Palmira, Siria, 6 may (RHC) El embajador de Perú ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), José Manuel Rodríguez, patentizó aquí el compromiso de América Latina con la restauración y defensa de los valores patrimoniales universales.
América Latina al mundo no solo su diversidad cultural sino también su patrimonio, y desde esa perspectiva mi presencia en esta misión denota y expresa el compromiso de la región con el patrimonio cultural de la humanidad, afirmó Rodríguez a una pregunta de Prensa Latina, desde las ruinas de la llamada perla del Medio Oriente.
Constató el también excanciller peruano el apego latinoamericano a las visiones y valores de la Unesco para que los pueblos tengan la posibilidad y los espacios de preservación de sus bienes culturales y patrimoniales, especificó.
Para el diplomático peruano, integrante de una misión de 10 embajadores del Fondo de Naciones Unidas, el patrimonio de Palmira con el conjunto de restos arqueológicos y arquitectónicos no solo representa monumentos de valor universal, sino que refleja una historia, la identidad cultural y la evolución de la conciencia colectiva de un pueblo, en este caso particular, el sirio, asentado durante milenios en esta parte del mundo.
Es lo que tenemos que conservar y para ello América Latina aporta, y mi presencia aquí, constata esa contribución latinoamericana a la preservación de esos exponentes que durante milenios se conservaron, enfatizó Rodríguez a Prensa Latina durante un contacto con la prensa de habla hispana en la ciudadela que estuvo ocupada desde mayo de 2015 por el Estado Islámico.
Hace un mes brigadas de zapadores rusos desminaron el territorio de la ciudad antigua y por primera vez el sitio fue inundado por cientos de visitantes extranjeros, una delegación de la Unesco, en particular.
Dijo el diplomático andino que Palmira no solo es un patrimonio esencial de la historia, de la identidad, de la evolución del pueblo sirio, sino que es un legado de la humanidad con un valor excepcional que estamos obligados y comprometidos a reconstruir y salvaguardar, subrayó .
Indicó que la misión conformada por 10 embajadores de la Unesco tiene el propósito de constatar in situ los daños a la autenticidad de las milenarias ruinas de Palmira por las acciones terroristas del Estado Islámico.
El embajador serbio, Tarco Tanaskovich, destacó por su parte que la decisión de la Unesco de restaurar Palmira no obedecía a razones políticas y dijo confiar que en un plazo determinado no muy lejano puedan recuperarse los monumentos arquitectónicos destruidos, muchos de manera parcial, y algunos como el Arco del Triunfo en su totalidad.
Como constataron reporteros de la prensa internacional y rusa, entre ellos de Prensa Latina, el anfiteatro romano no sufrió daños y mantiene el aspecto integral, tras una reconstrucción general de las ruinas, llevada a cabo en la década del 30 del siglo XX por las autoridades sirias.
Justo en el coliseo, el Estado Islámico perpetró ejecuciones sumarias de prisioneros, en su mayoría representantes de comunidades cristianas sirias, del ejército gubernamental y de rehenes extranjeros, inclusive.
Los primeros asentamientos humanos en la ciudadela de Tedmurt (Tadmur), en el corazón del desierto en la provincia de Homs, fueron datados por los arqueólogos en el período del neolito. Palmira se ubica a 215 kilómetros al noreste de Damasco y sigue siendo una lengua de tierra atrapada por cruentos combates entre las fuerzas del terrorista Estado islámico y el ejército regular sirio.