Roma, 21 nov (RHC) La FAO y el Vaticano coincidieron este 21 de noviembre en la importancia de multiplicar esfuerzos en el planeta para combatir la pesca ilegal y poner fin a la violación de los derechos de los trabajadores de ese sector.

La celebración por del Día Mundial de la Pesca realizada en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en esta capital devino acto de denuncia de prácticas inhumanas contra los pescadores.

José Graziano Da Silva, director general del organismo internacional, dijo que si bien la pesca es una importante fuente de alimentos y de ingresos para millones de personas es también una industria que victimiza a los más vulnerables.

Denunció que el abuso e irrespeto a los derechos más elementales de los trabajadores de este sector tanto en países desarrollados como en desarrollo incluye 'casos de abusos laborales, trabajo forzoso, tráfico de personas, trabajo infantil y esclavitud'.

Debemos garantizar -exhortó- que los alimentos marinos sean producidos de forma ambientalmente sostenible y contribuyan, además, al bienestar socioeconómico de quienes los capturan y procesan.

Por su parte el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, instó a prestar ayuda a los pescadores explotados para facilitar su reintegración a formas de trabajo realmente humanas.

Llamó igualmente a velar por el cumplimiento de las normas internacionales para la pesca actualmente en vigor y luchar contra el tráfico y el contrabando e imponer el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos en toda la cadena productiva de este sector.

La FAO y el Vaticano valoraron de positivos los avances para desarrollar mecanismos eficaces como el Convenio 188 de la Organización Internacional del Trabajo, a fin de brindar a los trabajadores de la pesca condiciones seguras, atención sanitaria, contrato laboral y seguridad social.