Foto: Prensa Latina.
Santo Domingo, 27 abr (RHC) Acompañado de su tres, el músico cubano Pancho Amat puso a bailar hoy a coterráneos residentes en República Dominicana, quienes siguieron con palmas el ritmo del Maestro y aplaudieron las ejecuciones y sonoridades salidas de su instrumento.
El salón del Colegio Médico Dominicano se vistió de lujo con la presencia de quien es considerado el mejor intérprete del tres cubano, una derivación de la guitarra que posee seis cuerdas afinadas en tres órdenes pares, a lo cual debe su nombre.
Conversando con él, poco antes de su presentación junto al también cubano “Robertico El Sabor”, Prensa Latina conoció las estrechas relaciones del artista con esta nación caribeña y sus proyectos actuales y futuros.
Comentó que sus vínculos con Santo Domingo, unida a La Habana por fuertes lazos históricos y culturales, iniciaron en 2007 cuando en un Congreso del Son conoció a su esposa, antropóloga dominicana.
Recordó a dos entrañables amigos, los cantantes locales Sonia Silvestre y Víctor Víctor, exponentes ambos de la llamada nueva canción.
Amat sostuvo que en la música de las dos naciones “hay un denominador común sonero y de ritmos y géneros que de alguna manera se relacionan”.
Hombre culto y alegre, destacó que el espíritu musical que distingue el Caribe se percibe mucho en este país, ya que “los dominicanos, dijo, sienten el son como suyo y con derecho propio”.
Al respecto habló de los espacios para bailar Son que existen aquí y reflexionó que “los nacionales lo bailan como en los años 50 y 60 del siglo pasado, muy pegados, como ya nosotros no lo hacemos en Cuba”.
Señaló que, en estos lugares es frecuente ver fotografías de la bandera de Cuba, del cantante y compositor Benny Moré (1919-1963) con su sombrero, bastón, saco y pantalón ancho, y también de Arsenio Rodríguez (1911-1970), quien interpretó el tres. «Dos grandes que, precisó, para los dominicanos son íconos”.
En la conversación, Amat refirió que «siempre vengo con el tres y me reúno con mis amigos; perdimos a Sonia Silvestre, que murió siendo agregada cultural de su país en La Habana y era asidua cantante en la peña de los trovadores en Cuba, y también a Víctor Víctor, pero hay una nueva generación que se interesa por el son y hay muchachos aquí que quieren tocar el tres”.
Adelantó a Prensa Latina que entre sus planes está “hacer un circuito de soneros en el área del Caribe con amigos de Dominicana y de Puerto Rico, de manera tal que podamos conectarnos, pues gracias a la internet no hay que estar presencialmente en el lugar para participar en un evento”, manifestó.
Puntualizó que también trabaja en “una nueva edición del Buena Vista Social Club” a partir del interés del pueblo de Canarias y de una oficina de esa comunidad española – con la cual laboran artistas de la isla-, de rescatar a ese grupo de legendarios músicos cubanos que cultivaron el son en los años 30-50 del pasado siglo.
Amat precisó que “las canciones están ahí, forman parte del reservorio de la música cubana, y lo único que tenemos que hacer es tomarlas e incorporar otras que pongan de manifiesto la continuidad de la música nuestra de raíz”.
Algunos de los músicos del Buena Vista se unieron en los años 90 para grabar y hacer presentaciones internacionales que trascendieron con la obtención de un premio Grammy en Estados Unidos.
El tresero agregó que sigue trabajando con Su Cabildo del Son y tiene en proyecto hacer un disco de Tres y de Quena, este último con un argentino (Rodrigo) residente en Cuba y que toca muy bien ese instrumento. “Son locuras que enamoran y te dan ilusión para seguir trabajando”.
Ante la interrogante, ¿Y su sombrero Pancho, por qué lo usa siempre? respondió de inmediato: «Fue Sara González (cantante cubana integrante del movimiento de la Nueva Trova, ya fallecida) quien me dijo que lo usara y desde entonces forma parte de mi vestuario».
Respecto a los cambios que hizo en su figura, Amat recordó que «Sara, la hermana carnal que nunca tuve, me decía que mi bigote era ridículo; me dejé la barba para complacerla y no satisfecha me señaló: creciste para abajo, ahora tienes que crecer para arriba, ponte un sombrero».
De nuevo le hizo caso y desde entonces lo identifica, aunque también le gusta «porque mi padre lo utilizaba». (Fuente: Prensa Latina).