La Habana, 14 nov (JIT) La cubana Mirka Francia se convirtió en la cuarta cubana exaltada al Salón de la Fama del Voleibol Internacional, que desde 1985 estimula a legendarios jugadores desde su sede en Massachusetts, Estados Unidos.

Antes merecieron ese mérito las tres veces campeonas olímpicas -Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000- Mireya Luis (2004) y Regla Torres (2001), esta última poco después de ser nominada como la mejor jugadora del siglo XX.

La doble titular bajo los cinco aros (92 y 96), Magaly Carvajal, mereció el galardón en 2011, tiempo después de que el virtuoso entrenador Eugenio George (2005) se abriera un espacio en ese templo.

Mirka Francia, nacida en Villa Clara en 1975, pertenece a aquella pléyade de excepcionales voleibolistas, y en su abultado historial resaltan las coronas olímpicas de Atlanta y Sídney, y las mundiales de 1994 y 1998.

La antillana, si bien no fue habitual en el cuadro regular, contribuyó a la triunfante etapa que vivió el voleibol cubano en la década de 1990. Entre sus méritos resaltan también los loables resultados en Grand Prix, en los que sumó las medallas doradas de 1993 y 2000.

Igual brillan en su cofre cinco títulos en los torneos Norceca, los de los Juegos Panamericanos de La Habana 1991 y Mar del Plata 1995, y el bronce en Winnipeg 1999.

Reluce a la par en sus vitrinas el premio individual a la mejor bloqueadora en la Copa del Mundo de Japón 1999, ganada por Cuba de forma invicta y en la que tuvo que asumir mayor responsabilidad, al no estar presente la central regular Regla Torres.

Mirka también sobresalió en clubes profesionales en Italia durante una década, en los que acumuló títulos en ligas nacionales y copas europeas.

En la exaltación de este 2019 fueron reconocidos otras cinco figuras, entre ellas la especialista de sala Valentina Ogienko (Rusia) y el playero Zé Marco de Melo (Brasil).

Con ellos ya suman 146 de 24 países los merecedores de tal privilegio que se entrega con carácter anual.