxima oficializará como nombre el apodo corto por el que muchos le llaman comúnmente: Festival de Cine de La Habana.
Uno de los cambios notables será la reducción del programa, porque al decir de Giroud, más de 400 filmes constituye una cifra exorbitante para un evento que ahora cuenta con un circuito de salas mucho más pequeño que el de hace 30 años.
Por tanto, poco más de 300 películas serán las admitidas de más de mil cintas inscritas para optar por algún Premio Coral, lauro distintivo del certamen que se entregará el 14 de diciembre.
El problema no solo afecta a Cuba, la caída de los públicos es un tema global, en la actualidad se ve más cine que antes pero no en las salas especializadas, aunque, aseveró, el cine latinoamericano sigue sin escalar los circuitos comerciales, realidad que ha cambiado muy poco desde los inicios, analizó.
De acuerdo con Giroud, la edición 40 del evento propiciará dos seminarios fundamentales, el primero sobre sus cuatro décadas de historia, para reflexionar en torno a qué ha sido y qué se propone ser, dónde puede haber perdido, qué vale la pena recuperar, hacia dónde mirar y cuáles son los problemas actuales de América Latina.
Reveló que para esta edición se quiere invitar a figuras no solo históricas que formaron parte del movimiento que dio lugar al Comité de Cineastas de América Latina, la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y de la escuela de cine en Cuba, sino también a jóvenes realizadores, reveló.
Otro seminario con especialistas se dedicará al destacado director cubano Tomás Gutiérrez Alea, "Titón" (1928-1996), reconocido por su labor cinematográfica en filmes como Las 12 sillas (1962), Memorias del subdesarrollo (1968) y Muerte de un burócrata (1966).
Titón deviene una figura emblemática no solo del cine latinoamericano y constituye un referente ético en cómo un cineasta revolucionario enfrenta la profesión, él lo hizo de manera crítica y profunda, complejizadora, nada propagandística, ni reductora, ni oportunista, opinó.
El presidente agradeció a Casa de las Américas la organización de un evento teórico para desarrollarlo en su sede dentro de los días del festival con la participación de jóvenes cineastas de este continente a fin de motivar reflexión, análisis, pensamiento.
El también director para América del Diccionario del Cine Iberoamericano (España, Portugal, América)es consciente de la existencia de un cine comercial barato -en cuanto a valores- dentro de la producción latinoamericana, pero su evento apunta a obras que hablen desde otros lugares, de las historias propias de cada realidad, y que en su discurso intenten romper con ciertos códigos estandarizados, a veces estáticos y repetitivos.
Precisamente, lo mejor del cine latinoamericano hoy en día se está viendo más en el mundo, clasifica en las selecciones de los festivales más relevantes, como Cannes, Venecia, etcétera, pese a mostrar una perspectiva histórica local, muy distinta de lo puede estar ocurriendo en Japón, en Polonia, en Toronto, observó.
La realización fílmica actual no solo es el resultado del cine latinoamericano de antes, también bebe de la interacción con la cinematografía a nivel global, apuntó.
El presidente del certamen habanero recordó que en los años 60 del siglo XX se hacía cine de manera aislada: cine argentino, mexicano, brasileño; mas, sin una conciencia ni un sentido de identidad latinoamericana y hoy esos conceptos están muy claros, aunque algunos teóricos se los estén cuestionando.
Según Giroud -que ha sido jurado de varios certámenes fílmicos-, un festival debe buscar no solo que la gente vaya al cine, sino que empiece a divisar otros mundos, otros análisis y discusiones, otras propuestas de otras realidades y diversas interpretaciones.
Esto es fundamental para el Festival de Cine de La Habana, subrayó.