Ciudad México, 15 sep (RHC) El diario mexicano La Jornada denunció las acusaciones contra el expresidente brasileño Inacio Lula da Silva las cuales confirman que en Brasil opera un golpe de Estado de la oligarquía luego de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff por el Congreso de ese país.

De acuerdo con el rotativo es significativo que las imputaciones ocurran días después de que Lula anunciara su intención de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales de 2018 lo que otorga a la causa en contra del expresidente un aspecto político inocultable.

También enfatiza el diario en la poca verosimilitud de la inculpación que contrasta con el nivel de vida del dirigente obrero muy alejado del lucro súbito, en tanto, precisa que numerosos integrantes de la clase política tradicional brasileña están involucrados en el llamado caso Lava Jato y ostentan fortunas difícilmente explicables si no es por la corrupción.

De igual forma reconoce La Jornada la claridad en el afán por cambiar el rumbo socioeconómico del poder público en la mayor nación de América Latina, suprimir los rasgos soberanistas y populares de la administración y operar una regresión hacia el neoliberalismo tarea que realiza ya Michel Temer el presidente impuesto tras la caída de Dilma Rousseff.

Por su parte, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva manifestó no sentirse desanimado, sino orgulloso de saber que lo persiguen por las cosas buenas que los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) hicieron por Brasil.

Lula hizo la afirmación en una conferencia de prensa convocada para responder a la denuncia hecha contra él la víspera por el Ministerio Público Federal y en la que, dijo, haría una declaración como "un ciudadano indignado con las cosas que están sucediendo en este país".

Tengo la conciencia tranquila y mantengo un buen humor; una historia pública conocida y una vida política construida recorriendo Brasil todo, sostuvo el también fundador del PT, quien pidió respeto para su familia y ser tratado con honestidad.

Lula rememoró etapas de su vida sindical; de la concepción y nacimiento del PT y el hecho inédito de, apenas 20 años después de fundado, haber ganado las elecciones presidenciales democráticamente.

Señaló que muchos apostaban al fracaso absoluto de los gobiernos petistas y dijo tener conciencia de que si hubiera ocurrido así no hubieran surgido tanto odio ni tanta ira contra el PT.

Además de desarrollar con éxito políticas sociales de inclusión tuvimos "la petulancia" de elegir y reelegir a una mujer (Dilma Rousseff) frente a sus "impecables candidatos", expresó antes de referirse al proceso de impeachment que terminó con la casación, sin fundamentos, de su mandato.

Inventaron uma mentira que tornaron verdad a los ojos de la opinión pública para, en una noche de hipocrecía y verguenza que Brasil nunca olvidará, admitir el impeachent que terminó con "un golpe tranquilo y pacífico".

Ya cesaron a Dilma, a (el expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo) Cunha, eligieron a (Michel) Temer por la vía indirecta y ahora quieren acabar con la vida política de Lula con un espectáculo de pirotecnia, observó.

Dijo además no entender cómo los fiscales de la Operación anticorrupción Lava Jato convocaron, con recursos públicos, a una conferencia de prensa para presentar una acusación sin pruebas, sino solo con convicciones.

Nadie respeta más la ley en este país que yo, afirmó antes de manifestar su total disposición a prestar todas las declaraciones que fueran necesarias ante el Ministerio Público, la Policía Federal y la Justicia.

Los que buscan cinco minutos de gloria en televisión sobreviven poco, dijo en alusión a los fiscales que ayer presentaron la denuncia y acotó que "lo peor de quien dice la primera mentira es que después tiene que seguir repitiéndola".

El ex presidente brasileño advirtió que nada lo va a detener en la lucha por un Brasil mejor y aseguró que los jóvenes que hoy salen a las calles a reivindicar la democracia son "Lulas multiplicados".

La víspera, fiscales del Ministerio Público denunciaron a Lula ante la Justicia Federal por los presuntos delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, pese a admitir que no tenían pruebas, sino la convicción de que éste actuaba como jefe de la trama corrupta descubierta en la petrolera estatal Petrobras.