Imagen: Prensa Latina.
Bogotá, 10 sep (RHC) La caja negra, del director cubano Kiki Álvarez, invitado de honor en la X edición de CICLA-Cita con el Cine Latinoamericano que transcurre este sábado en Bogotá, atrapó al público por su originalidad y realismo.
En declaraciones a Prensa Latina, Kiki manifestó su satisfacción por la acogida de los espectadores colombianos que no solo lo ovacionaron, sino que intercambiaron con él acerca del proceso de creación y la historia misma que narra la obra documental y de ficción.
«Tengo vínculos emocionales y personales con Bogotá y participar en este ciclo de cine latinoamericano y poder presentar esta película por primera vez fuera de Cuba es muy importante», expresó.
«Mucho más, en un país como este, en un momento como este en que siento que esta película tiene una resonancia y una importancia muy grande. Que el público haya podido ver, incluso dos exguerrilleros que se hayan conectado con ella, me parece algo maravilloso», agregó.
Una historia real, que sigue siendo muy cercana, narrada desde la ficción, hace que la memoria sea una protagonista de la cinta proyectada en este espacio organizado por la Cinemateca de Bogotá del Instituto Distrital de las Artes y la Asociación de Agregados Culturales de América Latina y el Caribe en Colombia
Un diario, es el recurso para contar dos historias de amor: la de la abuela Elsa y su novio Saúl, y los primeros 15 meses de la Revolución cubana a partir del 1 de enero de 1959.
La nieta, luego de la muerte de su abuela, encuentra el diario en una caja donde están varias pertenencias de Elsa, entre ellas el diario donde se describe las dos relaciones que subsisten unidas.
Un extraordinario trabajo de fotografía, a cargo del colombiano, Nicolás Ordoñez, articula materiales de archivos de los primeros meses de la Revolución liderada por Fidel Castro -recortes de la prensa y fragmentos fílmicos del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos- con impecables imágenes propias.
El guion de Kiki Álvarez y Liana Domínguez Rivero, hace de esta combinación de ideas e imágenes una singular obra en la que Elsita (la nieta), es una espectadora de los acontecimientos contados.
En la lectura, que dice parecerle una novela, descubre ese amor que lleva al otro, al de Saul por el nuevo proceso, y que la abuela hace suyo poco a poco, no sin tener muchas incertidumbres.
Con esa armoniosa entrega del cine documental y de ficción, Álvarez narra trascendentales acontecimientos del triunfo revolucionario de 1959 hasta el sabotaje al barco francés La Coubre en marzo de 1960, en el puerto de La Habana, punto que lleva al clímax de la trama.
Elsita va desnudando, poco a poco, ambas historias: la efervescencia revolucionaria, el apoyo multitudinario a ese nuevo proceso, desde la visión de su abuela y Saul, dos personajes sugeridos, pero protagonistas de los hechos.
El director logra una manera distinta de narrar un suceso imprescindible en la historia latinoamericana que es la Revolución, el apoyo a Fidel, las aspiraciones y anhelos por los compromisos de cambios, las dudas de ese momento y de las generaciones actuales encarnadas en Elsita, y la necesidad de continuar las luchas por la justicia social y la felicidad. (Fuente: Prensa Latina).