La Habana, 2 dic (RHC) La subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Viengsay Valdés, reconoció el aporte del cine a la danza como una manifestación del arte clave para registrar información histórica esencial.
Hay bailarines que les cuesta transmitir con palabras lo que sienten al danzar y una simple explicación verbal no logra expresar qué los motiva; sin embargo, una imagen puede ayudarnos a captar enseguida qué quiere decir con un gesto o una secuencia dentro de una historia, explicó la primera bailarina.
Valdés supervisa en estos momentos los ensayos de la escena de las nieves del clásico Cascanueces, que el BNC interpretará durante la gala inaugural del 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el 5 de diciembre, en el Teatro Karl Marx.
Según relató a Prensa Latina, ese momento tan especial del ballet, sobre música de Piotr Ilich Chaikovski, se entrelazará con un material audiovisual de homenaje a Alicia Alonso.
Así, el cine y la danza le ofrecerán un tributo a la prima ballerina assoluta cubana recientemente fallecida y artista más universal de la isla, cuya excelencia quedó inmortalizada por varias producciones hechas de conjunto con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).
El cine nos ha permitido conocer distintas tendencias de la danza y tener idea de cómo fueron Anna Pávlova, Isadora Duncan, Loie Fuller y la propia Alicia Alonso, apuntó la artista considerada como una de las figuras cimeras del ballet cubano en la actualidad.
A su juicio, la película Giselle, dirigida por Enrique Pineda Barnet en 1963, constituye una joya y deberían intentarse proyectos similares con otras obras para dejar recogido un legado coreográfico y artístico pues existen interpretaciones de danzantes con experiencia que merecen preservarse.
El conocimiento adquirido durante años de estudio y práctica ameritan documentación, a veces dejamos escapar momentos claves para la danza que determinan un referente hacia el futuro, pero debemos preocuparnos por qué le vamos a dejar a las siguientes generaciones y procurar algo de un altísimo valor, reflexionó.
A Valdés le encantaría ampliar la historia de colaboraciones entre el BNC y el Icaic con el objetivo de registrar el concepto de las principales piezas del repertorio, empezando por las de Alonso.
Una buena película nos facilitaría el trabajo con dramaturgos, guionistas, actores, personas con experiencia en el cine que mucho pueden aportarnos a los bailarines a la hora de hacer el necesario trabajo de mesa previo a la filmación o una actuación en el teatro, aseguró.
Debemos unirnos para enriquecer un arte tan integrador como el ballet, sentenció.
En la década de 1960, la experiencia con Pineda Barnet contribuyó a recoger uno de los grandes clásicos y proporcionó herramientas de interpretación que marcaron a muchos bailarines, algunos todavía activos en la pedagogía como Aurora Bosch, Loipa Araújo y Ramona de Sáa.
Valdés cree que debería guardarse imágenes de clases y ensayos porque forman parte del testimonio de una época y perpetúan la experiencia personal de cada bailarín y maestro.
A propósito del 500 aniversario de la fundación de La Habana, este año, el BNC trabajó con el director Jonal Cosculluela en la creación de un video clip junto al multipremiado compositor y pianista Chucho Valdés en homenaje a esta capital, donde se cultivan apasionadamente la música, la danza y el cine.
(Prensa Latina)