Amante de disímiles deportes como béisbol, fútbol, atletismo, baloncesto, natación, pesca y caza submarina, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, impulsó el deporte en la isla hasta convertirla en un gigante del olimpismo.
Antes del triunfo revolucionario en 1959, la mayor de las Antillas solo tenía esporádicos éxitos deportivos a través de figuras como el legendario púgil y campeón mundial profesional Kid Chocolate, el pelotero Martín Dihigo, exhaltado al Salón de la Fama en Cuba, Estados Unidos, México y Venezuela, el esgrimista Ramón Fonst, cuatro veces dorado olímpico, y el genio mundial del ajedrez José Raúl Capablanca.
Hoy, bajo la guía y el influjo de Fidel, Cuba se convirtió en uno de las primeras naciones del orbe en el deporte, por el número de victorias o medallas obtenidas en competencias internacionales y por la organización de la actividad deportiva en todo el país, haciendo realidad la máxima: 'El deporte es un derecho del pueblo'.
Para cumplir esos propósitos, el Comandante en Jefe dispuso la creación en 1965 de las Escuelas de Iniciación Deportiva, y con ellos los Juegos Nacionales Escolares, donde los estudiantes de todas las edades en el país comenzaron a forjar su talento en diversas disciplinas.
También se construyeron innumerables instalaciones deportivas por llanos, valles y montañas del archipiélago, y quedaron instituidos torneos nacionales en todos los deportes, comenzando por la Serie Nacional de Béisbol, en la forja de copiosos resultados internacionales para un país pequeño y del Tercer Mundo como es Cuba.
En 1961 fue fundado el Instituto Nacional de Deportes y Educación Física y Recreación, y en la década de 1970 la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético con el objetivo de formar atletas integralmente, así como de perfeccionar los elementos técnicos de su especialidad, entre otras múltiples disposiciones que buscaban mejorar la salud del pueblo mediante la práctica deportiva.
Y si hoy el país goza de tanto prestigio a nivel internacional en esta esfera es gracias a esa gran obra que Fidel Castro hizo realidad al frente de la Revolución cubana, destacó en una ocasión la corredora Ana Fidelia Quirot, bicampeona mundial y subcampeona olímpica.
En efecto, gracias a ese principio de concebir el deporte como un derecho de la población, la mayor de las Antillas domina el medallero histórico de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la cita regional más antigua del planeta y en la cual ya alcanzó mil 875 medallas de oro, 955 de plata y 744 de bronce, 525 preseas áureas más que México, el segundo lugar en la tabla.
Durante los últimos, celebrados en 2014 en Veracruz, México, Cuba continuó siendo la referencia para el área en cuanto a calidad deportiva. La isla conquistó una vez más esa justa, al alcanzar 254 medallas en total, de ellas 123 fueron de oro, 66 plateadas y 65 de bronce.
En Juegos Panamericanos, la nación caribeña acumula dos mil 26 preseas en total, distribuidas en 875 metales de oro, 593 de plata y 558 bronces.
La isla antillana desplazó a Estados Unidos del liderazgo continental en los Panamericanos realizados en La Habana en 1991, cuando conquistó 140 títulos dorados, 10 títulos más que la poderosa delegación norteña. En esa ocasión los deportistas cubanos agregaron a su cosecha 62 metales de plata y 63 de bronce.
En los juegos realizados en Toronto 2015, Canadá, Cuba conquistó 97 medallas, 36 de oro, 27 de plata y 34 bronceadas.
Los cubanos acumulan un conjunto de 220 medallas en las ediciones de verano de los Juegos Olímpicos, repartidas en 78 de oro, 68 de plata y 74 de bronce, con metales en disciplinas tan diversas como el boxeo, voleibol, judo, atletismo, lucha, taekwondo, tiro, béisbol, esgrima, halterofilia, baloncesto, ciclismo, canotaje y natación.
Para deportistas como el exjugador de béisbol, Luis Giraldo Casanova, el líder de la Revolución cubana es el artífice del deporte en la isla. También para otros atletas, como la pertiguista Yarisley Silva, campeona mundial bajo techo en 2014 y al aire libre en 2015, y subcampeona olímpica en Londres 2012, sin Fidel el deporte cubano nunca hubiera brillado.
(PL)