Falleció Agnès Varda, símbolo del cine independiente francés

بقلم: María Candela
2019-03-29 16:07:54

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Agnès Varda, única representante femenina de la Nouvelle Vague y figura emblemática del cine independiente francés, falleció este viernes a los 90 años de edad.

Fuente de inspiración para muchos artistas, la que fue compañera durante 30 años del cineasta Jacques Demy deja una filmografía marcada por un interés genuino por el ser humano y una originalidad ubicada entre el documental, la ficción y la autobiografía.

El pasado año , en la alfombra roja de Cannes, junto a Cate Blanchett y un numeroso grupo de actrices y productoras abogó por la “igualdad salarial”, reafirmando su estatuto de ícono del séptimo arte.

A los 88, esta también fotógrafa y artista plástica, había retomado la carretera con el artista JR, 50 años más joven que ella, para filmar lugares olvidados de Francia para su documental “Caras y lugares”, que le valió una nominación a los Óscars.

El cine no se le presentó sin embargo como una evidencia. Nacida el 30 de mayo de 1928 en Bruselas, de madre francesa y padre griego, Arlette (su verdadero nombre) inició primero una carrera de fotógrafa, después de cursar estudios de arte en París.

Su primer filme en 1954, “La pointe courte”, con el actor Philippe Noiret, está considerado como una cinta precursora de la Nouvelle Vague, que sacudiría el séptimo arte cinco años después de su estreno.

Cineasta comprometida, Varda rodó varios documentales políticos como: “Hola cubanos” (1963), “Black Panthers” (1968), el filme colectivo “Loin du Vietnam” (1967)… Se sumó además a la causa feminista con “Una canta, la otra no” (1977), sobre el aborto.

Ya sea filmando una artista hippie en San Francisco (“Tío Yanco”, 1967) o a los muralistas de Los Ángeles (“Mur Murs”, 1981), la cineasta siempre dio muestras de una gran curiosidad por los demás.

A la vez, construyó una diversa galería de retratos, desde sus amigos artistas hasta las viudas de la isla francesa de Noirmoutier.

Su vertiente social se expresó en particular en “Sin techo ni ley”, León de Oro en Venecia en 1985, un largo “flash back” que recorre los últimos días de una joven marginal, hallada muerta de frío.

Con “Los espigadores y la espigadora” (2000), Varda ilustró los pobres que recuperan en los campos y los mercados las verduras olvidadas o invendidas. Una ocasión para enfocar con los proyectores la patata, el comestible “más modesto, más pobre, el que no se mira”.

En 2008, rindió homenaje a las playas de su vida y al “más querido de los muertos”, Jacques Demy, en la cinta “Las playas de Agnès”, César al mejor documental, los premios de cine francés.

Se trata de un autorretrato que muestra las playas de Bélgica de su infancia, pero también las de California y de Noirmoutier, adonde iba de vacaciones. Las últimas imágenes la muestran sola, en una silla, salpicada por las olas.

A su compañero fallecido en 1990, director de “Las señoritas de Rochefort”, Varda le consagró una trilogía. Tuvieron un hijo, Mathieu Demy, convertido en actor, y Rosalie Varda que fue adoptada por Demy y quien trabaja actualmente en la empresa que gestiona los filmes de sus padres.

Varda recibió en 2015 una Palma de honor en el Festival de Cannes por el conjunto de su carrera y un Óscar honorífico en 2017.

Al presentar en febrero en la Berlinale su último documental “Varda por Agnès”, lo consideró una “forma de decir adiós”. (AFP)



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