Marrakech, 16 nov (RHC) El director general de la FAO, José Graziano, afirmó en la ciudad marroquí de Marrakéch que el impacto del cambio climático sobre la agricultura socava los esfuerzos globales para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición.

Durante la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, COP22, precisó Graziano que ese impacto incluye cultivos, ganadería, silvicultura, pesca y agua.

El titular de la FAO subrayó que en ese contexto los pobres rurales son los más afectados e instó a actuar con rapidez para ampliar las acciones frente al cambio climático.

La oficina subregional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó un nuevo proyecto de cooperación técnica para acabar con la pesca ilegal.

En su intervención en el encuentro de alto nivel que sobre el tema sesiona aquí, el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, Tito Díaz, aseguró que la pesca ilegal amenaza la seguridad alimentaria, sostenibilidad, conservación de los recursos pesqueros y el bienestar económico de dos millones de personas.

Precisó que el proyecto beneficiará a 11 países de la región, en tanto fortalecerá sus mecanismos de control, las instituciones del sector, los procedimientos de vigilancia, monitoreo y control de la pesca, además de contribuir al mejoramiento de la gestión sostenible de los recursos pesqueros.

"Luchar contra la pesca ilegal permite conservar los ecosistemas marinos a través de una adecuada gobernanza, y garantizar que las generaciones futuras puedan contar con los productos marinos para su seguridad alimentaria", afirmó la administradora de la Autoridad de Recursos Acuáticos y Pesqueros de Panamá, Zuleika Pinzón.

Según la FAO, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es la responsable de la sustracción de 26 millones de toneladas de productos al año, lo que equivale a cerca del 15 por ciento de la producción mundial registrada.

Esta actividad ilícita también puede generar efectos sociales negativos como el incremento de la pobreza, ya que la disminución del volumen de la biomasa en las zonas pesqueras generaría afectaciones a más de dos millones de personas que dependen directamente de ese trabajo como medio de vida, precisó el organismo internacional.

Datos oficiales estiman que la pesca furtiva puede superar, en algunos países, hasta el 100 por ciento del volumen legalmente permitido de captura para una jornada.