Ciego de ávila, 13 feb (RHC) El compromiso impostergable de no dilatar más los plazos de terminación de la bioeléctrica en construcción en áreas aledañas al central Ciro Redondo disipa las tensiones y, a la vez, anima a directivos y a constructores, que extienden la jornada laboral a más de ocho horas, para que la planta entre en operaciones a mediados de marzo próximo, según el último cronograma previsto.
«Luego de las inspecciones correspondientes tras la realización de las primeras pruebas con carga, en la segunda quincena de enero pasado, el esfuerzo fundamental se dirigió a la reparación de la caldera uno y al adelanto de los trabajos en la caldera dos, en fase de terminación», confirmó el ingeniero mecánico Adisney Peña Paz, subdirector de la planta.
El especialista refirió que los trabajos más perentorios están relacionados con la segunda caldera e incluyen el secado del refractario interior y las pruebas de soplado y lavado químico, además de la terminación del techado del local destinado al almacenaje de la biomasa de marabú, refiere el periódico Granma.
«No tenemos más alternativas que comenzar a mediados de marzo la generación continua de los 60 megawatt/hora de corriente eléctrica previstos, para lo cual contamos con la materia prima necesaria, toda vez que hoy disponemos de más de 35 000 toneladas de bagazos, cifra que debe incrementarse para el momento de la arrancada», aseguró Peña Paz.
La mejor muestra de que Cuba apuesta por las fuentes de energías renovables, es que, cuando el proyecto general esté concluido, se habrán gastado casi 186 millones de pesos, pero el país dejará de consumir unas 100 000 toneladas de petróleo al año y no emitirá a la atmósfera unas 300 toneladas de dióxido de carbono (co2).
Desde que iniciaron los trabajos en la primera bioeléctrica en construcción en Cuba, el 27 de abril de 2017, con la ceremonia de colocación de la primera piedra, muchos han sido los tropiezos que debió enfrentar esta megaconstrucción, desde el bloqueo por parte de Estados Unidos para que Cuba no desarrollara ese proyecto, hasta las insuficiencias propias del proceso inversionista.
Biopower s.a., conformado por capital cubano-británico a partir de la asociación entre la empresa Zerus, del Grupo Azcuba, y la firma británica Havana Energy, hizo la licitación para la construcción de la planta, la cual obtuvo la Shanghái Electric, una sucursal del Instituto de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de Shanghái.
(Granma)
