Foto: ACN.

La Habana, 1 nov (JIT) Andy Pereira puede presumir de un lugar especial entre los mejores tenimesistas cubanos, pues hasta hoy ninguno había logrado disputar la final que le espera en los XIX Juegos Panamericanos.

La hazaña se vivió en el Centro de Entrenamiento Olímpico, donde el monarca continental en el doble masculino, junto a Jorge Moisés Campos, llegó dispuesto a destrozar los pronósticos que favorecían al canadiense Eugene Wang.

Victorias en los tres duelos previos, incluido el de Lima 2019, apuntalaban las opciones del norteño. Sin embargo, Andy anuló mentalmente esos números, puso cada bola en el lugar preciso, acertó con la táctica de “mover” a su rival y cada decisión hizo mucho daño.

«Salí decidido, me lo creí y logré abrirlo hacia su derecha y eso me salió muy bien. Le moví los ángulos para hacerle más difícil la defensa», explicó luego con tranquilidad, como si no se tratase de un desempeño inédito.

Solo un detalle le delataba. En sus ojos estaba el brillo de la emoción, esa con la que estuvo contenido durante los cuatro parciales, liberada una vez cumplido el objetivo.

Andy se impuso en los tres primeros sets con pizarras de 11-8, 11-5 y 11-9. Luego cedió 7-11 y con ello comenzaron a revolotear los fantasmas de la capital peruana, cuando Wang le logró remontar una ventaja parecida.

Para rematar la incertidumbre, el canadiense puso una diferencia de tres puntos en el cierre del quinto set. Fue el momento más sublime del cubano, resurgió la imagen de sus mejores momentos, borrando tanto a tanto la distancia antes de lograr el empate a 10. Wang no encontró respuestas para frenarlo y capituló 10-12.

«Esto es un sueño y en la final podemos seguir», declaró antes de saludar a sus compañeros. Tuvo también que multiplicarse para atender las llamadas de quienes siempre le siguen, sin distinguir buenos o malos momentos.

En la noche de este miércoles se sabrá hasta dónde llegará. Del otro lado de la net tendrá al cuarto hombre del ranking mundial y monarca desde la edición de Toronto 2015, el brasileño Hugo Calderano, con el orgullo herido tras la derrota en la final de dobles, pero como dice Andy, cualquier cosa puede suceder.