Defensor del deporte como derecho del pueblo y máximo inspirador de los triunfos deportivos de Cuba en los últimos 50 años, Fidel Castro Ruz deja una huella imborrable en el movimiento atlético de la Isla.
Y es que el líder de la Revolución Cubana, como hombre de pueblo con alma de deportista, estuvo en todo momento cercano a los atletas de una pequeña nación que, poco a poco, se hizo gigante en el escenario competitivo internacional.
Querido por todo un pueblo que aprendió a seguir su ejemplo, Fidel se ganó la simpatía y el cariño de cada atleta cubano que, con sus resultados, retribuía su genial idea de llevar el deporte a cada rincón del país.
Sin él, hubiera sido muy difícil alcanzar todas las medallas olímpicas y mundiales que hoy exhibe con orgullo el movimiento deportivo de una Isla que es respetada en el mundo por contar con exponentes de la talla de Alberto Juantorena, Teófilo Stevenson, Ana Fidelia Quirot o Javier Sotomayor.
Ellos, junto a muchos otros que dieron gloria a Cuba en disímiles escenarios competitivos, son el fruto de una Revolución que vio nacer el 23 de febrero de 1961 el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).
Ahí estuvo la mano de Fidel, como sucedió con la eliminación del profesionalismo en 1962, para desde ese momento abandonar por siempre la comercialización en el deporte, y dar paso a la actividad física como derecho del pueblo, masividad que años después y hasta hoy rinde sus frutos.
En cada medalla conquistada estará presente su inmenso legado, ese que nunca olvidaremos, subrayó recientemente Ana Fidelia Quirot, doble campeona mundial en el atletismo.
(ACN)