México, 21 mar (RHC) El 40 aniversario de la oleada del exilio latinoamericano a México, durante la tenebrosa etapa de las dictaduras en América del Sur, fue recordado en un concierto donde participaron, entre otros, el uruguayo Daniel Viglietti, la mexicana Eugenia León y la banda Paté de Fuá.
A lo largo de cinco horas, en el Zócalo, epicentro de todas las protestas que ocurren en la ciudad de México, proclamada como "Ciudad Refugio" por los asistentes, se recordó en la víspera el inicio de la avalancha de refugiados sudamericanos llegada a este país en busca de cobijo, perseguidos en sus países, para evitar la muerte o la prisión.
La vieja consigna "El pueblo unido, jamás será vencido" nunca fue tan elocuente como cuando se escuchó en el Zócalo entre una y otra melodía, por miles de asistentes, entre los que figuraron los llamados "argenmex", "urumex" o "sudamex".
En la velada al aire libre participaron más de 15 trovadores, tangueros y roqueros de México, Argentina, Chile y Uruguay.
Poemas musicalizados de artistas como los chilenos Violeta Parra y Víctor Jara y el uruguayo Mario Benedetti, se escucharon en la voz del argentino-mexicano Alejandro Marcovich, ex miembro del grupo Caifanes, la argentina Hebe Rossel, la chilena Margarita Cruz y el mexicano Guillermo Briseño, entre otros.
"A desalambrar", "La paloma", "Tierra mestiza", "Yo vengo a ofrecer mi corazón", "Solo le pido a dios", son algunas de las canciones que fueron coreadas por los asistentes.
Briseño, guitarrista y cantautor mexicano, señaló que "el exilio de argentinos y uruguayos nos hizo mejores mexicanos".
Durante el recital, enmarcado en el Festival del Centro Histórico, no podían faltar las notas del tango de César Olguín y la Orquesta Mexicana de la música, así como Paté de Fuá, banda integrada por músicos argentinos, brasileños, israelíes y mexicanos, El concierto, oficialmente llamado Canciones del Exilio Latinoamericano, estuvo dividido en tres bloques: "Trovadores latinoamericanos", "Los hijos del exilio", y "Gran baile-milonga".
A lo largo de cinco horas, desfilaron también por el escenario los argentinos Delfor Sombra y Carlos Porcel de Peralta, los roqueros uruguayos Fernando Santullo y Gabriel Casacuberta, entre otros.
Eduardo Vázquez, secretario de Cultura de la Ciudad de México, señaló que la realización del concierto tiene mucho que ver con la mejor tradición de esta ciudad y gran parte del país.
"México ha sido espacio de refugio para migrantes, perseguidos y aquellos que han necesitado salir de su país buscando las condiciones para seguir pensando en plena libertad", afirmó.
Vázquez recordó que este país abrió sus brazos a una enorme comunidad que "hizo de esta ciudad su casa", y expuso que "los exilios y las migraciones son parte del patrimonio cultural de la sociedad nacional". "Tienen que ver con las historias de sus países de origen, y son parte de esta ciudad y su memoria histórica. Recordarlo, es un acto de afirmación de identidad", indicó.
Por su parte, el intérprete Daniel Viglietti expresó que con su canto siempre ha perseguido "la utopía de una vida con ideales de libertad e igualdad", y que cada uno de los artistas reunidos en el Zócalo ha usado "las canciones como un instrumento de crear conciencia, aunque éstas no cambien una sociedad".
Autor de "A desalambrar", "Por todo Chile", "Esdrújulo" y "La canción de Amparo", sobre la famosa cantante mexicana de protesta Amparo Ochoa, indicó que sus canciones humanas "van en contra de la inhumanidad de los poderosos".
"Son cantos de paz contra el crimen y la violencia", indicó el artista uruguayo, quien consideró "doblemente emocionante" cantar en el Zócalo porque "el exilio yo lo viví en sus inicios, cuando México recibía a la viuda de Salvador Allende". "Recordar cómo el pueblo mexicano acogió a nuestros pueblos del sur hace que el Zócalo, que es tan grande, en realidad sea pequeño en comparación con el cariño del generoso pueblo mexicano", afirmó