Foto: Roberto Morejón
La Habana, 6 ago (RHC) No vino hasta sus sextos Juegos Olímpicos por vanidad, tampoco a regodearse en su abolengo. Está aquí porque no se cansa de salir con Cuba en medio de su vasto pecho.
Mijaín López buscará hoy su quinto título olímpico consecutivo, lo que sería una hazaña inédita para el mundo del olimpismo. Hasta hoy, una del mismo deporte, la gladiadora japonesa Kaori Icho tiene cuatro diademas, logradas desde Atenas-2004 hasta Río de Janeiro-2016.
Al Oerter, discóbolo estadounidense, tiene también cuatro triunfos entre las ediciones de Melbourne-1956 y de México-1968.
Nadie ha llegado más allá en un mismo evento individual, teniendo una sola posibilidad de podio. Mijaín, de hecho, es el primero en intentarlo.
«No son mías mis cinco medallas, son de mi pueblo, de mis padres, de mi familia, de mis amigos, de mis entrenadores. Para triunfar, solo hay que amar lo que haces, defenderlo y respetar a la gente que se te acerca, aunque sea tu contrario», dijo anoche a la prensa.
Anunció, también, que no sabe cómo será, «porque amo la lucha obsesivamente, pero mañana (hoy) termino».
Lo hace rodeado de cariño por lo que ha hecho y por su nobleza, esa que le arrancó al Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, un sensible mensaje al Gigante de Herradura: «La quinta de Mijaín va», publicó en x, «y Cuba entera lo está acompañando. Querido Mijaín, ya eres la leyenda, la historia viva. Un abrazo de todo tu pueblo».
Mijaín se situó, la víspera, en el umbral del sagrado templo de las deidades olímpicas, el mismo día en que otro de esa especie, Armand Duplantis, tocó el cielo con su récord mundial de 6,25 metros en la pértiga, para que París cambiara el francés por el idioma de ellos, porque anoche, aquí, solo se hablaba de ellos.
Hoy es 6 de agosto, la misma fecha en la que Mijaín López conquistó su segunda presea dorada, hace ya 12 años. La historia se repite cuando los grandes la escriben. (Fuente: Granma)