barcelona, 3 jul (90muin) Normal, lógico y hasta esperado. Ayer, la Cadena SER anunciaba que Lionel Messi ha paralizado su renovación con el FC Barcelona y se plantea abandonar el club en el verano de 2021, cuando acaba su contrato.
Era de esperar, ¿por qué? porque hasta Dios tiene un límite. La culpa es siempre suya, se le acusa de todo menos de lo que se debería: de ser el causante de que el Barcelona no sea un equipo de media tabla y esté ganando, aunque en este caso no sea así, títulos. En el terremoto que vive el Barça parece no haber llegado lo peor, si se va Messi, ¿qué le queda al Barcelona? nada, absolutamente nada. Igual que ahora, cuando Leo no está el equipo no gana. Fórmula sencilla que, el año que viene, puede ser una realidad. ¿Sin Dios a qué Santo le rezará el Barça?
Si Valverde no funciona es culpa del 10. Si Setién no vale para entrenar al Barcelona, algo que es evidente, también obedece a Messi. Todo lo malo que le pasa a este equipo es algo que sale del argentino. Bartomeu, que no se moja porque está por estar como Presidente, no le defiende, y llega un punto donde Leo dice: "Si ni en mi casa, a la que le he dado todo, no sacan la cara por mí, adios", y es normal.
Cuando no esté, el Barça se dará cuenta de lo que ha hecho. Griezmann sabrá que no juega bien no por Messi, no lo hace porque con casi 30 años no se ha adaptado al juego del equipo. Setién, que no seguirá en el equipo y estará en otro, sabrá que Leo no le hacía feos, lo que estaba es harto de que nadie le echase un capote y los focos estuviesen siempre en él. No hay respaldo, no hay ambición, no hay proyecto, no hay nada, y fíjate que es sencillo. Tienes al mejor del mundo en tu equipo, solo hay que respaldarle con los mejores para que cuando tenga un mal día sean esos los que salven al equipo, pues no. Es normal que se vaya. Luego llegarán los lloros. Bartomeu puede pasar a la historia como el presidente que vendió a Messi y eso pesa mucho. No creo que sea algo de lo que sacar pecho, pero allá cada uno con lo que cree conveniente.
Cuando vienen mal dadas los ojos siempre van al 10, y eso no puede ser. Pero que en la directiva y cuerpo técnico no se preocupen, se va. Detrás tiene Roma, Anfield y esta temporada infame, se le recordará por no estar ahí. Quizás habría que hacerlo por sí aparecer en Wembley o en Roma con su gol de cabeza, pero sacar a relucir lo bueno pesa. El verano de 2021 será la muerte del Barça.
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